Como bien es sabido, el Fondo de Desarrollo de Canarias (FDCAN) tuvo su origen en el año 2016 en las partidas que anualmente devolvía Canarias a Madriden concepto de indemnización por la extinción del antiguo Impuesto General sobre el Tráfico de Empresas (IGTE) para que se queden en las islas.
En cuanto al objetivo de dichos fondos, también conviene recordar que están destinados a la realización de acciones que contribuyan a la cohesión económica social y territorial, así como al desarrollo económico de Canarias y a la creación de empleo en las islas.
Sobre dichos fondos el Gobierno de Canarias tiene potestad normativa para fijar, en conjunción con el resto de administraciones locales insulares, las pertinentes líneas estratégicas y demás condicionantes de los fondos, aspecto en el que me remito a la normativa vigente.
Lo que no es de recibo, ni comprensible, es que en un territorio fragmentado, con sus propias singularidades e idiosincrasia, se vaya a actuar de forma más centralista que el propio Gobierno Estatal en la gestión de los mismos por parte del Gobierno de Canarias.
Desde el punto de vista político estratégico es razonable y lógico que en la situación actual de crisis se proceda a reelaborar o rediseñar los ejes de los fondos en base a los retos que la pandemia Covid-19 y las necesidades de la ciudadanía nos demandan. Si ello se hace con cabeza y no supone una pérdida de tiempo ni se desecha trabajo en proyectos en fase avanzada, estaremos allí para apoyarlo.
Pero lo que no tiene sentido es que se decida desde Santa Cruz o Las Palmas qué es lo que necesita, en concreto, La Graciosa, Fuencaliente o el propio Cabildo de Lanzarote en materia de movilidad, por poner algunos ejemplos.
Nosotros defendemos que se mantenga un equilibro como el existente en la asignación de los fondos. Los Cabildos y los Ayuntamientos disponen de una mejor comprensión de las necesidades locales y ello permite un mayor impacto en el cumplimiento de los objetivos propuestos.
Lo que no tiene justificación alguna, bajo ningún concepto, es que se nos expropien unos fondos con una hoja de ruta ya marcada, en base a inversiones clave en cada territorio, con la única finalidad de cuadrar las cuentas de la Administración Autonómica Canaria.
El Gobierno de Canarias debe centrarse en ejercer sus competencias, que no son pocas. Plantear temas de alcance como el cambio del modelo turístico, mejorar las cifras de asistencia a la dependencia o la tan demandada reindustrialización de las Islas y el tan exigido desde Europa, nuevo modelo de sostenibilidad por el “Green New Deal”, entre otras muchas.
Y por supuesto, dejar al resto hacer su trabajo y no quitarle las pocas herramientas que tiene a disposición para atender las demandas de la ciudadanía.
Jacobo Medina, secretario insular del PP y vicepresidente del Cabildo de Lanzarote
Lo de la Iglesia, eso sí que es un Kiosco. Muy bien montado, por cierto.
Corría el año 1996 cuando, no contentos con la Ley Hipotecaria de 1946 porque Franco no les dejó apuntarse los lugares de culto y templos, Aznar la reformó para concederles este negocio.
A partir de entonces sumaron, a lo ya expoliado, todo lo demás.
Fíjate tú si es o no es que, según el Gobierno central, desde 1996 hasta 2015 se apuntaron a su nombre unos 34.961 bienes que ahora los particulares y las administraciones pueden reclamar si lo consideran.
Pero las asociaciones que vienen denunciando este robo consideran que es el gobierno el que debe decretar la nulidad de esos privilegios, poner el contador a cero y que los propietarios, sean particulares o públicos, presenten la certificación de sus propiedades.
Desde 1946, los obispos se han apropiado del 85 por ciento del patrimonio del Estado y reciben muchísimo dinero por ello. Pero no solo lugares de culto, también fincas, patios, costas, casas, garajes, teleclubs, plazas y kioscos.
El kiosco de la iglesia de Puerto Cabras sin ir más lejos.
Este lugar entrañable y referencia de la capital majorera, situado en la plaza del centro de la ciudad, fue apuntado a nombre de la Diócesis el 10 octubre de 1985, después de que su antiguo dueño decidiera sentar unos bloques para protegerlo mejor de algunos robos e intimidaciones y violencias de la Legión.
A partir de ahí, la Iglesia se hace con el alquiler del kiosco que, desde hace tiempo, estaba en unos 1411 euros mensuales.
Cuando llegó el momento de adaptarlo a las normas COVID, la Iglesia decidió rescindir el contrato a su actual gestor. Fue entonces cuando a algunos se nos pasó por la cabeza que, a lo mejor, esa plaza no era de la Iglesia.
Efectivamente, la plaza es otra de las inmatriculaciones referidas.
Pejines y tollos cortados finos quemaditos con alcohol, botellines, cortaditos con leche evaporada, bocadillos de mortadela, generaciones leyendo la prensa diaria, una conversación con la crema de la crema majorera, parrandas a la dulce, fresca e inolvidable sombra de un laurel de indias, un aire cálido igual que sus gentes, todo eso se lo han cargado los gestores de su religión y de semejante patrimonio.
Ahora hay que recuperarlo, pero no solo el kiosco, también la plaza. No me imagino una plaza sin pueblo. Y es el Ayuntamiento de Puerto Cabras el que debe exigir judicialmente la nulidad de aquella apropiación amparada en el artículo 206 de una ley preconstitucional que equiparaba a los obispos con fedatarios públicos.
Si el Ayuntamiento no cumple con su obligación, que es velar por el patrimonio ciudadano, habrá que personarse como particulares.
La Asociación Cultural, Recreativa y gastronómica Amigos del Kiosco intervendrá en el próximo pleno municipal majorero para exigir la restitución de la plaza al dominio público, ya que entiende que debe ser el consistorio el que determine sus usos y no el obispo.
Plazas, calles, alumbrado, limpieza, son de competencia municipal.
El alcantarillado y las cloacas, también.
Francisco Déniz Ramírez, diputado regional de Sí Podemos Canarias
En el Congreso de los Diputados acabamos de tomar en consideración la Ley Zerolo, una norma que pretende erradicar la discriminación y avanzar hacia una igualdad real. La Ley Zerolo, o Ley para la Igualdad de Trato y No Discriminación, pretende consolidar legislativamente la igualdad y establecer nuevas garantías para su disfrute en nuestro país.
Esta iniciativa recoge el legado del recordado Pedro Zerolo, un socialista comprometido y destacado activista LGTBI quien siempre proclamó que “discriminar no debe salir gratis”. Tristemente fallecido de cáncer en 2015, Pedro Zerolo combatió hasta sus últimos días de vida la ausencia de una ley de igualdad de trato, de oportunidades y no discriminación.
La proposición legislativa presentada por el PSOE persigue un doble objetivo. De un parte, prevenir y erradicar cualquier forma de discriminación, y, de otra, proteger a las víctimas, intentando combinar el enfoque preventivo con el reparador. Prevé medidas destinadas a prevenir, eliminar y corregir toda forma de discriminación, directa o indirecta, tanto en el sector público como en el privado.
Por lo tanto, cuando esta ley culmine su trámite parlamentario y entre en vigor, en nuestro país nadie podrá ser discriminado por razón de nacimiento, origen racial o étnico, sexo, religión, convicción u opinión, edad, discapacidad, orientación sexual, expresión de género, enfermedad, situación socioeconómica o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
En nuestra propuesta, las infracciones en materia de igualdad de trato y no discriminación se califican como leves, graves o muy graves. Sin embargo, no proponemos una ley penal, sino la tutela y reparación de las víctimas de todo tipo de discriminación mediante el establecimiento de sanciones administrativas en el trabajo, la educación, la sanidad o el acceso a la vivienda.
La Ley Zerolo persigue crear un instrumento contra la discriminación que pueda sufrir cualquier persona y que aborde todos los ámbitos desde los que esta se pueda producir: la vida política, económica, social y/o cultural. Con esta ley honramos la memoria de un compañero inolvidable porque nos acerca a una España más inclusiva y más justa, como era su deseo.
Ariagona González, diputada nacional del PSOE y consejera de Industria y Energía del Cabildo de Lanzarote.
La Covid-19 nos ha tocado y sigue tocando de una manera muy directa y muy dura a nuestra isla. Desde que comenzó esta pandemia han fallecido en Lanzarote 29 personas, cuatro de ellas en las últimas 48 horas. Mientras tanto, 17 personas continúan ingresadas en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital José Molina Orosa, librando una batalla cuerpo a cuerpo con el virus, luchando por su vida. Metros más allá, 47 personas más permanecen hospitalizadas en planta.
A ellas hay que sumar los tres pacientes críticos que han sido trasladados esta semana a Gran Canaria. Imposible cuadrar cifras de esta tercera ola cuando los números bailan de ahora para después, como las mismas cifras de contagios que, aunque se han rebajado mucho ahí siguen, sumando casos todos los días como si de una película de ciencia ficción o terror se tratase.
Pero no. Es la triste y dura realidad. La del dolor de las familias, la del miedo de los enfermos y la de la extenuación del personal sanitario. Es lo que nos está tocando vivir a todos, porque también es ésta, tu historia, la de tu responsabilidad personal en el día a día.
Y sí. Tanto tú como yo también somos protagonistas en esta pandemia. Tenemos a la vista fechas de Carnavales. En cualquier otro momento eso implicaría fiestas y disfrutes, pero este año, sencillamente, no toca. Este año es el turno de la responsabilidad personal y del sentido común, de que nos pongamos en la piel otro. Es turno de la solidaridad con aquellos para los que día que pasa, es un día ganado a la enfermedad o un día en el que de nuevo tienen que enfundarse un uniforme.
Y sí. Es verdad que se nos está haciendo largo, que todos queremos salir, juntarnos con nuestra familia o irnos de fiesta con nuestros amigos. Queremos volver a una normalidad que ahora mismo es inexistente pero que tarde o temprano llegará. Aunque eso sí, el cuándo depende de ti y de mí.
No se nos pide mucho para lo que está en juego: uso correcto de la mascarilla homologada, que mantengamos una distancia mínima de seguridad, que nos lavemos las manos y que ante cualquier síntoma lo comuniquemos y hagamos aislamiento preventivo.
Saldremos de esta, claro que sí, pero no hay mejor manera que hacerlo todos juntos.
En estos carnavales no te equivoques de máscara y no acudas a fiestas o encuentros ilegales. No bajes la guardia porque será la única manera de que podamos vernos el próximo año en la calle con nuestro mejor disfraz. Cuento contigo.
Dámaso Viera Rata, coordinador de Nuevas Generaciones de Lanzarote.
Hace unos meses escribí una reflexión sobre la migración y el rumbo que estaba tomando el discurso político, mediático y social sobre el fenómeno migratorio en el Archipiélago durante el último año.
Elegí como título ‘Rehumanicemos nuestra mirada’, porque ya entonces empezaban a germinar ciertas manifestaciones y conductas xenófobas, tanto por parte de la ciudadanía como de algunos representantes públicos, agravando aún más el clima de crispación.
He querido retomar esta idea y volver a hacer hincapié en la importancia de la mirada y la forma en la que analizamos y juzgamos la situación de cientos de personas que arriesgan su vida en el mar, esperanzados por encontrar un futuro mejor al otro lado de la orilla.
El pasado domingo, Salvados dedicaba su programa al racismo, y Gonzo les preguntaba a los deportistas Iñaki Williams y Sitapha Savané sobre qué debía cambiar en la mirada de un blanco para ir terminando con el problema del racismo. Sin titubeos, Savané destacó que “está bien no ser racista, pero hay que ser antirracista”.
No puedo estar más de acuerdo con el deportista, porque no solo basta con rechazar el racismo, sino también hay que combatirlo, y no podemos ponernos de perfil y mostrarnos impasibles ante situaciones como las que, lamentablemente, hemos tenido que presenciar en las Islas en contra de la población migrante.
Desde que soy padre, siempre he intentado inculcarle a mi hija la importancia de viajar, de conocer otras culturas, otras costumbres y tradiciones; en definitiva, otras realidades e historias diferentes a la suya, porque solo así será capaz de ver el mundo con otros ojos y ser más tolerante.
El mes pasado tuve la oportunidad de conocer, a través de la obra teatral canaria Moria, la experiencia de dos mujeres que residen temporalmente en este campamento de refugiados en la isla de Lesbos.
La trama cuenta la historia de dos refugiadas, una originaria de Afganistán, que abandonó su país tras sobrevivir a cuatro bombardeos y atentados; y otra que dejó atrás su Bagdad natal, junto a sus tres hijos, tras la desaparición de su marido.
Ambos relatos me sobrecogieron, no solo por la especial sensibilidad con la que están contados, sino porque también me acercaron e hicieron reflexionar sobre una realidad muy dura y muy diferente a la vida, más o menos acomodada, que tenemos en muchos países de occidente.
En una parte de la obra, mientras las mujeres conversan entre ellas, una le dice a la otra: ¿Por qué nos hacen esto? ¿Por qué nos tratan así? La otra le responde: Porque ellos no entienden que estamos huyendo de la muerte. Esta escena aún me retumba en la cabeza.
Creo que es indispensable que todos nos aproximemos, conozcamos y nos informemos sobre los verdaderos motivos por los que estas personas han decidido dejar todo atrás. Al fin y al cabo, solo están tratando de cambiar la dura realidad que el destino les asignó.
Como responsable público, y como senador del PSOE, me gustaría recoger el guante que nos lanzaron esta semana las organizaciones del tercer sector que participaron en la ponencia sobre migración que se celebró en la Cámara Alta, en la que instaban a la clase política a no contribuir y frenar todos aquellos mensajes que alienten el odio, el racismo o la xenofobia.
El PSOE siempre será garante de la defensa de los derechos humanos, de la igualdad y la convivencia intercultural. Por ello, seguiremos trabajando para mejorar la gestión y los sistemas de acogida en las Islas, a la vez que luchamos por que Europa reconozca la necesidad de contar con un Pacto de Asilo y Migraciones que no cargue en las regiones fronteras como Canarias toda la presión migratoria.
Ramón Morales, senador del PSOE por la isla de Gran Canaria
El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y de la Niña en Ciencia, cuya propuesta fue realizada por la ONU en el año 2015, en el que se reconoce que el acceso y la participación plena y en condiciones de igualdad en la ciencia, la tecnología y la innovación para las mujeres y las niñas son imprescindibles para lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mismas además de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Si ya las mujeres científicas partían de una situación de desventaja antes de la pandemia como consecuencia de los recortes practicados por el gobierno de Mariano Rajoy tanto en educación como en investigación, lo que supuso que los presupuestos en esos ámbitos descendieran casi en 9.000 millones de euros y el despido de casi 30000 docentes de la escuela pública, ahora con esta emergencia sanitaria se han visto más invisible.
Ellas han tenido que compaginar el teletrabajo con el cuidado de sus hijas e hijos, de sus mayores y de las tareas del hogar. Esto puede suponer que la brecha de género en la ciencia se siga ampliándose.
A lo largo de la historia se ha constatado que nunca ha sido fácil la relación de las mujeres con la ciencia y tecnología.
Aunque se han eliminado barreras, todavía el camino por recorrer para alcanzar la igualdad real es larga. Solo se consigue vivir en igualdad cuando se educa en igualdad, y por eso una de las señas de identidad del PSOE es la igualdad entre hombres y mujeres.
Las mujeres son mayoría entre el alumnado universitario y, sin embargo, existen determinadas áreas de conocimientos como la ingeniería, la física, matemáticas o la tecnología que son las menos demandadas por las mujeres, al mismo tiempo que determinados informes indican que la presencia de la mujer en el ámbito científico disminuye al subir en la escala profesional.
Existen muchos factores que explicarían esa desafección de las estudiantes al mundo científico. Algunas de ellas son los estereotipos de género y la falta de referentes femeninos que hagan que las niñas tengan modelos en los que mirarse. Todavía a día de hoy, en los libros de textos de ciencias, la referencia a mujeres científicas es mínima.
Contribuyen también a ello, por una parte, los medios de comunicación, puesto que si analizamos noticias e imágenes relacionadas con el mundo científico, vemos que la mayoría son relativas a los hombres. Y por otra parte, desde la familia cuando se apoyan determinados estereotipos al comentar, por ejemplo, que los niños son mejores en ciencias o en matemáticas.
Todas estas causas tienen reflejo en los informes PISA, de tal forma que las chicas tienen mejor rendimiento en lectura y los chicos en matemáticas y ciencias.
Papel fundamental juega los centros educativos para promover una mayor participación de las mujeres en la ciencia, otorgando mayor protagonismo a las docentes para que sirvan de referente y así despertar las vocaciones científicas.
Si las mujeres abandonan dichas áreas, la consecuencia más inmediata es que aumentará la brecha salarial y aparecerá también una brecha social afectando en su conjunto al rendimiento económico de Canarias.
Por eso el esfuerzo del PSOE y del resto de partidos e instituciones es de impulsar todas las medidas para conseguir los objetivos trazados por la ONU para reducir la brecha de género en el ámbito científico.
Pedro Viera, diputado del Grupo Parlamentario Socialista
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha visto obligada a pedir a las personas en menor riesgo de contagio por COVID-19 que esperen su turno para vacunarse. La petición de la OMS se produjo después de conocerse casos de dirigentes políticos en varios países que se han vacunado saltándose el protocolo. España entre ellos. Es terrible tener que decirle a un servidor público con menor riesgo de contraer el coronavirus que haga el favor de esperar su turno para vacunarse. Es intolerable tener que recordarle que el personal sanitario y asistencial ha estado y está en primera línea de la pandemia, sobreexpuesto, y que necesita las vacunas ahora.
Alcaldes, concejales, consejeros autonómicos, obispos, fiscales, generales, amiguetes… Ninguno de estos colectivos forma parte de los grupos prioritarios para recibir la vacuna de la COVID-19 establecido por el Ministerio de Sanidad. La razón es que ninguno de aquellos son residentes y personal sanitario y socio-sanitario que trabaja en residencias de personas mayores y de atención a grandes dependientes. Tampoco son personas de muy avanzada edad, ni personal prioritario en el ámbito sanitario y socio-sanitario, ni otro personal sanitario o socio-sanitario, ni personas consideradas como grandes dependientes. Así que ninguno puede vacunarse antes de tiempo.
La Unión Europea ha firmado varios contratos de adquisición de vacunas y sigue firmando otros nuevos, lo que garantiza el reparto de las dosis entre los países miembros de forma proporcional a sus poblaciones con el objetivo de llegar, en primer lugar, a la inmunidad y, después, al 100% de la ciudadanía europea. Personalmente, no tengo ninguna duda de que alcanzaremos a esas metas en el transcurso de este año; sin embargo, hay quienes no respetan el turno y se cuelan a escondidas aun sabiendo que habrá vacunas para todos.
Existe un protocolo y un listado con el orden de las personas a vacunar, por lo que, en una situación como esta, todo servidor público debe conducirse con total ejemplaridad. Anteponer el interés personal al colectivo, el yo frente a nosotros, equivale a defraudar la confianza de los administrados en un episodio de extrema gravedad. Y si alcaldes, concejales, consejeros autonómicos, obispos, fiscales, generales, amiguetes o asimilados se saltan el orden establecido para recibir la vacuna cuando no les corresponde, pasando por delante de los grupos de riesgo y los trabajadores que se fajan en vanguardia, simplemente están ejerciendo un privilegio que nadie les ha concedido y se están alistando al oscuro y variopinto submundo de las corruptelas.
No hay ninguna justificación para colarse, pero, cuando se da el caso, no estamos ante una variante tolerable de la picaresca, por lo que la receta que debe serles aplicada a quienes se cuelan es sencilla. Si hay que decirle a un cargo público que se ponga en la cola, o directamente se cuela, no debería hacer falta ni la petición de cese, sino que lo normal debería ser la dimisión inmediata a petición propia. La consecuencia es que debe renunciar a sus cargos de inmediato, porque este tipo de personas sobran en la vida pública.
Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa.
Son malos tiempos para nuestra gente en Fuerteventura, con una crisis sanitaria sin precedentes que nos quita libertades, hunde el sustento de las familias y nos empuja al límite de nuestras fuerzas. Ante ese contexto me causa vergüenza ajena tener que recordar a algunos, actores de la vida política insular, que tenemos un problema muy claro y sencillo de entender, que está haciendo sufrir a las personas que confiaron en nosotros para liderar su presente y su futuro desde la gestión pública.
Debo señalar a modo de contexto que Fuerteventura fue la referencia indiscutible para la izquierda y para el progreso en Canarias, siendo la pica en Flandes en los pactos de progreso. En nuestro Cabildo Insular y haciendo lo propio en la Capital de la isla. Desde Nueva Canarias hemos sido determinantes para propiciar los gobiernos del cambio.
Y ahora en febrero de 2021, en el ecuador de la legislatura, los vecinos de Puerto del Rosario, me han preguntado por mi opinión sobre lo que ha pasado y está pasando en nuestra isla en términos de inestabilidad e incertidumbre política. Comparto su preocupación. Lo repito alto y claro, tenemos problemas de verdad que necesitan soluciones de verdad. No hay tiempo para inventar problemas que no interesan a nadie, no es momento ni lugar para conspiraciones políticas, ni es ahora el instante para hacer relucir egos personales.
Tenemos que mostrar que sabemos qué sucede y qué hacer al respecto, siguiendo incluso ejemplos como el que nos da el Gobierno de Canarias recientemente. Aún con el presupuesto cerrado y los ingresos previstos, se han aplazado tributos y se plantean apoyos y estímulos para los sectores afectados. Dicho de otra forma, el propio Gobierno está dando aire aplazando los impuestos, para que sea el Gobierno quien negocie con los bancos y no las personas. Eso es lo que todas las personas piden, que les demos aire y ayudemos a quienes no pueden más.
Desde Puerto del Rosario, donde tengo la responsabilidad de representar a los vecinos y vecinas, hacemos todo lo que está en nuestra mano para honrar ese compromiso. Hemos trabajado en opciones alternativas para que la cultura y el ocio sigan teniendo presencia en el municipio, conocedores de las empresas que viven de tal actividad; hemos acercado a los pueblos la administración para que no se sientan desesperanzados en estos tiempos tan complicados; hemos articulado políticas activas de empleo desarrollando hasta nueve proyectos y programas de empleo y hemos fomentado mediante subvenciones la contratación de trabajadores por parte de profesionales, microempresas y pymes para paliar la merma económica que supone esta crisis sanitaria.
Espero que sirva como respuesta de qué opino y quede claro que tomamos estas acciones, y más, pensando siempre en los vecinos y sabiendo que para poder seguir haciendo ese importante trabajo necesitamos sensatez, honradez y estabilidad, recordando que representamos al progreso en Canarias.
David Perdomo, teniente-alcalde y concejal de Festejos, Desarrollo Local, Pueblos y Barrios y Participación Ciudadana de Puerto del Rosario, en Fuerteventura
En Canarias estamos viviendo una situación especialmente extraordinaria; la llegada de numerosos migrantes a nuestras costas, que no nos es ajena porque ya la hemos vivido en otras ocasiones y, como sociedad, supimos resolverla. Y otra, con la que aún estamos lidiando, la pandemia y sus efectos. La suma de ambas está, sin duda, poniéndonos a prueba como sociedad y como humanidad.
En Cruz Roja, por nuestro compromiso humanitario con todas las personas, estamos a disposición de toda la sociedad en todo momento; durante una pandemia, un incendio, una situación de desamparo o desempleo, o cuando cualquier persona necesita ayuda, protección o cuidado.
Además, cuando las situaciones de máxima vulnerabilidad lo requieran, como es en el ámbito de la migración, debemos ser capaces de colaborar con las autoridades públicas de cada momento y con el resto de la sociedad, para juntos reestablecer las condiciones de vida de las personas que lo necesiten en el curso de su itinerario, brindándoles asistencia y protección, defendiendo sus derechos y su dignidad, mejorando su capacidad de buscar oportunidades y soluciones sostenibles, y promoviendo su inserción social e interacción con las comunidades de acogida. No sólo en España, sino en los 192 países en los que Cruz Roja está presente.
Es indiscutible que hay un amplio margen para un debate de principios sobre la migración, pero no puede haber ninguna duda sobre el principio fundamental de humanidad. Independientemente de su estatus legal, todos los migrantes y personas desplazadas son seres humanos y como organización y sociedad debemos asegurarnos de que los Estados salvaguarden su seguridad, dignidad y bienestar y garanticen el acceso sin trabas a los servicios esenciales que les permita continuar con sus vidas.
Por todo ello llevamos meses siendo objeto de críticas, acusaciones falsas e incluso acoso y amenazas por parte de algunos movimientos en redes sociales, algunos medios, algunos responsables públicos y ciertos líderes sociales que se han traducido en insultos y amenazas a; las personas inmigrantes, los hoteleros que facilitan la acogida, voluntarias, voluntarios y personal de Cruz Roja, informaciones falsas de situaciones que nunca se han llegado a producir, y manipulación de la información creando alarmas sociales injustificadas.
Evidentemente, durante nuestras actuaciones podemos cometer errores, y Cruz Roja tiene todos los cauces y canales para corregirlos y tomar las medidas que sean necesarias, y así lo hemos hecho en todas las ocasiones que correspondía hacerlo, pero cualquier insinuación o declaración sobre que Cruz Roja discrimina al resto de la población es totalmente incierta.
Durante el año 2020, bajo la amenaza todavía persistente de la COVID-19, Cruz Roja ha ayudado, protegido y cuidado a más de 5,000.0000 de personas gracias a la solidaridad de más de 250.000 personas voluntarias en todos los rincones del Estado. Sólo aquí en Canarias, hemos logrado llegar a 250.000 personas a través de más de 16.000 personas voluntarias que dedican su vida a sus vecinos y vecinas.
Estas personas voluntarias son las que siempre están en primera línea cuando nos acechan los incendios forestales, las que, desde el primer minuto de la pandemia, y sin descanso, han facilitado alimentos y medicamentos a las personas confinadas y un lugar donde poder protegerse a las que no lo tenían. Las personas que han realizado recogidas y traslados de personal sanitario y personas afectadas, las que han proporcionado conexiones y dispositivos para que niños y niñas en riesgo de exclusión pudieran seguir teniendo acceso a su educación, o las que continúan ayudando a encontrar empleo a quienes lo están perdiendo.
Estas personas voluntarias son las mismas personas a las que hoy se está increpando y acosando por ayudar a otras sin importarles quienes son o de donde vienen. Atacar a los voluntarios y voluntarias de Cruz Roja es atacar a nuestra propia comunidad, a nuestra propia sociedad y debilitarla.
Vivimos momentos de polarización ideológica en los que mostrar empatía con las personas en situaciones de injusticia, pobreza o desigualdad o cualquier otra expresión de vulnerabilidad, es más necesaria que nunca. Como también lo es la necesidad de exigir veracidad y rigor en toda información que se cree y comparta en entornos públicos y privados.
Cruz Roja no tiene la capacidad ni las competencias para resolver las causas que generan los flujos migratorios, pero cumple su misión cuando auxilia a toda persona que sufre situaciones de extrema necesidad evitando, desde la neutralidad e imparcialidad de quienes sólo seguimos los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, situaciones de exclusión social, xenofobia o violencia que rompan la convivencia en nuestras comunidades y sociedad.
Lo que sí tenemos todas las personas es la responsabilidad y oportunidad de resolver estas situaciones. Porque, finalmente, lo que nos hace humanos es nuestra voluntad de ayuda mutua frente a las adversidades. Lo que nos ha hecho progresar, a lo largo de la historia, ha sido el deseo de construir comunidades de valores e intereses, cada vez más amplias, más abiertas y más inclusivas. Porque ser humanos nos hace ser mejores.
En junio el año pasado, la Unión Europea (UE) reaccionó por fin ante la pandemia. La ciudadanía estuvo al pairo nada menos que durante tres meses, y muchos llegaron a creer que el naufragio era inevitable. En efecto, la descoordinación y la ausencia de una respuesta conjunta protagonizaron la primera fase de la gestión europea del coronavirus, sembrando de incertidumbre y desesperanza todos los rincones de la Unión.
La desigualdad acechaba, porque, al principio, se había impuesto la descoordinación y el caos, quizá fruto del miedo ante lo desconocido. ¿Te acuerdas? La adquisición de mascarillas, geles hidroalcohólicos de desinfección de manos y guantes se habían convertido en una cara aventura y llegaron los precios desorbitados y las requisas. Pura especulación.
Afortunadamente, las autoridades de la Unión aprendieron de sus errores y pasaron a la acción. Pero, no fue hasta junio cuando se propuso un sistema de licitación conjunta para evitar la competencia entre los estados miembros en la compra de la vacuna contra la COVID-19, evitando así que los estados con mayor capacidad de compra pudieran copar la oferta. “Debemos actuar de manera rápida e invertir por adelantado para asegurar que las vacunas son producidas en suficiente cantidad”, dijo entonces la comisaria de Salud.
Se acordó la adquisición centralizada de la vacuna y un reparto proporcional a la población y a las necesidades de los distintos estados miembros. No obstante, Bruselas dejó sentado que la vacuna también debía estar a disposición de terceros países. El 27 diciembre era administrada la primera vacuna en España en una residencia de Guadalajara. Araceli, de 96 años, fue la primera vacunada, a la que siguió Mónica, una sanitaria del mismo centro.
Asimismo, la respuesta económica ha sido contundente. El Consejo Europeo acordó en julio un fondo de recuperación por valor de los 750.000 millones que contribuirá a reparar los daños económicos y sociales inmediatos causados por la pandemia. Todos esperamos que la Europa posterior a la COVID-19 sea más ecológica, más digital, más resiliente y mejor adaptada a los retos actuales y futuros.
Por lo tanto, está fuera de discusión que una UE fuerte y cohesionada sólo genera ventajas, no sólo para la ciudanía europea, sino para el conjunto de la humanidad, dado el riquísimo poso cultural y democrático que alienta a las instituciones europeas. Actuando juntos y de forma coordinada, los países de la Unión sirven mejor las demandas de sus poblaciones y ofrecen seguridad y confianza.
Ahora bien, lo expuesto es perfectamente compatible con la descentralización, la corresponsabilidad y la cogobernanza. Ejemplo de ello es el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, el órgano de cooperación de los servicios de salud de las comunidades autónomas entre sí y con la administración del Estado, que ha dado sobradas muestras de su necesidad y valía en estos últimos meses tan dramáticos, evidenciando que unidos somos más fuertes.
Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa
A todos nos produce una enorme tristeza comprobar el cierre de numerosos establecimientos en nuestra ciudad. Comercios, algunos con décadas de trabajo, que no pueden hacer frente a las consecuencias económicas que genera la pandemia. Es el momento de que las instituciones públicas den un paso más hacia delante y estén más cerca que nunca de esas familias, vecinos y vecinas y pequeñas empresas a las que hay que tender la mano para que entre todos podamos dar la vuelta a la situación.
Desde el Ayuntamiento de Arrecife queremos sumar nuestro granito de arena. Como concejala de Hacienda, me congratula que en estos últimos meses hayamos logrado reducir el periodo medio de pago, para que nuestros proveedores puedan cobrar sus servicios prestados lo antes posible. En este contexto, ellos no pueden esperar y desde el consistorio es fundamental agilizar los trámites para que estas entidades puedan disponer de las cuantías en el menor tiempo posible y cumplir así nuestro compromiso social con los ciudadanos.
El Gobierno de Canarias también ha anunciado una partida de 408 millones a los sectores más afectados por la pandemia. Se dividirá en ayudas directas y aplazamientos fiscales que permitan a estos autónomos, pequeñas y medianas posponer algunos de sus gastos habituales durante estos meses difíciles.
El Cabildo Insular, dirigido por María Dolores Corujo, anunció esta semana una línea de ayudas a pymes y autónomos valorada como poco en seis millones de euros. Además, contará con la colaboración de la Cámara de Comercio para agilizar los trámites y que las ayudas estén disponibles en el menor tiempo posible. Desde grandes a pequeñas empresas o autónomos, nadie debe quedarse atrás.
La coordinación de las diferentes instituciones, algo que no ocurría hasta el año 2019, es más eficaz y repercute en las necesidades de nuestros vecinos y vecinas. Todavía queda mucho por hacer para recuperar todo el tiempo que la pandemia nos ha quitado. Eso sí, poniendo por delante las necesidades de nuestros vecin@s y empresarios porque ellos son el verdadero motor de la ciudad.
Cristina Duque Ramírez, concejala de Economía y Hacienda por el PSOE en el Ayuntamiento de Arrecife
Las pasadas fiestas de Navidad y el inicio de este 2021 han dejado a Lanzarote en uno de los peores escenarios sanitarios que habríamos imaginado. El Hospital General Dr. José Molina Orosa comienza a habilitar otras plantas y camas UCI para el goteo incesante de enfermos de Covid. Casi un mes después de las celebraciones mencionadas anteriormente, la isla cuenta con casi un millar de casos activos.
Lanzarote atraviesa la peor ola de Covid desde que se iniciara la pandemia. Tanto los trabajadores municipales como nuestros vecinos y vecinas están sufriendo las consecuencias. Negocios con futuros inciertos y un ambiente de preocupación invaden todos los rincones de la capital. Sin embargo, pese a todo ello, estoy completamente seguro de que superaremos esta situación y juntos saldremos adelante
Como ya demostramos en otras ocasiones, en los peores momentos, debemos unir todas nuestras fuerzas, actuar con responsabilidad y solidaridad para revertir cuanto antes esta situación. Porque no hay lazo más fuerte ni más sólido que un pueblo unido por una causa común. Nuestros actos tendrán una repercusión sobre las personas que estén a nuestro lado. Si nosotros nos cuidamos, lo estaremos haciendo con nuestros familiares, amigos y vecinos.
En un momento como este, tan preocupante, quiero mandar un mensaje de ánimo a todos los trabajadores municipales para que no dejemos de trabajar con ese espíritu por mejorar la vida de nuestros ciudadanos tomando todas las precauciones necesarias. Pronto podremos regresar a nuestra actividad cotidiana en el Consistorio.
A los vecinos y vecinas que residen en cada uno de los barrios de la ciudad les pido que se cuiden a ellos mismos y a las personas de sus alrededores. Ahora más que nunca necesitamos la fortaleza y solidaridad que caracterizan a todos nuestros barrios. Desde las instituciones públicas debemos ofrecer más mecanismos que permitan paliar los efectos económicos y sociales de esta crisis sanitaria, y lo vamos a hacer. Estemos unidos, porque juntos saldremos adelante.
José Alfredo Mendoza, primer teniente alcalde y portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Arrecife
La anunciada tercera ola de la COVID-19 ya campa entre nosotros y reclama un nuevo esfuerzo a la ciudadanía. No será el último, puesto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva años advirtiendo de la llegada de pandemias como la actual, cuya presencia no sería más que una consecuencia lógica de los graves sucesos ambientales y ecológicos que se han desarrollado en el planeta en los últimos tiempos. Al final, estamos verificando que el tráfico de animales salvajes, la deforestación o las industrias de combustibles fósiles vulneran la salud de la población humana y empeoran la crisis sanitaria y ambiental.
La combinación de la crisis de biodiversidad, el cambio climático y la presencia de eventuales pandemias —como la que ahora asola a la humanidad— nos exige que apartemos momentáneamente de nuestras vidas aquello que no es esencial. Todo indica que el futuro es cada vez más incierto y que tenemos que estar preparados para sucesivas crisis. Resiliencia, se llama. Así que para prevenir y afrontar adecuadamente posibles pandemias futuras, tenemos que luchar hoy contra el cambio climático y contra la pérdida de biodiversidad. Estas dos tareas son esenciales y requieren de nuestro esfuerzo continuado.
Durante las próximas semanas nos corresponde cuidarnos y cuidar, protegernos y proteger observando escrupulosamente las normas sanitarias, hasta tanto se extiende el proceso de vacunación. Pero, al mismo tiempo, todos debemos ir empujando a nuestro país para acelerar la transición ecológica de la economía, evitando así las graves consecuencias para la salud pública y la sostenibilidad ambiental que se derivan de las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que alimentan el calentamiento global y el cambio climático.
El empuje colectivo también debe ir encaminado a revertir la pérdida de biodiversidad terrestre y marina, y disminuir el consumo de recursos no renovables, para mantener y restaurar la riqueza de nuestros ecosistemas. Todos debemos estar comprometidos a incorporar a nuestro día a día los principios rectores de la sostenibilidad, como son la consideración de los límites planetarios como condición del progreso económico, y los principios de precaución y de no regresión en la preservación de nuestro capital natural.
Como es lógico, el compromiso colectivo debe verse correspondido por los gobernantes. La repuesta la tenemos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española —o Plan España Puede—. Este Plan no sólo va a contribuir decisivamente a reactivar nuestra economía, sino que va a sentar las bases de los profundos cambios que se avecinan al contemplar cuatro áreas de acción que son prioritarias: la transición ecológica, la transformación digital, la igualdad de género y la cohesión social y territorial. El penúltimo esfuerzo que nos pide la vida en La Tierra va a ser largo en el tiempo.
Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa
Tanto apreciamos en Teguise a Leandro Perdomo Spínola, que se perdona el desliz del gobierno municipal dándolo por nacido en La Villa – nota de prensa mediante sobre la celebración de su centenario -, cuando todos sabemos que fue en Arrecife, exactamente un 21 de mayo de 1921.
Lo que sí hizo en la antigua capital de la isla fue despedirse en 1993, después de años escribiendo desde su “Villa vieja”, que quizás de ahí la metedura de pata gubernamental. Un adiós, con más de siete décadas a sus espaldas y años de destacada carrera literaria, comenzada en Las Palmas, con paso por Bélgica y concluida en tierras teguiseñas, donde se le admira y recuerda como hijo adoptivo que es.
Una vez más Teguise y su suerte con las letras, pues pocos sitios pueden presumir de la huella que dejaron Perdomo y algunos de los más destacados escritores lanzaroteños. Que son palabras mayores poder relacionar a José Clavijo y Fajardo, José Betancort “Ángel Guerra”, las hermanas Spínola Ramírez y el mismísimo Leandro Perdomo con nuestro municipio, también el de ellos por nacimiento, obra o inspiración, que ya saben aquello de “no es mi tierra, pero es tierra mía” del Nobel Saramago.
Una fortuna que recuerdan bustos, calles, certámenes literarios y aniversarios, testigos de la contribución que han supuesto para el acervo cultural y la literatura canarias. Ello justifica cualquier reconocimiento, como el reciente anuncio del gobierno de Teguise sobre los futuros actos de homenaje al autor de libros como “Diez Cuentos” o “Lanzarote y yo”; responsable de personajes como Anacleto Rojas; y que regaló crónicas y artículos como “El camello nuestro”, presagio de la guelfa o camellita Bentejuina que le regalaron años después desde Yaiza; “Un hombre, más que un pueblo”, homenaje a Manuel Caramba; o “Elogio de mi retrete antiguo de palo”, que despierta la curiosidad de cualquier lector sólo con el título.
Testimonios todos de la magnífica obra y el momento que le tocó vivir. Y no, no nació en La Villa, pero en Teguise transcurrió el último tramo de su existencia donde ideó algunos de sus mejores escritos, como nos recuerda brillantemente Fernando Gómez Aguilera en “Leandro Perdomo, Mi Teguise”, su Teguise. Tan de Teguise, que fragmentos de sus textos, junto con los de Guerra, Spínola, Clavijo y Fajardo… deberían acompañar algunas de las calles ilustres de nuestro municipio en una iniciativa para la divulgación y el conocimiento de tan insignes escritores. Ello permitiría al paseante, turista o residente, mayores y jóvenes encontrarse con botones de prosa y sello teguiseño.
Que si pasear por Teguise siempre inspira, más aún, descubrir joyas en el camino como ”la dicha es acá abajo forastera; mas la hallarás en todo repartida. Dios a todos la da más con medida” de Clavijo y Fajardo; o “muchas veces un hombre vale más que un pueblo entero, y que este hombre en la Villa de Teguise no es otro, no puede ser otro que Manuel Caramba”, del que hablara maravillas Leandro Perdomo.
“La idea amigos míos – o enemigos, es igual –, está lanzada”, como dijera el propio Perdomo al final de “Hijos Ilustres de Lanzarote”, toda una oda a Clavijo y Fajardo, Alfonso Spínola y José Betancort. Ojalá, se recoja el guante.
Marcos Bergaz, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Teguise
Gestionar dinero público no es para nada sencillo. Dado que estamos hablando de los recursos aportados por la propia ciudadanía, recaudados con los impuestos de todos, es lógico que los controles a los que se ve sometido dicho gasto sean correlativos a su importancia.
Asimismo, dado que todos debemos tener las mismas oportunidades para acceder en igualdad de condiciones a los contratos públicos, los procedimientos de tornan complejos por las pertinentes garantías y demás aspectos derivados de todo ello.
Un último factor importante a tener en cuenta son los condicionamientos que nos marcan desde Europa en materia de contratación para lograr ciertos objetivos. Tengo que decir que desde el Cabildo de Lanzarote estamos dando plena cobertura a las directivas europeas incorporando a las licitaciones y a los baremos de valoración de ofertas los criterios cualitativos, sociales y medioambientales.
Sin embargo, la situación a la que nos enfrentamos en estos momentos, con un panorama sanitario, social y económico que exige respuesta inmediata a las necesidades del momento, hace casi imposible cumplir en tiempo con el entramado burocrático que hoy en día supone la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, con 347 artículos y otras cuantas disposiciones adicionales, transitorias y finales.
Sin renunciar a los principios básicos de fiscalización y control del dinero público, ni mucho menos alterar o reducir el derecho de cualquiera a concurrir en igualdad de condiciones a los contratos públicos, ni tampoco sin dejar de cumplir las obligaciones de resultado que hemos asumido en el nivel de la Unión Europea, es posible y se hace absolutamente necesario simplificar nuestra normativa de contratación pública si realmente queremos avanzar y hacer realidad la recuperación económica y social de las islas.
Desde la experiencia que supone gestionar la obra pública del Cabildo insular, lo que propongo es racionalizar los procedimientos, mantener los controles debidos pero evitar duplicaciones en los mismos, acortar plazos y sistematizar procedimientos.
No es tan complejo y es posible, solo basta con mirar a otros países de nuestro entorno que tiran de más pragmatismo y eficiencia para estas cuestiones.
No nos engañemos. Seamos realistas. Si queremos dar respuestas rápidas y poder llegar en tiempo y forma, sobre todo por el dinero que pueda llegar de Europa para hacer efecto palanca y transformar nuestro modelo económico, debemos hacer los deberes y ser más ágiles.
Y es aquí donde exijo al legislador estatal que actué ya porque, de lo contrario, la recuperación será un mero espejismo.
Jacobo Medina, vicepresidente del Cabildo de Lanzarote y consejero de Obras Públicas, Planificación y Proyectos
Si no vives en las Islas Canarias ni las sigues de cerca, es probable que te acabes creyendo que Coalición Canaria (CC) es el partido mayoritario en el archipiélago, que cuenta con un amplio respaldo electoral y que sus habitantes usamos el habla canaria, nuestra singular forma de expresarnos, para proclamar que la mayoría somos nacionalistas conservadores, es decir, nacionalistas canarios de derechas. Pero resulta que eso no es verdad, y da coraje que en CC se autoproclamen como los únicos canarios y las únicas canarias.
CC está en la oposición en el Parlamento de Canarias, no preside ninguno de los siete gobiernos insulares —nuestros históricos cabildos— y en las últimas elecciones generales de noviembre de 2019 fue la quinta fuerza en votos. CC obtuvo una única acta en el Congreso de los Diputados de las 15 a las que tienen derecho las Islas, y ni una sola acta en el Senado de las 11 que nos corresponden por elección directa, logrando una finalmente pero por designación de la Comunidad Autónoma. Es decir, de 26 representantes a votar en las elecciones, CC sólo obtuvo uno.
Frente a tan exigua representación, el PSC-PSOE cuenta cinco actas en el Congreso de los Diputados —cinco veces más— y ocho en el Senado —ocho veces más—. Así que CC no tiene la exclusividad para representarnos, ni muchísimo menos. Apartada de los resortes del poder en el archipiélago, CC es poca cosa: mucho ruido, cada vez menos, y escasa base electoral. Pero, fuera de las Islas patalea para seguir apropiándose ilegítimamente de la defensa de los intereses de Canarias, los símbolos de la identidad canaria y de la misma canariedad, y, todavía, alguno se lo cree, porque lo que es por aquí abajo ya sabemos de qué pie cojea CC: el derecho.
La deriva de CC hacia la derecha es de tal magnitud que no debería extrañarnos si un día de estos se autoproclama como partido apolítico, que es lo que hace todo derechista que se precie. Envuelta en la bandera de Canarias, pero apolítica y de derechas. A CC hay que reconocerle que ha sabido dar el pego fuera de las Islas al estar casi tres décadas ocupando la Presidencia del Gobierno de Canarias, aunque dentro convencía cada vez menos. Por eso, y por la especial querencia que muestra la prensa conservadora madrileña hacia los nacionalismos periféricos conservadores, a los que da más vuelo que el que realmente tienen, y que es bastante bajo y corto.
Hoy, el Gobierno de Canarias lo conforma un pacto de fuerzas progresistas que representa más y mejor los variados intereses de la población canaria, en lugar de a los señores del suelo y el hormigón casi en exclusiva, que es lo que hacía CC con especial diligencia. Hoy, las y los diputados en el Congreso y las y los senadores socialistas nos esforzamos cada día por defender Canarias en Madrid con pasión y eficacia, aunque sin alharacas, y a pesar de no gozar de la querencia de los medios de comunicación conservadores.
CC es la evolución de un invento mancomunado de las clases dominantes en Canarias para conservar el poder en cada una de las islas, y que viene girando desde su creación en torno al conservadurismo ultra nacionalista residente en Tenerife y que conocemos por las siglas de ATI, de Agrupación Tinerfeña de Independientes. No nos asombremos si pasado mañana se muestra como un apéndice regionalista del PP, o la vemos disputando a la extrema derecha el puñado de votos que anidan en el miedo a los que son diferentes, pobres y migrantes.
Fco. Manuel Fajardo Palarea, senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa.
A nadie se le esconde que España es uno de los países más castigados por los efectos de la pandemia. La realidad económica y social por la que atraviesa nuestra sociedad es muy preocupante y, por ello, necesita de unos presupuestos equitativos y que reflejen las necesidades de los ciudadanos. Hasta hace una semana, el Gobierno debía trabajar con las cuentas elaboradas por Cristóbal Montoro en el año 2018, basadas en recortes a nuestro estado de bienestar, en el empleo precario y muy lejos de la realidad que hoy vive España.
Hace unos días, el Congreso de los Diputados aprobó los presupuestos más sociales de la historia de nuestro país. Aquellos que vociferan y pronostican el catastrofismo de estas cuentas, son los mismos que en su día decidieron recortar en servicios tan esenciales y básicos como la sanidad.
La mayoría de partidos han sabido entender la situación poniendo por delante las necesidades de las personas a cualquier interés partidista. Los nuevos presupuestos elaborados por el Gobierno de nuestro país multiplican por diez la inversión en sanidad, un aspecto fundamental para afrontar este tipo de pandemias con los recursos necesarios.
La educación es otro de los aspectos donde se mejora la partida notablemente. Además de reforzar la educación pública con la nueva Ley Celaá, el incremento para el ministerio alcanza el 139%. El gasto social ha subido un 70% y un 59% para políticas sociales y pobreza infantil, ajustándose a las necesidades de los ciudadanos para combatir las consecuencias económicas y sociales de la pandemia.
Combatir la violencia de género es otro de los pilares del compromiso cotidiano del grupo socialista. Para ello, se han destinado 180 millones, 21 más respecto al 2020. Esta lacra sigue estando muy presente en nuestra sociedad y es necesario dotar de recursos al Ministerio para así lograr contener el terrorismo machista y salvar más vidas.
Las Islas Canarias recibirán alrededor de siete mil millones de euros, que se dedicarán, entre otras cosas, a fomentar el empleo juvenil, mejorar la atención de personas dependientes y avanzar en la transición ecológica.
En definitiva, España y sus ciudadanos verán como estas cuentas mejorarán nuestro estado de bienestar ajustándose a nuestra realidad social. Eso sí, sin dejar a nadie atrás, nuestro país afronta uno de los desafíos más complicados, pero lo hará poniendo por delante las necesidades de las personas. Los presupuestos de los recortes ya son historia.
Cristina Duque Ramírez, concejala de Economía y Hacienda por el PSOE en el Ayuntamiento de Arrecife
El impacto del virus sobre nuestras vidas ha sido extraordinario. Los viejos gestos, hábitos, maneras de relacionarnos y de estar en sociedad han sufrido una honda transformación, a la que empezamos a acostumbrarnos. Como seres resilientes, sabemos hacer de la crisis oportunidad y atisbar entre las ruinas del presente el brillo de un mañana que siempre puede mejorar el hoy.
La escuela, el espacio donde se interiorizan los valores y las reglas de sociabilización pactadas por la colectividad, también ha experimentado un terremoto de una enorme magnitud que, sin embargo, no ha dañado sus cimientos.
La convicción de la educación pública como trampolín de equidad, la presencialidad como fórmula para la construcción de los primeros afectos y lealtades del alumnado fuera del círculo familiar, el aprendizaje del trabajo en equipo, de la convivencia, del respeto y la tolerancia, son todos valores que han sobrevivido a la enfermedad y al pánico.
Me siento enormemente orgullosa de pertenecer a este grupo de profesionales valientes, a un oficio de gente dispuesta a desafiar la incertidumbre para mantener el reto de cualificar la formación y el aprendizaje de nuestra infancia y juventud, pese a que la coartada de la covid parezca servir para todo.
Docentes con cinturones de los que cuelga gel hidroalcohólico, guantes, mascarillas de reserva y un reloj que avisa de las horas de ventilación, siempre en disposición para asumir la carga extra de promover proyectos de externalización e idiomas, o de conocimiento de nuestro sector primario o de prevención de la violencia en el aula, o de formación familiar…
Docentes que tienen el mismo miedo que el resto de la ciudadanía a caer enfermos, a ser vector de contagio de familiares, al confinamiento y la reclusión que maniatan e inhabilitan para las tareas más cotidianas, cruzan cada mañana las puertas del colegio o del instituto con una sonrisa para cumplir con la tarea más importante del mundo: ser parte de la tribu que educa a la ciudadanía del mañana.
El pasado viernes, 27 de noviembre, celebramos en nuestro país, con menos impacto del merecido, creo, el Día del Enseñante, en un año en el que sin duda es necesario el reconocimiento público y social a un colectivo que ha demostrado su compromiso con trabajo planificado, en un momento en el que la enseñanza pública de calidad y las acciones preventivas han debido y aún deben ir de la mano. Y en este punto, sin olvidar la complicidad y el respaldo del resto de la comunidad educativa. Pese a los nervios, pese al miedo.
En Canarias celebramos ese día la entrega de nuestras distinciones Viera y Clavijo, de reconocimiento a trayectorias docentes y a centros educativos ejemplares. Fue emocionante, fue bonito, quizá fue insuficiente, siempre son muchas más personas y equipos quienes las merecen. Tal vez deberíamos agradecer públicamente y a diario, las gestas de nuestro profesorado, su vocación inacabable y su compromiso con la escuela del futuro.
En todo caso y, de nuevo, gracias.
María Dolores Rodríguez, viceconsejera de Educación, Universidades y Deportes.
Invasión, crisis migratoria, devoluciones, ocupación de hoteles, privilegios, negros, inmigrantes ilegales, muelle de Arguineguín, cayucos, fronteras, derivaciones, pateras, muertes, menores, silencio, mar, primero Canarias y para los canarios.
Estas son algunas de las ‘perlas’ que escuchamos últimamente en nuestras calles, ante la grave crisis humanitaria que vive el archipiélago canario en estos meses por el aumento significativo de la llegada de migrantes desde las costas africanas: más de un mil por ciento en lo que va de año, millares de seres humanos llegando a nuestras costas en busca de una vida digna.
Durante los largos meses de confinamiento, ante la más grave crisis sanitaria, económica y social que hemos vivido en décadas, pensamos que saldríamos de esta situación siendo mucho mejores personas, que aumentaría nuestra solidaridad, generosidad y empatía, que nos comportaríamos, por fin, fraternalmente las unas con las otras, como reza el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Y en algunos casos, lamentablemente, nos equivocamos.
Como sociedad deberían avergonzarnos las manifestaciones y marchas racistas que recorren nuestras calles en estas semanas, auspiciadas por la extrema derecha más rancia y oportunista que hemos conocido y sorprendentemente publicitadas también en algunos periódicos canarios.
Debería abochornarnos que el Ministerio del Interior aún no haya depurado responsabilidades ante la expulsión de centenares de migrantes del muelle de Arguineguín hace unas semanas.
Debería invadirnos la rabia ante la actitud egoísta de la imputada alcaldesa de Mogán, que amenaza con multas a los hoteles que acogen a migrantes para brindarles un lugar digno donde vivir.
La semana pasada, Abascal tuvo la desvergüenza de decir en Lanzarote que la inmigración está destruyendo Canarias. Y lo dijo en la misma isla en cuyas costas habían muerto ocho personas apenas una semana antes, al volcar la embarcación en la que viajaban.
Se equivoca señor Abascal, lo que destruye Canarias no es la inmigración, son las muertes incesantes de seres humanos en nuestras costas, la vulneración de sus derechos más básicos, la falta de respuestas desde las instituciones competentes y su propaganda política oportunista.
Lo que destruye Canarias es el racismo, señor Abascal.
Por suerte, hay una Canarias que nos llena de orgullo cada día, con el trabajo incansable que hacen las ONGs para la protección de las personas migrantes, la generosidad demostrada por tantas personas canarias que no miran con desprecio o asco a las que pisan esperanzadas nuestras orillas para sobrevivir, las muestras de solidaridad espontáneas, la comunicación fluida entre quienes ostentan responsabilidades sobre derechos sociales de los gobiernos español y canario para la protección de las personas menores y también los esfuerzos desinteresados de otras administraciones locales y autonómicas para acoger a personas migrantes en sus latitudes y brindarles las mejores oportunidades.
Canarias no soporta ni una muerte más en nuestras costas, no soporta más racismo en nuestra tierra, no soporta más silencio amordazado.
Y es que, cuando hablamos de Derechos Humanos, no hay palabras que valgan, solo valen los hechos.
Desde Podemos Canarias, estamos convencidas de que no hay nada que esté por encima de los derechos sociales de las personas, vengan éstas de donde vengan, que no hay pacto político que valga, que no hay frontera que pueda traspasarse.
Porque nuestra única frontera, nuestro único límite infranqueable son los Derechos Humanos
Sergio Siverio
Responsable de Derechos Humanos del Consejo Ciudadano de Podemos Canarias
Si pudiera… Si pudiera, sentaría, uno por uno, una por una, hasta las 300, a cada persona que decidió dedicar la mañana del pasado sábado a alentar el discurso del odio contra quienes llegan del continente vecino en patera, tras un viaje dramático y de final incierto.
Si pudiera, si me lo permitieran, sentaría uno por uno, una por una, a cada persona de las 300 que arroparon con su presencia en Lanzarote al líder de Vox, Santiago Abascal, y les preguntaría a todas ellas que por qué. Por qué la rabia, por qué el rechazo, por qué la intolerancia y el miedo.
Rebuscaría en sus pasados hasta encontrar enseguida a padres, tíos o hermanos, o quizá, con algo más de esfuerzo, a abuelos, esposos de tías segundas, maridos de amigas de la escuela, incluso familias enteras, que agarraron sus maletas, liaron sus petates, guardaron en el bolsillo de adentro los ahorros de toda una vida y emigraron a otras geografías, soñando siempre con prosperar y por supuesto, con volver.
Fueron tiempos duros, de hambre y miseria, de necesidad imperiosa y de mucho dolor; todo el dolor que cabe en un abrazo que se rompe, en el espacio que ocupa la distancia entre un padre y un hijo, o entre las dos medias naranjas de una joven pareja. Entonces no había concertinas entre el ayer y el futuro ni acuerdos de devolución como contratos de destrucción de sueños. Pero en la mayoría de los aspectos, los dramas de las familias canarias, de las gallegas, de las andaluzas, de las extremeñas, eran idénticas a los que desgarran hoy a las familias marroquíes, guineanas, senegalesas o argelinas.
Si me dejaran, buscaría entre las banderas y las pancartas racistas a los de mi generación, a la juventud, para invitarles a expresar sus deseos en voz alta. ¿Quiénes, si pudieran, estudiarían en el extranjero, en las grandes universidades americanas o europeas? ¿Rechazarían oportunidades laborales de promoción profesional en otras comunidades del Estado español, en otros países de la Unión Europea, en otros continentes del mundo? De ser positiva su respuesta y de materializarse su anhelo, les advertiría de su conversión automática en emigrantes.
La xenofobia es un sentimiento arraigado en la ignorancia y el miedo, que crece y prospera al fuego del falso relato de la ultraderecha. La xenofobia exhibe el mayor grado de irracionalidad que cabe imaginar, pues cuando la empatía desaparece, cuando la suerte de los demás nos resulta ajena, cuando ignoramos la compasión frente a las desgracias del prójimo, perdemos la cualidad básica de humanidad que nos define como especie. Nos convertimos en fieras.
Eso les diría. Uno a uno, una a una. Y cuando acabara, empezaría de nuevo.
La semana pasada se aprobaba en Consejo de Gobierno una ayuda extraordinaria de 250 euros para las personas beneficiarias de pensiones no contributivas, en su modalidad de jubilación e invalidez, y familias perceptoras de la PCI.
Dicha ayuda, que viene a compensar los gastos en lo que se ha tenido que incurrir en mascarillas, geles, etcétera… beneficiará a más de 50.000 familias, expresa la voluntad de un gobierno, y de la Consejería de Derechos Sociales, de no dejar a nadie atrás en esta crisis.
La importancia de la misma tiene que ver con hacer realidad algo de lo que se ha venido hablando durante mucho tiempo pero que todavía ningún gobierno en Canarias había realizado, apoyar económicamente a los y las pensionistas no contributivos, las que tienen las pensiones más bajas, que en Canarias son más de 43.000 personas y sus respectivas familias.
Dentro de ese número, el porcentaje de mujeres llega al 60 por ciento, hablamos de personas que han trabajado toda la vida pero que nunca cotizaron: mujeres que han realizado trabajos invisibles de los cuidados, mujeres rurales trabajadoras del campo sin cotización, que han sacado adelante a sus familias criando a sus hijos e hijas, un trabajo poco reconocido pero sin el que ninguna sociedad puede funcionar.
Es a ellas, especialmente, a quienes les debíamos medidas de este tipo, por eso cuesta entender la reacción de algunos sectores políticos, que emulando al discurso de apellidos nobles y privilegiados de la meseta, han hablado de paguita. Estoy convencido de que más allá de reaccionar de esta manera, porque como oposición deben decir algo, en el fondo entienden la importancia que tiene este primer paso.
Y es un primer paso porque, más allá de ser esta una ayuda puntual y extraordinaria, se marca un camino, el que se inició también en ese Consejo de Gobierno con la aprobación del anteproyecto de ley de renta ciudadana de Canarias, que no tuvo tanta repercusión, y que recoge una modalidad de complemento a los pensionistas no contributivos, que no será una ayuda puntual sino un derecho a consolidar en el tiempo.
Mejorar la vida de estas personas es un acto de justicia histórica en nuestra tierra, una de las que mayor número tiene de personas beneficiarias de PNC de todo el Estado, y es feminismo también, es poner la vida en el centro.
La sociedad canaria en su conjunto, y las instituciones en particular, tenemos una deuda con estas personas y con estas mujeres, se lo debemos.
Por Javier Bermúdez
Director general de Derechos Sociales
Responsable del Área de Derechos Sociales de Podemos Canarias
Estoy convencido de que los distintos acontecimientos que está viviendo Canarias durante los últimos meses en relación con el reino de Marruecos no son resultado de la casualidad. El incremento de personas inmigrantes, especialmente jóvenes y menores procedentes de las costas marroquíes sin que las autoridades intervengan o controlen, la pretensión de delimitar unas aguas jurisdiccionales en conflicto con la zona marítima que pertenece a Canarias o la administración de la riqueza del banco canario-sahariano y de los fosfatos en territorios que están pendientes de autodeterminación por pertenecer al pueblo saharaui, no son decisiones aisladas sino que considero que están integradas en una estrategia de presión y de chantaje a Europa y a España para lo que utiliza a Canarias.
El pasado mes de abril, durante el confinamiento por el coronavirus, el Boletín Oficial de Marruecos publicó dos leyes aprobadas por el Parlamento en enero y febrero, con las que el país extendía, de forma unilateral e ilegal, su frontera marítima hacia Canarias. De esta manera, en un acto de expansionismo, Marruecos establece sus aguas territoriales en 12 millas, delimita su zona económica exclusiva en 200 millas y decide ampliar su plataforma continental hasta 350 millas con lo que, además de anexionarse aguas del Sáhara Occidental pese a ser un territorio pendiente de descolonización, incluiría una parte de las aguas canarias que España reclama a la ONU desde 2014.
Pocos meses después se incrementaba, de manera repentina y sin precedentes desde la crisis de los cayucos en 2006, la llegada de personas migrantes en pateras a las costas canarias, en particular a Gran Canaria. En lo que llevamos de año se acerca a las 17.000 personas, de las que casi 11.000 lo han hecho a Gran Canaria. El Muelle de Arguineguín se ha convertido en un “campamento de la vergüenza” en el que miles de personas pasan días y hasta semanas hacinadas en 400 metros cuadrados en condiciones infrahumanas. Muchas de estas personas son ciudadanos marroquíes y muchas de estas embarcaciones partieron de territorio marroquí.
La pasada semana el ejército marroquí atacó a civiles saharauis que se manifestaban pacíficamente en la franja de amortiguación de Guerguerat, al sur del Sáhara, contra la brecha ilegal que había abierto el Gobierno de Marruecos en este lugar. Tanto la brecha como el ataque por parte de efectivos militares suponen una clara vulneración del acuerdo militar y son contrarias al plan de paz establecido. Esto ha generado una escalada de enfrentamientos militares de consecuencias impredecibles.
Solo hace falta ver la concatenación de los hechos para llegar a la conclusión de que Marruecos está utilizando a Canarias como moneda de cambio para presionar al Estado español y que éste no se interponga en sus planes expansionistas sobre nuestras aguas y sobre el Sáhara Occidental, así como para evitar que asuma un papel más activo como potencia colonial del Sáhara (que lo sigue siendo) y exija la celebración del referéndum y la culminación del proceso de descolonización de este territorio.
Esto también explicaría el aumento repentino de los flujos migratorios sobre nuestro archipiélago ya que sería una de las maneras que utilizaría el Reino Alauita para presionar a España en un momento de recrudecimiento del conflicto con el Sáhara Occidental. Porque aunque la vía policial y militar no puede ser la forma de gestionar las migraciones, también es evidente que Marruecos tiene un control sobre su territorio como para poder frenar las llegadas de embarcaciones a nuestras costas, especialmente las de sus propios conciudadanos.
Y no es la primera vez que los intereses económicos y geoestratégicos de ambos territorios entran en conflicto. El caso más flagrante es el del banco de pesca canario sahariano, gestionado de facto por Marruecos pese a no formar parte de su territorio y que incluso incluye en acuerdos pesqueros con la UE (aunque hayan sido posteriormente suspendidos). Según el Sindicato Intersindical Canaria, nuestras islas están perdiendo al menos 400 puestos de trabajo directos y más de 1.000 indirectos por no poder faenar en aguas que nos corresponden por razones históricas y geográficas.
Al igual que en el caso de la pesca, la maniobra de la apropiación de las aguas saharauis y las pretensiones sobre una parte de las aguas canarias, no solo responden a un afán expansionista sino también económico. Aunque aún se encuentra muy lejos de poder ser explotado, Marruecos está pugnando por el Monte Tropic, situado a unas 269 millas al sur de El Hierro. Se calcula que puede ser el mayor yacimiento de telurio del mundo con una cantidad 6.000 veces mayor que la que se extrae actualmente de la corteza terrestre. A esto se le uniría el cobalto y las tierras raras presentes en la zona pretendida, materias primas fundamentales para la economía del futuro.
Tan grave como lo anterior es la tibieza o incluso la pasividad con la que el Gobierno de España responde a las pretensiones anexionistas y la política de hechos consumados del país vecino. Es más, las dos leyes se aprobaron días antes de la visita oficial a Marruecos de la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, en un evidente gesto de presión para las negociaciones diplomáticas con España. Hasta el momento la ministra se ha limitado a transmitir calma a Canarias y a garantizar el respaldo del Gobierno a nuestro territorio sin que eso se haya traducido en gestos concretos.
Estoy convencido de que a la postre esta dinámica es perjudicial para ambos territorios. Las relaciones entre Marruecos y Canarias son históricas. Cerca de 40.000 ciudadanos marroquíes conviven con nosotros desde hace años y es evidente que la cooperación en materia comercial, turística o de energías renovables podría ser muy beneficiosa para ambos. Canarias ocupa una posición geoestratégica muy importante y dentro de nuestras aspiraciones está la de tener unas relaciones de paz y cooperación con nuestros vecinos.
Pero para que esto sea posible es imprescindible que Marruecos deje de utilizar a Canarias y las vidas de miles de personas que llegan a nuestras costas en barcazas como medida de presión en sus relaciones diplomáticas con España, relajando el control de sus costas y fronteras para aumentar la presión migratoria cada vez que quiere negociar algo. Y por supuesto es inaceptable que en su afán expansionista pretenda apropiarse de los recursos del banco pesquero canario-sahariano o de los recursos submarinos.
También es imprescindible que Marruecos cumpla con la legalidad internacional, que ponga fin a la ocupación ilegal del Sáhara Occidental, frene sus pretensiones expansionistas y se comprometa a realizar el referéndum para la independencia de este territorio. De lo contrario, como estamos viendo, tarde o temprano nos encontraremos con una escalada bélica a 100 kilómetros de nuestro territorio que supondría un serio riesgo para Canarias y una ruptura total de las relaciones con el país vecino.
Por su parte, el Gobierno de España no puede seguir menospreciando y ninguneando a Canarias, primando sus relaciones diplomáticas con Marruecos al bienestar de nuestro archipiélago. No es aceptable la tibia respuesta del Ministerio de Exteriores frente a lo que podría considerarse una agresión a Canarias como la anexión de una parte de nuestras aguas. Debemos tener voz en la política española hacia Marruecos.
La apuesta de Canarias y de los nacionalistas progresistas canarios no puede ser otra que la de situar a las islas como un territorio de paz, una tierra de acogida con valores democráticos que promueva la cooperación y el progreso entre los pueblos vecinos. Pero esto solo puede ser posible desde la firmeza y la determinación y la exigencia a Marruecos del cumplimiento estricto del derecho internacional y el respeto a la integridad territorial, tanto del Sáhara occidental como de nuestro archipiélago.
El proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2021 se tramita en el Congreso de los Diputados. Una amplia mayoría de la Cámara rechazó las enmiendas a la totalidad presentadas por la ultraderecha, la derecha extrema y la ultraconservadora Coalición Canaria, entre otros, por lo que sigue su curso el proceso que nos conducirá a disponer de unas cuentas públicas con el mayor gasto social de la historia. Unos presupuestos de progreso para combatir los efectos de la crisis provocada por la COVID-19, la reconstrucción social y económica de nuestro país y la transformación de su modelo productivo.
Hablemos de los presupuestos y de devolver la esperanza a la ciudadanía, porque si nos dejamos llevar por las estridentes maniobras de distracción de la ultraderecha y la derecha extrema, podríamos llegar a creernos que seguimos anclados en el pasado, que nuestra democracia no derrotó al terrorismo separatista y que fue un mal sueño la decisión de la banda de deponer las armas y rendirse siendo José Luis Rodríguez Zapatero presidente del Gobierno. De la ultra derecha sólo podemos esperar intentonas para quebrar la confianza de los españoles en las instituciones democráticas, pero lo del PP no tiene nombre. Y lo mismo digo de los míos cuando agitan la fábula del hombre del saco.
Está claro. El PP no quiere debatir sobre los nuevos Presupuestos Generales del Estado, el instrumento más importante de la política económica del Gobierno en los que se plasman los objetivos estratégicos de las distintas políticas públicas. El PP no quiere hablar de este documento imprescindible para la reconstrucción del país y diseñado para el crecimiento económico, la creación de empleo y la cohesión social. Y todo porque el PP no quiere que mejore la situación del país, ya que su único plan consiste en hacer lo imposible para se enrarezca el clima de convivencia a ver si cae el Gobierno. Un plan mezquino.
Que yo sepa, la democracia derrotó al terrorismo y la democracia se robustece cuando los que están al margen aceptan y asumen sus reglas de juego. Así que, aclarado este extremo, lo que interesa a la mayoría de la población es que vamos a poner fin a la senda del sufrimiento impuesta por el PP hace unos años. De entrada, vamos a despedir a la austeridad con la revalorización de las pensiones en un 0,9% y la subida del 1,8% de las prestaciones no contributivas, lo que beneficiará a más de diez millones de personas.
Diremos adiós a las políticas empobrecedoras del PP aumentando las partidas destinadas a servicios sociales y protección social A la vez, miraremos hacia el futuro incrementando en más de 1.300 millones de euros las partidas para pymes, comercio y turismo; mediante una financiación sanitaria sin precedentes; aprobando la mayor partida de becas de la historia; o luchando contra la pobreza severa a través de la consolidación del Ingreso Mínimo Vital. Con el aval de la Unión Europea, nuestro país se encamina a reducir la desigualdad a través de modificaciones tributarias puntuales previas a una reforma fiscal en profundidad, con fuertes asignaciones en empleo y vivienda, y un gran respaldo a la investigación, digitalización e industria estratégica.
Lo que preocupa al PP no es España ni el bienestar de los españoles. Lo que les inquieta es que la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2021 significa que la legislatura va a llegar hasta el final; de ahí su sobreactuación. El caso es que mientras Ciudadanos parece que busca reubicarse en posiciones más centradas, las consecuencias de la derrota de Trump coge al PP en la misma unidad de destino en lo universal que la ultra derecha y, como se descuide, acabará condenado a la irrelevancia. Aún están a tiempo de rectificar.
Ayer martes, se hizo claramente tangible la situación en Canarias debida a la doble gran crisis que está poniendo en riesgo el futuro inmediato de todos los canarios. Una, sanitaria y económica, la registrada por la pandemia del virus COVID-19, y otra, la que se veía venir por la inmigración ilegal desde las costas de África. Para que nos formemos en la ineptitud del Gobierno de España en materia inmigratoria , referidos a la Comunidad Autónoma de Canarias, tenemos que hacer un análisis de la evolución de la inmigración en el Archipiélago canario en los últimos años, así como cuáles son los objetivos reales del Gobierno español, en materia migratoria.
En lo que respecta a la evolución del fenómeno migratorio en Canarias, hay que poner la mirada en el año 2018 – cuando Pedro Sánchez tomó posesión como presidente del Gobierno de España- y, ya entonces, el Partido Popular mostró la máxima preocupación por la deriva que iban a tomar las políticas migratorias del actual Gobierno socialcomunista porque, teníamos en las Islas el pésimo recuerdo de Zapatero en esta materia .
En España, los gobiernos socialistas se han caracterizado siempre por una política migratoria nefasta. Y, desgraciadamente , se ha cumplido el pronóstico que ya hacíamos desde el PP, hace ahora dos años y medio. En el año 2015, bajo la gestión del Gobierno del PP con Mariano Rajoy, entraron en Canarias 870 inmigrantes ilegales. En 2016, también con Gobierno del PP, en Canarias la cifra baja y entran 705 ilegales. Número que sigue bajando en el 2017, donde se registra la llegada de 423 personas en pateras. Llega el año 2018 y la política española da un giro de 180º con el derribo del Gobierno de Rajoy y la entrada de la extrema izquierda junto al dirigente socialista Pedro Sánchez en La Moncloa. Por “sorpresa” su primer balance en esa etapa arroja en Canarias una cifra desbocada, en el 2019, de 2.698 inmigrantes ilegales arribando a las costas canarias. En el actual año, aún sin concluir, la cifra ya se eleva de manera dramática a las 11.409 personas arribadas en cayucos a suelo canario (sumen los que llegan cada noche), español y por tanto europeo. Somos la frontera más al sur de Europa, no lo olvidemos.
En los dos años y medio de etapa de Pedro Sánchez y su grupo de ¿gobierno? se ha superado la llegada de inmigrantes ilegales a Canarias en más de un 800 % respecto a la cifra de los años anteriores gobernando España el Partido Popular. Por otro lado, en lo que respecta a las repatriaciones, en 2018, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez llegó a La Moncloa, se batió un récord histórico de entradas irregulares en pateras pero se expulsó únicamente al 19%, la tasa más baja desde 2013. Estos datos evidencian, sin discusión posible, que las políticas sobre inmigración ilegal con un Gobierno sostenido por el Psoe y Podemos se ha caracterizado por un aumento intolerable de llegadas de inmigrantes ilegales a Canarias, unido a una baja diligencia en los niveles de retorno o repatriaciones. La bicefalia real de gobierno en La Moncloa ha demostrado un desinterés total ante este problema en las Islas Canarias, quizás perseguido, váyase Ud a saber, ya que bien se ocuparon de cerrar las vías de entradas de pateras en el Mediterráneo hacia la Península.
Ud, yo, todos, nos debemos hacer una pregunta ¿Cuáles son los objetivos reales del Gobierno español en materia de inmigración? Ahora, en esta reflexión que comparto con la ciudadanía de Canarias, perfilamos la respuesta. El pasado 18 de enero de 2020 el ministro José Luis Escrivá hacía unas afirmaciones muy preocupantes. Remarcó que la economía española necesitaba millones de inmigrantes para salvar el sistema de pensiones. Escrivá, incluso, lo concretaba en datos asegurando que sería conveniente recibir unas 270.000 personas cada año para garantizar la viabilidad de las jubilaciones y, al mismo tiempo, asegurar el progreso y trabajo. Escrivá, como ministro, dijo que “habría trabajo para todos”. Pero, repasemos esa fallida afirmación diez meses después, recordando que según el actual Gobierno, España tendría la capacidad de generar trabajo para todos. Entiendo que sonría al leer esto, porque ni Ud, ni yo, ni la mayoría de la población somos idiotas. Miremos el número total de parados en España y la terrorífica cifra se acerca a los 4 MILLONES personas en el tercer trimestre de 2020, según los últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE). Seguramente compartirá, Ud que me lee, los vecinos de cada una de las ocho Islas Canarias, que este Gobierno que ahora cumple un año tras el paso por las urnas, ha perdido el norte actúa como pollo sin cabeza en materia inmigratoria. Rubrico esta expresión coloquial porque, además, se ha conocido que Podemos y el PSOE cuentan con el apoyo presupuestario de Bildu-EH para sacar adelante las cuentas presupuestarias del 2021. En unos presupuestos donde no se adopta ninguna medida para revertir la situación de crisis inmigratoria que padecemos en Canarias.
Y a los hechos me remito, vemos atónitos la llegada masiva de inmigrantes ilegales sin que el Gobierno español haga ni aporte nada, y ahora como no sabe qué hacer con ellos en el puerto de Arguineguín porque es físicamente imposible retenerlos en aquel espacio, no se le ocurre otra cosa que “soltarlos” a su libre albedrío por las calles de la isla redonda sin dinero, sin comida, sin techo. Falta de humanidad se llama eso, ¡ qué lamentable espectáculo para un gobierno, o eso se autodefinen, que dice ser progresista! Ineptitud.
Únicamente hemos visto en estas semanas fotos turísticas de algunos ministros en las Islas sin que aporten con cifras reales en el aumento de las repatriaciones. Todo ello supone ejemplos contundentes e indiscutibles de que la política migratoria del Gobierno socialista es que “cuanto más inmigrante mejor…,”como manifestó el ministro Escrivá.
A Ud, a mí, a la sociedad canaria, sólo nos queda “felicitar al Gobierno “ si su objetivo es la llegada masiva de inmigrantes ilegales. Los resultados son excelentes y la presencia de ciudadanos a la deriva en los puertos y calles de Canarias es palpable cada día, ante el rechazo de la ciudadanía por ese abandono y la vulneración de los derechos que tienen estas personas. Mi reflexión que hoy comparto con ustedes en este artículo deseo concluirla con una pregunta que nos hacemos quienes vivimos en las islas, ¿dónde están las patrulleras españolas? ¿Existen? ¿Hay más medios para realizar los trabajos de controles de nuestro litoral y fronteras? Desde La Moncloa, mientras publican normas en el BOE para restringir y censurar la labor periodística de los medios, vemos que el Gobierno de Sánchez y de Pablo Iglesias difunde cada día mentiras y manipulación, pero avances ni los hay ni los habrá en materia migratoria con este gobierno de socialistas y comunistas sostenido bajo los herederos del terrorismo vasco y la más anárquica sociedad catalana. Recordemos todos, con datos, que el repunte en la llegada de inmigrantes ilegales a Canarias sólo tiene una responsable: La unión PSOE-Podemos.
Nada menos que diecisiete barrios conforman la ciudad de Arrecife y casi siempre oímos hablar de los mismos, aunque cada uno tiene su encanto, su peculiaridad, que lo hace diferente. A lo largo de la historia se han ido constituyendo y creciendo a ritmos diferentes, sin embargo, todos tienen algo en común, sus vecinos y vecinas. Algunos han crecido en ellos. Otros han vivido momentos de su vida que nunca olvidarán. Y, a consecuencia de ello, siempre tendrán a su barrio en la memoria; de ahí el aprecio que le tienen.
Hace unas semanas empecé a redescubrirlos. Partiendo desde el mío, Titerroy, donde me he criado y resido, los visité paseando a pie. Cuando uno empieza a caminar se da cuenta como los diferentes barrios han ido desarrollándose de forma desigual. Todos carecen de algo. Unos tienen farolas sin luz o incluso no tienen. Otros, aceras rotas o carecen de ellas. Con la basura la verdad es que me asombré, no por ver los contenedores llenos sin recoger, sino por la que había por algunas calles. La razón no es culpa de las administraciones públicas sino de nosotros, que a veces somos incívicos.
En cuanto a los viales, más de lo mismo. ¿Quién no ha jugado en la calle de pequeño? Nos caíamos y de un salto ya estábamos jugando de nuevo. A lo largo de los años se han asfaltado las calles, aunque la tónica son verlas parcheadas. Vinculado a esto último se encuentra la señalización horizontal de los viales. No viene mal un pintado, puesto que supone un peligro por la falta de visibilidad. Y así mil detalles que todos conocemos debido a que siempre se habla de lo mismo.
Pero también hay cosas buenas que me sorprendieron. Hallé plazas y rincones que desconocía. Lugares en donde los vecinos se reúnen para charlar, jugar, pasear…En definitiva, pasar un rato fuera de su hogar compartiendo con el resto de ciudadanos más cercanos. Casi todos disponen de zonas de sombras o árboles que a muchos nos han sacado de un apuro cuando aprieta el sol y nos resguardamos bajo ellos. Aunque sí eché en falta una mayor abundancia de vegetación, tanto en cantidad como incluso de más especies de flora autóctona. Tenemos que apostar por las zonas verdes, parques y jardines que son los pulmones de nuestra ciudad.
Di con alguna cancha deportiva en donde quién no ha jugado cuando era niño. Importante punto de encuentro juvenil en donde hemos disfrutado con amigos, familiares, conocidos y, de paso, hemos hecho un poco de ejercicio. Aunque lo realmente importante era pasarlo bien con nuestros amigos y distraernos de la rutina.
Algunos barrios disponen de centros socioculturales, en donde se realizan todo tipo de actividades culturales, lúdicas y deportivas. Son las almas de nuestros barrios porque tanto en sus instalaciones como a su alrededor, se genera el movimiento de los vecinos. Esto incluye las tiendas de toda la vida, las que nos sacaron de muchos apuros en su día cuando no existían las grandes superficies. A las que íbamos todos los días a comprar algo y eran otro punto de encuentro en la que relacionarnos con nuestros vecinos.
Todos los barrios tienen algo en común y es su conectividad. Fui caminando a cada uno de ellos, porque hay calles que los unen, y que, a veces, son avenidas o la Rambla Medular. Lugares con encanto, que invitan al paseo, en ocasiones rodeado de árboles y con sus peculiares bancos donde descansar y observar el devenir de la ciudad. Pero nada como el litoral: quién no ha ido paseando por la orilla de la marea, disfrutando del sonido de las olas por la marina de Arrecife.
Después de recorrerlos todos a pie, me reitero en mi pensamiento de que hay que tratar a todos los barrios por igual, potenciando aquellos que se han quedado atrás en el tiempo y manteniendo aquellos que se encuentran mejor. No todos son iguales, sin embargo el encanto de cada uno conforma la ciudad en la que vivimos y que, tristemente, muchos no saben apreciar. Gracias a esta iniciativa no sólo pude redescubrir la singular belleza de cada uno de ellos compartiéndola por las redes sociales, sino también advertir las necesidades y puntos a fortalecer de todos nuestros barrios de Arrecife
No será por Manolos famosos. Los del “amigos para siempre” de Barcelona 92; el del carro me lo robaron, con apellido Escobar; o el malogrado Manolo Tena, del que canturreo con demasiada frecuencia su éxito “con la escalera y el trece, mejor no tientes a la suerte. Si alguien viste de amarillo… tocar madera.”
Me viene a la memoria cuando algo se tuerce, cuando algo sale mal. Tocar madera nos dice, y de no haberla, a darse toques en la cabeza, que nunca se sabe lo “amueblada” que puede estar.
Tal es su efecto positivo, que recomiendo al Gobierno de Teguise que recurra a ella, antes de anunciar una nueva obra, servicio o promesa. Seguro que ayuda a que las cosas cambien y la fortuna sonría.
Antes de anunciar un nuevo contrato para la mejora de los jardines del Municipio, tocar madera; si quieren rehabilitar tras un lustro y varios intentos el Paseo de Las Cucharas, tocar madera; o si del Teleclub de La Graciosa se trata, después de años de espera, sí, tocar madera, tananá tananá.
Porque lo de rezar, mejor dejarlo para cuestiones más personales, por respeto y hacerle un favor a la divinidad, por mucho que suene la campana de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe.
Quién sabe si recordando a Tena, no hubieran evitado, por ejemplo, el último contratiempo en la rehabilitación de la morada de los piratas en el Castillo de Santa Bárbara, allá en el volcán de Guanapay. Unas obras suspendidas desde hace ocho meses.
Mira que mostramos nuestra preocupación como principal partido de la oposición en Teguise, en un tono razonable, sin alarmismos, pero conscientes de que son más de 600.000 euros los que financia el Ministerio de Fomento con cargo al Programa 1,5 % cultural.
Mira que cuando se reactive el turismo necesitamos que estén abiertas las puertas de uno de los principales atractivos de la Real e ilustrísima señorial Villa de Teguise, como siempre me recuerda un apasionado de nuestro patrimonio histórico y Municipio.
Y por todo ello preguntamos en pleno hace meses. Y como ocho meses de suspensión de las obras son muchos, más aún con los precedentes a los que nos tiene acostumbrado el actual gobierno de Teguise, una comparecencia instamos, de la que una nueva estrofa surgió para el tema de Tena: “Hay una diferencia en el mortero, parece que están subsanadas. Estamos esperando a que llegue ese mortero, que llega en estos días”.
Pues de momento nada de nada, y ya vamos por ocho meses de parálisis, las obras sin arrancar, el andamiaje a la intemperie y la mala suerte que continúa en Teguise con las obras, servicios o promesas varias.
Mientras tanto, vuelve a sonar una vez más en Teguise “si se cruza un gato negro… si pasas bajo la escalera…Tocar madera…”, ¿o tocar mortero era?
Años atrás, allá en el siglo XX, existía un partido político en España denominado socialista, con unas siglas P.S.O.E., cuyos afiliados y simpatizantes decían luchar por la igualdad, por la clase trabajadora y otro sin fin de cosas que sonaban bien, agradables a nivel timpánico. Hasta que un día, muchos años después, uno de sus afiliados y cargo orgánico decidió tomar los mandos de esa nave y la fue vaciando de toda aquella ideología embrionaria hasta hacerse con un poder absoluto sobre las cuatro siglas.
Parecía él, tener un fin único, personal, que era dormir en el colchón presidencial de La Moncloa, para lo cual llegaría a acuerdos con quien fuera, como fuera y donde fuera. Mientras, los socialistas de génesis callados.
El precio de ese colchón era infinito, tal incalculable su valor que esa persona permitió pisotear uno de los mayores bienes de la sociedad que presidía: la Educación. Para roncar en el colchón necesitaba la ayuda de socios que ninguna intención de continuar con el sistema constitucional establecido del país tenían. Independentistas catalanes y vascos, junto a una extrema izquierda altanera le pidieron, a cambio de horas en el colchón, una nueva ley educativa, sabiendo que por la educación se comienza una sociedad futura, que desde las aulas se cercena la capacidad crítica del alumnado. Y así crearon la LOMLOE, denominada coloquialmente Ley Celaá.yor
Con ella dictaminaron que el idioma, la lengua, que unía a todo el país ya no fuera vehicular, un idioma que es el segundo más hablado del mundo, atentando contra el artículo tercero de la Constitución de esa nación, una ley que crearon sin consenso, sin las familias, sin el profesorado.
Fueron capaces de volver a las cavernas democráticas para su desarrollo ya que desde 1874 ninguna ley educativa, ninguna, se había aprobado hasta ese día sin debate. Y los socialistas de génesis callados. Crearon, por un colchón, una ley que violaba los derechos de los ciudadanos, y esto no es ir de ideologías, va de democracia. Mientras, los socialistas de génesis callados.
Este ataque a la libertad que obligará a cambios de centros al alumnado por “ordeno y mando”, priva a las familias a su legítima elección de centro educativo, y ya se sabe que, la educación sin libertad suele caer en la manipulación y en el pensamiento único, quizás algo que la extrema izquierda conoce bien.
Los independentistas catalanes y vascos que son los que permiten que ese mullido catre, con el mejor de los tapizados colchoneros, sea ocupado por el dueño de las siglas PSOE, saben que, con la nueva ley educativa se da legitimidad a una realidad que existe en las autonomías con segunda lengua y que relegará el castellano a simple asignatura de dos horas semanales a pesar de que la Constitución establece que todas las lenguas cooficiales son vehiculares.
Y mientras todo ocurre, los socialistas de génesis callados. Pero el espíritu torticero de la ley nueva lleva a tocar los centros de educación especial, a los alumnos más frágiles, cuando saben que los niños que necesitan ese tipo de atención no la van a poder recibir en centros ordinarios porque éstos no tienen recursos, profesorado, ni formación suficiente como para implementarla. Y el socialismo de génesis callado.
Quizás el precio aún, todavía, no era el adecuado a cobrar para poder reposar tranquilo en los muelles de La Moncloa, por lo que también decidieron, los creadores de esta nueva ley, que para ser inspector educativo ya no había que pasar oposiciones. Las CCAA tendrían el poder de designar a las personas que consideraran más adecuadas, en base a los criterios que Uds ya se pueden imaginar.
Y los socialistas de génesis callados. Sólo cabe esperar ante este atropello a las libertades y a la democracia que un día el colchón le diga a su usuario: “Había una vez, pero ya no”.
El pasado martes pudimos conocer el Proyecto de Ley de Presupuestos para 2021. El primer paso para empezar a analizar y debatir las asignaciones y recursos con los que contamos para salir adelante con todas las garantías.
Un documento necesario, sobre todo en estos momentos en los que se necesita dar una respuesta rápida y eficaz a la difícil situación que está atravesando el país a consecuencia de la pandemia.
Desde el Partido Socialista se ha trabajado, de forma incansable, para conseguir unos presupuestos progresistas, con una gran inversión social, que permitan reconstruir el país tras la pandemia, modernizar el modelo productivo y fortalecer el estado de bienestar.
Algunas personas ya se han apresurado a criticarlos. Me atrevería a decir que sin ni tan siquiera analizarlos, ya que no han tenido tiempo para hacerlo con el rigor que se requiere. Creo firmemente que algunos ya tenían preparado el discurso mucho antes de que se presentaran.
Esto evidencia que han perdido el foco en la esencia de la política y su objetivo final: aportar soluciones y propuestas para mejorar la vida de la ciudadanía y realizar críticas constructivas a las políticas públicas para siempre sumar, y no restar.
En lo que respecta al Archipiélago, desde el PSOE Canarias agradecemos al Ejecutivo de Pedro Sánchez que haya tenido en cuenta las necesidades de nuestro territorio y que haya respetado nuestro fuero, elaborando unos presupuestos que contemplan la mayor asignación económica para las Islas de su historia.
Y esto es algo indiscutible. Este proyecto de ley supera en 27 millones de euros el presentado en 2018 y nos sitúa ahora en una muy buena posición de partida.
El Estado ha respetado las principales demandas realizadas por el Gobierno de Canarias, las que se requerían con urgencia para paliar las consecuencias de la crisis sanitaria. Por ejemplo, los 516 millones de euros de la sentencia del Convenio de Carreteras, que finalmente se canalizarán como gastos no financieros para atender los servicios públicos esenciales y mejorar los recursos destinados a asuntos sociales, sanidad y educación.
Además, tal y como ya había anunciado el ministro de Transportes, las dotaciones económicas correspondientes al 75% del descuento aéreo y marítimo para los residentes en Canarias están aseguradas, así como el 100% de la bonificación al transporte de mercancías.
A diferencia de los últimos años, en los que muchas partidas quedaron fuera de los proyectos de ley, para 2021 sí se reconocen los recursos destinados, entre otros, al agua de riego, a las infraestructuras turísticas y a las ayudas al transporte. También se reflejan las partidas adicionales del POSEI o los fondos para el Plan contra la Pobreza.
Ahora toca seguir trabajando para negociar, durante el proceso de enmiendas, la inclusión de más partidas. Sin olvidar la futura financiación que vendrá desde Europa, que nos ayudará a avanzar en la recuperación socioeconómica de nuestro Archipiélago.
Es el momento de buscar consensos, de mantener una posición de diálogo y de sumar esfuerzos para salir adelante. Hay que dejar a un lado los intereses partidistas y centrar nuestro objetivo en la búsqueda de soluciones.
Es hora de rechazar los discursos vacíos e insustanciales. El debate que no incluya una crítica constructiva nos aleja del fin último que nos debe mover a todos: avanzar como sociedad y mejorar la calidad de vida de toda la ciudadanía.
En nuestro país, en estos momentos mueren personas debido a la pandemia, se resiente el sistema público de salud, infinidad de familias no tienen para comer ni pueden pagar sus alquileres o sus hipotecas, las expectativas de futuro de la juventud son muy sombrías y la crisis económica y social provocada por la COVID-19 se ha extendido por todos los rincones. Pero, en lugar de afrontar esta gravísima encrucijada en la que nos encontramos para ponerle remedio, hay quien pretende espantarla profiriendo vivas al Rey y tapándose con la bandera de España, recurriendo a una suerte de conjuro mágico propio de pasados siglos de oscuridad.
Lo que denotan estas actitudes es que una parte de la sociedad española permanece demasiado apegada al pasado y a sus privilegios. Se resisten a reconocer la existencia de problemas reales que afectan a amplias mayorías y a aceptar que los tiempos cambian y, con ellos, las ideas y los anhelos de la población. Niegan los problemas y se apropian indebidamente de algunos símbolos de nuestra democracia, como la Corona, la bandera y, de último, hasta el constitucionalismo… Pero, no nos dejemos embaucar, ya que, con este relato, la derecha extrema y la ultraderecha sólo buscan encubrir su fracaso electoral mediante una confrontación que, a veces, adquiere preocupantes tintes guerra-civilistas.
Una de las bondades de nuestra democracia es que permite la convivencia de monárquicos y republicanos, de personas de derechas e izquierdas. Por tanto, no hay españoles buenos ni españoles malos por preferir una u otra forma de Estado, por proclamar vivas al Rey o a la República, por ser de izquierdas o derechas. Los buenos y malos españoles no se identifican por sus ideas políticas, sino por cumplir o no con sus deberes cívicos y democráticos, como pagar sus impuestos o respetar escrupulosamente a las instituciones del Estado, como el Parlamento, la justicia o el resultado de los procesos electorales como expresión de la soberana voluntad popular.
Ahora bien, la Constitución Española no cayó del cielo ni es inamovible. Es una obra humana fruto de un gran acuerdo entre ‘las dos Españas’ que perseguía superar las graves heridas ocasionadas por el golpe de estado perpetrado en 1936, y que provocó una guerra civil y 40 años de dictadura franquista. Como toda creación humana, la Constitución Española es perfectible y responde a un momento histórico concreto, es mejorable y deberá adaptarse a la evolución y a las demandas mayoritarias de nuestra sociedad.
Aunque nace con vocación de permanencia en su redacción original, la propia Carta Magna prevé su modificación mediante mecanismos simples o mayorías muy cualificadas, según el alcance de la modificación y los textos afectados. Así que no hay que rasgarse las vestiduras si alguien propone cambios, porque expresar libremente las ideas y confrontarlas forma parte de la esencia de la convivencia democrática. En tales situaciones, de algunos sectores sociales cabe esperar algo más que ponerse a gritar viva el Rey con la bandera detrás, usurpando la Corona, el Rey, la bandera y la Jefatura del Estado al resto de los españoles.
A pesar de todo, el debate no consiste en estar a favor o en contra de proferir vivas al Rey y envolverse más y mejor en la bandera española, puesto que lo que subyace de fondo es un viejo tic autoritario que aspira a someter a la democracia y a los verdaderos demócratas. Esto sí que es alarmante, como lo es también la deriva hacia la derecha extrema de la dirección del PP o la desequilibrada estrategia de enfrentamiento del PP madrileño con el resto de los españoles. Profundizar en la convivencia democrática pasa hoy por saber perder unas elecciones, dejar de recurrir a la dialéctica de la lata de gasolina, aprender a ejercer una oposición responsable y comportarse con lealtad con las instituciones. Con todas las instituciones.
En los tiempos que corren parece que ya poco importan las formas y la formalidad, y en política hemos pasado al despiporre y al ruido casi sin darnos cuenta. Es momento éste donde se imponen los titulares, las prisas y los mensajes de 140 caracteres por encima de cualquier deseo de profundizar en los hechos o de simplemente disfrutar del placer que otorga romper el envoltorio para ver y estudiar el fondo.
Quizás es por eso por lo que me da la sensación que el tema de Echedey Eugenio y su compatibilidad, o incompatibilidad, está pasando sin pena ni gloria. Eso, por no ser mal pensado y creer que Eugenio ha mandado a sus legiones a que asalten las redes para, escondiéndose en perfiles de dudosa identidad, congratularse de la buena nueva de su nombramiento docente y de que al mismo tiempo pueda seguir acaparando el protagonismo político a costa del trabajo a pie de calle de sus compañeros.
Pero la realidad se impone. Y es que según parece, el portavoz de CC en el Ayuntamiento de Arrecife se ha olvidado de tramitar un “papelito” que no es otra cosa que la que debe ser su solicitud de compatibilidad para desempeñar su labor como concejal portavoz y su flamante y recién estrenada plaza como enseñante en el CIFP Zonzamas. Un trámite que deben cumplir, según la normativa, todos aquellos que tienen desempeño de labor pública. Todos menos Echedey Eugenio que, al parecer, también debe ser otro de los que mejor se peinan y de los que mejor manejan los resortes del poder.
Nadie cuestiona el derecho de Echedey a buscarse las castañas como cualquier hijo de vecino, que tenga capacidad suficiente para ejercer eficientemente ambas tareas o que cobre dos sueldos si realmente se los trabaja, cosa que no dudo.
No se trata de eso, aunque también llegado el caso sus propios compañeros podrían cuestionárselo al ver cómo se lleva el sueldo limpito como liberado. Hablamos de hacer las cosas bien, legalmente, y siguiendo los trámites que sí que han cumplido todos aquellos que han estado en la misma tesitura.
Pero en estos tiempos de prisas, de titulares avispados y de consumo masivo de información, no podemos pasar por alto que hay papelitos que debemos tramitar sino queremos terminar haciendo el papelón del año. Y por mucho que Echedey Eugenio pretenda darle normalidad a este asunto “lo que no es, no es” por mucho que el portavoz se esfuerce en pasarlo por alto.
En estos tiempos de pandemia ha quedado demostrado que los servicios públicos, junto a la responsabilidad social e individual, son esenciales para que la población pueda salir adelante.
Entre esos servicios públicos se encuentra la Educación, uno de los derechos más fundamentales para conseguir la igualdad social, y por ese motivo nos preocupa la estabilidad de las plantillas, la jubilación en los próximos años del 50% de la plantilla, la dotación de personal suficiente a los centros educativos, o la mejora de las condiciones laborales del profesorado de Infantil y Primaria.
En la comparecencia solicitada por Si Podemos Canarias la pasada semana en el Parlamento la consejera de Educación anunció la revisión del actual catálogo de plantillas de los centros y que el profesorado contratado hasta diciembre por la COVID, volverá en enero a las mismas aulas, dando continuidad a su labor, añadiendo que tenía dentro de los planes de la Consejería la negociación de un nuevo catálogo de plantillas.
En estos tiempos de incertidumbres, es esencial conseguir la imprescindible estabilidad de los claustros, elaborando planes de estabilidad para el profesorado interino, de oferta de empleo público con carácter diferenciado, unas plazas y unos requisitos para los que ya están ocupando un puesto en la enseñanza y otras diferentes para los que aspiran a un puesto de trabajo en la enseñanza pública.
Sin olvidar que hay que abordar en la futura Ley de Educación una nueva concepción de la formación inicial y permanente del profesorado y de su acceso a la función pública.
Son inadmisibles estos índices tan elevados de profesorado con contrataciones precarias.
Respecto al envejecimiento de la plantilla, hay que planificar acciones formativas complementarias para los que aspiren a trabajar en la enseñanza si queremos modificar en profundidad el actual sistema educativo, por lo que es notable el esfuerzo llevado a cabo con la contratación de 2.500 maestras y profesoras, que deberían continuar siendo contratadas y que en el futuro la bajada de ratios que más se precisa es en los primeros años de la educación, donde debe estar el profesorado mejor considerado socialmente, los mejores, para contribuir a poner las bases del éxito escolar futuro de la totalidad del alumnado.
También se debe hacer hincapié en que la plantilla de los centros debe completarse con profesionales de orientación, logopedia, educadores sociales, enfermería, personal de administración y sevicios, trabajadores de comedores escolares.
Finalmente, no hay que olvidar la necesidad de apoyar y mantener la continuidad de las escuelas rurales de Canarias, para favorecer la fijación de la población y contribuir al desarrollo del sector primario, entre otros, con el objetivo de apoyar la necesaria diversificación de la economía en Canarias.
El deporte no es el problema, es parte de la solución. En tiempos de pandemia, quienes hacemos deporte de forma regular o esporádica, hemos sufrido las restricciones dirigidas a contrarrestar el covid-19, como toda la población, cualquiera que sea la edad.
La cultura, con razón, da un paso al frente reivindicando la reanudación de su actividad, al menos en los territorios menos afectados por el nuevo coronavirus. Es un grito al que también se suma el deporte, pero no por capricho, sino por salud, siendo conscientes que mantenerse bien depende además de una buena alimentación y de todo un conjunto de hábitos saludables.
El deporte es movimiento y contacto, en algunas disciplinas más que en otras, pero no debemos olvidar el componente social que lleva consigo permitiendo la integración de personas y fomentando la disciplina y el respeto entre practicantes y entrenadores, valores que he percibido en primera persona como deportista de lucha canaria y cultivado luego como mandador del primer equipo del Unión Sur Yaiza.
Con el confinamiento casi todos subimos algo de peso y nos comimos la cabeza inmersos en una situación totalmente desconocida para todos, para los ciudadanos de a pie, para los gobiernos y hasta para el mundo científico que aún no descubre la vacuna.
Como pudimos, sobrellevamos la situación y todavía puede que nos acobarde la incertidumbre, y es que la salud, la economía y el bienestar están en juego, pero como el buen deportista, debemos ser fuertes y valientes en las derrotas y no relajarnos tras las victorias.
Con los protocolos de higiene y seguridad individual y colectiva para entrenar y competir, unido a las condiciones que deben cumplir las instalaciones deportivas cerradas y al aire libre, pedimos, en nombre del deporte, la puesta en marcha de la actividad, siempre velando por el respeto a las limitaciones ordenadas por las autoridades sanitarias.
Los niños y los mayores quizás han sido los grupos más afectados por el encierro, así que quiero lanzar un mensaje a favor de ellos. Las escuelas deportivas son casi imprescindibles para el desarrollo de los menores. Eso lo tenemos muy claro en el municipio de Yaiza, y de allí nuestra apuesta por ellas. Y el deporte y ejercicios de mantenimiento para los mayores es un factor determinante para conservarse saludables en cuerpo y mente.
Hasta antes de la pandemia, casi un millar de niños y jóvenes practicaban y competían en distintas disciplinas. Ahora, superados los momentos más duros, queremos conjugar los verbos en presente con la ilusión y la confianza de también hacerlo en futuro. Todos, absolutamente todos los deportes, igualmente las disciplinas de contacto, como el kárate, el jiu jitsu o nuestra querida lucha canaria, deberían ser preocupación de las autoridades deportivas para coordinar con las sanitarias y la federaciones protocolos que permitan su reanudación.
Desde Yaiza, estamos y estoy dispuesto, como deportista y concejal responsable del Área de Deportes, a colaborar con las escuelas, con los clubes y las familias para que nuestro regreso a las canchas sea lo más seguro y alegre posible. El deporte es salud, y si repetimos una y otra vez que trabajamos por la salud de la sociedad, no podemos excluir una actividad esencial, nada más por eso, si es que parece poco, el grito del deporte.
Según ha publicado Promotur , adscrita a la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias, las llegadas de pasajeros a todos los aeropuertos canarios, excepto La Gomera y El Hierro, en vuelo directo desde el resto del Estado y el Extranjero, alcanzaron en los meses de julio y agosto la cifra de 961.131 personas, 428.717 en julio y 532.414 en agosto (103.697 más, en pleno rebrote de la pandemia), repartiéndose ambas procedencias casi al 50%; lo que implica una media de 16.000 personas diarias entrando en Canarias desde julio, sin pruebas diagnósticas de la Covid-19. Durante el mes de septiembre, se habrán sobrepasado ya 1.300.000 llegadas a lo largo del verano, equivalentes a un 60% del total de residentes en las Islas.
Una vez levantado el Estado de Alarma, el 21.06, según el Servicio Canario de Salud (SCS), durante la última semana de junio se confirmaron 9 casos y otros 21 en la primera semana de julio, que permiten afirmar que Canarias estaba prácticamente libre de la Covid-19 al inicio de la llamada Nueva Normalidad. Sin embargo, al comenzar la cuarta semana de septiembre se contabilizan 6.757 casos activos, acumulándose solo en las 7 semanas anteriores, el 63% del total de casos existentes desde el inicio de la pandemia. Evidentemente, un rebrote con crecimiento tan exponencial no puede producirse sólo con la transmisión autóctona comunitaria de los pocos casos activos a primeros de julio.
CAUSAS DE LA SEGUNDA OLA. Recordemos que la irrupción de la pandemia en el Estado a partir de la segunda semana de marzo se produce al manifestarse los síntomas de la enfermedad en miles de personas asintomáticas, decretándose el Estado de Alarma el 14 de marzo, con las graves consecuencias conocidas. Sin embargo, la incidencia de la Covid-19 en Canarias fue bastante menor epidemiológicamente, aunque con peores consecuencias económicas al producirse el Cero Turístico por la paralización del transporte aéreo y marítimo. La enseñanza aportada fue contundente. En sistemas geográficamente aislados, el cierre de fronteras a tiempo impide la entrada del virus, cuya transmisión queda reducida al nivel comunitario que, partiendo de un bajo número de contagios, pudo mantenerse en niveles asumibles para el sistema sanitario y asistencial, aún lamentando los muchos decesos producidos.
Por el contrario, el fuerte rebrote de julio y, sobre todo, agosto y septiembre, en las Islas, vino precedido, como dijimos, de un casi Cero Epidémico en las primeras semanas posteriores al fin de la Alarma cuando, paralelamente, comienza a entrar un flujo importante de miles de personas diarias desde fuera de Canarias por los aeropuertos, sin tests diagnósticos, muchas de ellas desde de zonas en pleno rebrote pandémico. Ello constituyó, indefectiblemente, la fuente originaria de la llamada Segunda Ola, al poner en circulación centenares de cadenas de transmisión iniciadas por casos importados que, a su vez, generaron la inevitable transmisión autóctona comunitaria en las Islas. Sirva sólo como orientación, que los casos positivos acumulados hasta ahora en Canarias representan el 6 por mil de la población. Atribuyendo hipotéticamente a 1.3 millones de personas llegadas desde julio una contagiosidad del 1 por mil, estaríamos hablando de 1.300 casos importados. Teniendo en cuenta que cada caso puede infectar entre 1.5 y 3 personas, la hipótesis más conservadora daría un segundo eslabón de la cadena de 1.950 casos y de 2.925 el tercero, para un total de 6.175 casos. “Casualmente” una cifra muy cercana al total de casos activos detectados a finales de septiembre.
TRIÁNGULO DE OMERTÁ SOBRE LOS CASOS IMPORTADOS. Las claves del desastre creado por la Segunda Ola de la Covid-19 en Canarias se encuentran en la gran conspiración suicida, torpemente urdida por el Triángulo de Omertá formado por el Gobierno autónomo (Gobcan), el lobby dirigente hotelero turístico (ASHOTEL y FEHT) y los principales medios de comunicación editados en Canarias (dependientes de las subvenciones e inversiones en publicidad de los otros dos vértices del triángulo).
Tal conspiración consistió en ocultar, de forma deliberada, la influencia de los casos importados en el aumento del número de infectados que aparece con fuerza en julio y se dispara exponencialmente en agosto y septiembre. De forma repentina, desde finales de julio, el SCS deja de publicar las cifras de contagiados procedentes del exterior, pretendiendo circunscribir el origen de los casos confirmados a la transmisión local comunitaria. Se trataba de evitar una demanda social por un cordón sanitario seguro en nuestros puertos y aeropuertos, con exigencia de pruebas a los viajeros procedentes del Estado y el Extranjero y cuarentenas para los casos positivos, lo que seguramente retraería la llegada de turistas.
Pero la virulencia del rebrote, vino a evidenciar que la conspiración del citado Triángulo de Omertá se basaba en un cálculo erróneo, totalmente contraproducente, como la actitud atribuida al avestruz, consistente en creer que, ignorando la causa principal del problema, este no iba a producirse. Al obviar la necesidad del cordón sanitario exterior, inundaron las Islas de coronavirus importados, comprometiendo así, temerariamente, la salud de la población canaria y terminando por arruinar la temporada de verano (probablemente, también la de invierno). Cerraron así el círculo vicioso de la conspiración del citado Triángulo de Omertá, que vino a confirmarse con la recomendación de los gobiernos de muchos países europeos para no viajar a Canarias.
ELUDIR RESPONSABILIDADES, CULPABILIZANDO A LAS VÍCTIMAS. A fuerza de considerar la Covid-19 como una guerra y no como un desastre natural agravado por las políticas sanitarias neoliberales, la política informativa del Gobierno de Canarias y sus medios afectos adoptó los perfiles del periodismo bélico, sacrificando la transparencia informativa a manos de una censura y opacidad tan inconfesables como implacables: convertir en tabú los casos importados y atribuir la única causa de la Segunda Ola a una supuesta indisciplina social y, sobre todo, al socorrido mito de la “juventud irresponsable”.
Una matriz informativa oficialista, cínica y cruel, basada en la criminalización de la víctimas de los contagios importados, convirtiéndolas en únicas culpables de la cuarentenas domiciliarias, hospitalizaciones, contagios del personal sanitario y hasta de los decesos producidos, sin olvidar la especial incidencia sobre los grupos sociales mas vunerables como adultos mayores y personas dependientes, internadas en centros especiales y abandonadas a su suerte. Este ensañamiento con la ciudadanía se acompañó con amenazas como: “Vamos a ser duros con quienes ponen en peligro la salud y la vida”, proferidas cínicamente por el Presidente, Ángel Víctor Torres, en plena escalada de contagios a mediados de agosto, cuando su incompetencia y la de su Gobierno fue lo que realmente puso en peligro nuestra salud y nuestra vida. En tal sentido, desde Iniciativa Popular Canaria solicitamos la creación de una comisión científica de investigación independiente, que delimite las responsabilidades en la generación y gestión de esta Segunda Ola de la Covid-19 en Canarias.
LAS GRIETAS DEL BUNKER CONTRA INFORMATIVO. Pero mantener engañada a toda la gente, todo el tiempo, no es posible antes de que comiencen a aparecer grietas en la disciplina de los sectores implicados en la Omertá. Tres ejemplos de ello se citan a continuación, surgidos desde el Gobierno de Canarias y la patronal turística que, como era previsible, no se publicaron en los principales medios editados en las Islas:
El periódico EL PAIS publicaba el 28 de agosto que el Catedrático de la Universidad de LPGC, Luís Serra, portavoz del Comité Científico Asesor del Gobierno de Canarias, había informado que varios “supercontagiadores” procedentes del resto del Estado contagiaron a 140 jóvenes en la zona nocturna de Las Palmas de GC, que luego infectaron a sus familiares. Mientras la noticia oficial se refería a la irresponsabilidad de jóvenes canarios discotequeros que no respetan ni a sus familias… Curiosamente, también EL PAÍS publicó, el 20 de septiembre, las declaraciones de Francisco López, uno de los dos principales accionistas del mayor grupo hotelero de capital canario, LOPESAN, referidas a la aceptación por el Gobierno español de la realización de pruebas a los turistas: “Es una medida que propusimos, por la que luchamos, y en la que insistimos hace tres meses, cuando Canarias era una zona segura y el peligro era infectarnos nosotros de los turistas”. Tal como finalmente ocurrió…
Pero poco vale decir que se solicitó al Gobierno central, competente en puertos y aeropuertos, si no se hizo con la necesaria presión, contundente e innegociable. De hecho, según declaró ante el Parlamento, el 23 de septiembre, el tercer Consejero de Sanidad en menos de un año: “El Gobierno autónomo, en ningún momento había solicitado formalmente a las autoridades españolas o comunitarias tests para el coronavirus en origen o en destino”… (Filtrado sólo entre líneas por algún articulista).
SIN CORDÓN SANITARIO EXTERIOR, IMPOSIBLE PARAR EL VIRUS Y CREAR UN DESTINO SEGURO. Después de propiciar este desastre sanitario y económico, Gobierno de Canarias y lobby hotelero han entrado en pánico, con muchas prisas e histerismo por crear -ahora sí- el Destino Seguro, no porque de repente empiecen a preocuparse por la ciudadanía, sino por el inminente comienzo de la Temporada Alta Turística, cuestión ésta que reconocen públicamente sin el menor rubor.
Cabe preguntarse entonces, por qué no se preocuparon con igual ahínco ante la temporada de verano. Su reconocimiento de la necesidad ineludible de realizar tests, en origen y destino, para la Temporada Alta, es la prueba palmaria de que conocían perfectamente el riesgo que representaba para la salud de la población permitir la entrada masiva de foráneos, sin pruebas, a partir de julio. Pero sólo se adoptaron medidas de control sobre la transmisión comunitaria, dejándonos inermes ante la entrada del virus.
Si es en los momentos difíciles cuando se mide la talla de los gobernantes, la respuesta del Gobierno de Canarias, al servicio de intereses económicos egoístas y miopes, fue sumarse a las teorías más retrógradas a nivel mundial, encarnadas por Trump o Bolsonaro: “Canarias tendrá que acostumbrarse a convivir con el virus, debido a su fuerte dependencia del exterior”, proclamaban a coro. Mientras cualificados portavoces de la comunidad científica, defensores de una sanidad pública universal, insistían en que la prioridad económica es parar el virus y no abrir, sin controles sanitarios, la actividad turística, ya que sólo en un destino sano y seguro puede desarrollarse un turismo sostenible. Ante el falso dilema, impuesto por las clases dominantes, de obligarnos a elegir entre economía o salud, tanto la OMS como la ONU han insistido en que no existe tal debate: “Primero es la salud”.
Y es que la más nefasta consecuencia de la mediocridad del Gobierno de Canarias fue arruinar la potencialidad que nos proporciona la ventaja comparativa natural de nuestra condición archipelágica. Una visión progresista, inteligente y rigurosa hubiera aconsejado aprovechar el casi Cero Epidemiológico de inicios del verano, para imponer el citado cordón sanitario exterior con pruebas diagnósticas eficaces, propiciando así la creación de un verdadero Destino Seguro, libre de Covid-19. Primero para proteger a nuestra población, pero también como nuestra mayor fortaleza de cara al turismo de invierno, convirtiéndonos en un destino imbatible de media distancia, que si ya lo éramos climáticamente, lo sería más como refugio sanitariamente seguro. No es difícil prever la gran demanda mundial ante una oferta vacacional de tales características, sin embargo, frustraron la extraordinaria posibilidad de optimizar las políticas de selectividad turística.
¿GRUPO CANARIO PLAÑIDERA EN MADRID O BILATERALIDAD REAL?. La demanda de medidas de garantía para crear corredores sanitarios seguros, con tests en origen y destino para los turistas, se ha terminado sumando a la exigencia de otros corredores, en este caso, para trasladar al resto del Estado a los refugiados africanos llegados en los últimos meses, ya que la Unión Europea no acepta recibirlos. El problema surge cuando, por una parte, el Gobierno español no acepta los tests para los viajeros procedentes del resto del Estado y, por otra, tampoco acepta trasladar a los refugiados, argumentando el peligro de un supuesto efecto llamada, convirtiéndonos, de facto, en una macro cárcel donde encerrarlos hasta su regularización o deportación.
Los tests sólo para turistas extranjeros son incoherentes con la creación de un cordón sanitario seguro, tal como ha denunciado la propia Consejera de Turismo, pero desde Madrid lo justifican diciendo que no se puede limitar la libre circulación de españoles; con lo que ya no es únicamente la economía la que conspira contra nuestra salud, sino también la política centralista. En conclusíón, el apartheid turístico estaría servido, ya que en las zonas turísticas sólo se admitirían extranjeros, vetándolas a la población local y estatal. Lo que sería no ya inconstitucional, sino de pura ciencia ficción.
Ante esta grave doble colisión de intereses con el Gobierno central, han surgido desde la clase política autonómica y dirigentes empresariales, llamamientos a la formación de un “Grupo Canario” en Madrid. Un amago de órdago de bilateralidad condenado al fracaso, ante la previsible falta de implicación efectiva de los cónsules del PSOE y Unidas Podemos en las Islas, que nunca iban a enfrentarse a sus mentores en Madrid; ni cabe esperar del falso nacionalismo otro papel que el de plañideras, jugado históricamente, a cambio de algunas migajas sobrantes del festín de la extracción de rentas coloniales a las que está sometida la Nación Canaria.
Si de verdad hay interés en establecer una bilateralidad real y efectiva entre Canarias y el Estado, hay que cambiar las reglas de juego, empezando por dotarnos de una Plena Autonomía Interna (PAI) en régimen de Asociación con la UE, como Territorio de Ultramar (PTU), tal como venimos proponiendo desde la Iniciativa Popular Canaria (IPC), en línea con la Moción en favor de la PAI aprobada por el Cabildo de La Gomera el 04.05.2012. Lo demás es perder el tiempo mareando la pardela, mientras nuestra ruina social y económica sigue avanzando inexorablemente…
La situación generada por la Covid-19 ha sumido a la isla de Lanzarote en unas circunstancias inéditas y sin precedentes en toda nuestra historia turística. Quién nos iba a aventurar a toda la sociedad lanzaroteña que íbamos a padecer la pandemia que se nos avecinaba y, sobre todo, cuál iba a ser el alcance y las lamentables consecuencias que este maldito virus ha traído y que nos está golpeando duramente en el terreno sanitario, económico, social, laboral y empresarial. Imposible haberlo previsto a primeros de este 2020, cuando Lanzarote se encaminaba con determinación, un año más, a seguir dando pasos firmes en la promoción y consolidación de un destino de calidad, sostenible y único en el mundo, debido a sus extraordinarios y diferentes atributos muy apreciados por todos nuestros mercados.
Por supuesto que es cierto que esta crisis supera con creces el ámbito insular, regional y estatal, pues los efectos de la Covid-19 han dinamitado cualquier previsión en torno a la industria turística mundial, pero no por ello debemos dejar de actuar e impulsar cuantas medidas y acciones estén a nuestro alcance, desde todas las administraciones implicadas, para que la isla inicie cuanto antes el camino de salida hacia la recuperación turística.
Más allá de la indudable conveniencia de diversificar el tejido productivo insular, para bien o para mal, a diferencia de otros destinos insulares y nacionales, la realidad se nos impone: en la actualidad Lanzarote depende en su práctica totalidad del Turismo, y ahora mismo es tiempo de actuar y tomar medidas que impidan la lenta agonía de nuestro primer y principal motor económico productivo: la industria turística local y todos los sectores asociados a la misma.
La urgencia de la situación requiere de la unión conjunta y el trabajo coordinado de todos los actores y sectores afectados por esta crisis para actuar sin demora y con contundencia, a fin de aprovechar la oportunidad que nos otorga nuestra benevolencia climática ante el inminente cierre de otros destinos competidores en los fríos meses que se avecinan. Es el momento de adoptar respuestas realistas y efectivas que además contemplen las propias características de la isla como destino.
Vuelvo a insistir una vez más: para Lanzarote, recibir entre 20.000 y 25.000 turistas al mes supondría la salvación del sector, y aunque estaríamos lejos de la situación boyante de años anteriores, impediría la lenta agonía de un sector empresarial y laboral muy afectado por la crisis, al tiempo que evitaríamos el hundimiento de nuestra economía.
Desde hace seis meses, nada más irrumpir la pandemia, en numerosas ocasiones y en todos los foros, he reclamado la necesidad de intensificar las acciones diplomáticas y de toda índole que sean necesarias para proceder a la apertura de corredores sanitarios seguros entre algunos de nuestros principales mercados turísticos y la isla de Lanzarote, tal y como nos confirman las numerosas y frecuentes reuniones que mantenemos con turoperadores y los diferentes organismos de Turespaña en las principales capitales europeas. Irlanda, sin ir más lejos, es uno de ellos, por poner un ejemplo, aunque no el único. Este mercado, junto con el británico, es un auténtico enamorado de la isla que nos echa de menos y lleva aguardando a que se flexibilicen las medidas de cuarentena sanitarias y se facilite la posibilidad de viajar, para poder volver a visitarnos y disfrutar de la isla.
Todos y cada uno de nosotros debemos ser conscientes, ahora más que nunca, de que el objetivo prioritario y más importante es generar confianza en nuestros principales mercados turísticos. Pero proporcionar confianza y tranquilidad por parte de un destino, no significa en modo alguno colgar el cartel de “Covid free”, ya que lamentablemente eso es imposible hasta que la vacuna sea una realidad accesible para la mayoría de la población o, al menos, hasta que se encuentren tratamientos que impidan la mortalidad de la enfermedad.
Generar confianza lo que sí implica es ofrecer todas las garantías a nuestro alcance para que cualquier persona que venga a Lanzarote se sienta segura al saber que el destino actúa de forma rápida y eficaz, con un sistema sanitario del primer orden como el que tenemos y con el establecimiento de todas las medidas óptimas que en este momento puedan ser aplicadas y puestas a disposición.
Quiero recordar que desde el primer momento Lanzarote y La Graciosa fueron las únicas islas en las que implantamos un plan insular de acción propio con un protocolo muy riguroso que nos está permitiendo detectar de forma efectiva cualquier posible contagio y actuar en consecuencia. Pero también, como vengo insistiendo desde hace meses, ya es inaplazable proceder a comenzar a realizar los test PCR en destino a todos los turistas y viajeros que lleguen a la isla, tanto nacionales como internacionales, como una medida adicional de seguridad, y en definitiva, como una medida propia de un destino líder y consolidado como lo es Lanzarote.
En el momento de escribir este artículo, estamos pendientes de la reunión que mantendrán este próximo lunes, día 28 de septiembre, los ministros de Turismo de la Unión Europea, a fin de determinar el protocolo que se seguirá en cuanto a la realización de PCRs – u otra prueba igualmente eficaz, más rápida, más barata y menos molesta, siempre que esté avalada por las autoridades sanitarias – de entrada y de salida a los turistas. Una fecha clave que debería poner fin a la incertidumbre y la inconcreción con la que estamos viviendo, tanto los destinos como el sector turístico, el próximo comienzo de la temporada de invierno. Muchos establecimientos alojativos esperan como agua de mayo la puesta en marcha de medidas contundentes y el anuncio de fechas concretas para no verse abocados, lamentablemente, a echar el cierre de forma inmediata.
A lo largo de toda esta crisis he echado de menos el establecimiento de una sola y única normativa común dentro de la Unión Europea en materia de medidas de sanitarias para viajar entre los países miembros, pero tristemente a día de hoy creo que sigue siendo un fracaso de la política intercomunitaria europea, del que todos los países nos debemos sentir responsables, máxime un momento como el actual que requiere de medidas extraordinarias y reglas de juego comunes en Europa, para salir entre todos más fortalecidos.
Aun así, con todo lo dicho anteriormente, insisto en que la mejor inversión y promoción que podemos hacer en estos momentos es en seguridad que genere confianza en nuestros turistas, de forma que todas las medidas que se impulsen podrían caer en saco roto si no continuamos en la línea de frenar, de forma drástica, la curva del nivel porcentual de contagios que se han producido en la isla desde agosto. La industria turística ha revelado toda su vulnerabilidad ligada a un terreno extremadamente cambiante y sujeto a diario a la evolución impredecible de la pandemia y al acierto de las acciones que llevemos a cabo entre todos.
Por ello, es evidente la necesidad del endurecimiento de las sanciones, pero sobre todo es absolutamente imprescindible la concienciación ciudadana y el compromiso individual de la población lanzaroteña, pues ahora mismo todos somos corresponsables para salir de esta crisis sanitaria y económica y es indispensable actuar con enorme responsabilidad para proteger nuestra salud y del resto de las personas.
No obstante, hay que resaltar que los últimos datos de la evolución epidemiológica en la isla nos invitan a ser moderadamente optimistas: afortunadamente la curva de contagios en Lanzarote ha ido descendiendo paulatinamente y hemos pasado de más de 330 contagios por cien mil habitantes, que fue el pico de la pandemia alcanzado el pasado 9 de septiembre, a los poco más de 95 casos registrados por cada cien mil habitantes, a fecha del pasado jueves, día 24.
Aunque estamos lejos aún de la ratio que establecen los principales mercados emisores (50 contagios por cien mil en el mejor de los casos como es Alemania), el descenso de la curva es un indicador alentador, pero será una condición irrenunciable seguir reduciendo drásticamente la cifra para poder iniciar lo antes posible el camino de la recuperación y volver a obtener la confianza de nuestros principales países emisores de turismo, flexibilizando sus restricciones hacia nuestro destino.
La dureza de la situación no es incompatible con mantener la esperanza, si tomamos al toro por los cuernos. En este sentido, contamos con un sector turístico empresarial, profesional y laboral maduro y lleno de buen saber hacer, que colabora con gran responsabilidad, esfuerzo y sentido común, como siempre lo han demostrado. Contamos con excelentes profesionales sanitarios, llenos de vocación, que no escatiman esfuerzos ni tiempo, en atajar la enfermedad y en protegernos a todos. La población lanzaroteña ha demostrado su capacidad de resistencia, de avanzar y adaptarse a las dificultades de un lugar tan bello como inhóspito, una población que tuvo que enfrentarse a condiciones adversas y a veces muy extremas en una isla que nunca se lo puso fácil.
Sin embargo, la historia nos demuestra que nuestras generaciones pasadas supieron salir adelante venciendo obstáculos, y abriendo caminos y oportunidades donde inicialmente sólo había adversidades. No me cabe duda de que lo volveremos a hacer y que saldremos adelante. Pero no nos engañemos: será como siempre ha sido, con la responsabilidad y el esfuerzo conjunto de todos.
Acaba de llegar el otoño y en las Islas Canarias todos empezamos a manejar una ecuación con dos variables: la salud pública de la población y la temporada turística de invierno, que dará comienzo dentro de pocas semanas. Cuando digo todos no excluyo a nadie, desde las administraciones públicas a las empresas turísticas, pasando por las y los trabajadores desempleados afectados por expedientes de regulación temporal de empleo. En Canarias confiamos en el futuro inmediato porque nos jugamos mucho. Todo, en realidad.
Por eso mismo, nos hemos conjurado en garantizar la salud pública, porque sin ella no es posible recuperar la actividad económica y el empleo. Creo sinceramente que, en esto, cada parte está cumpliendo con su responsabilidad, lo que nos permite encarar los próximos meses con moderado optimismo. Una salud pública segura en el Archipiélago canario es sinónimo de turismo seguro durante el otoño y el invierno, siempre y cuando mejore la situación epidemiológica en los países emisores, como es natural.
En esta misma dirección se mueve la patronal turística, que defiende la puesta en marcha de corredores seguros para reactivar el turismo y evitar la pérdida de la temporada invernal. En efecto, coincido con la patronal en la propuesta de iniciar un proyecto piloto con Canarias con carácter inmediato, lo cual podría aportar soluciones para que aquellos destinos que alcancen los objetivos sanitarios establecidos puedan implantar sus propios corredores, con independencia del segmento turístico donde se ubiquen.
Desde mi punto de vista, para que la operación sea exitosa resulta indispensable la coordinación para la realización de pruebas sanitarias fiables y rápidas a los viajeros, tanto a su entrada como a su salida de los aeropuertos y otros medios de transporte. Sólo así, con seguridad, se podrían eludir las cuarentenas y las recomendaciones negativas que ponen en peligro la temporada de invierno y la supervivencia de muchas empresas y puestos de trabajo, tanto en las Islas como en la Península.
Pero, no hay que perder de vista que la garantía de salud pública y la puesta en marcha de la temporada turística de invierno nos permitirá encarar con mejores expectativas el Plan para la Reactivación Social y Económica de Canarias, que prevé una inversión inicial de 5.725,7 millones de euros hasta 2023, tan solo en recursos públicos. De la manera que se está haciendo, con unidad y amplio consenso público-privado, venceremos a la pandemia y fortaleceremos los servicios básicos, como la sanidad, la educación, los derechos sociales y la vivienda, de manera que nadie se quede atrás por esta crisis inesperada y global, sobre todo los colectivos más vulnerables.
Garantizar la salud pública de la población y arrancar la temporada invernal con unidad y amplio consenso público-privado es lo que se aprecia, asimismo, en Lanzarote y La Graciosa, las dos islas a la que me debo en primer lugar. Los esfuerzos conjuntos y coordinados del Cabildo de Lanzarote y los siete ayuntamientos, y el fluido diálogo y la estrecha colaboración que se observa en estos momentos entre el sector público y las organizaciones turísticas es una senda que nos debe permitir superar esta adversidad, y que jamás debe abandonarse, mientras mantenemos abiertos los Centros de Arte, Cultura y Turismo como un poderoso símbolo de esperanza colectiva.
Siempre se ha hablado de la cultura como motor contra la ignorancia, como nave de la igualdad, como punta del iceberg de la educación, y no les falta razón a los que defendemos esta noble y distinguida materia de forma tan apasionada.
A la cultura siempre se le han puesto etiquetas y siempre se la ha tratado de encasillar en bandos y/o status sociales, a la cultura se la recorta en tiempos de crisis, la cultura siempre es el último eslabón pero nada de ello empaña su fortaleza para navegar por esas turbulentas y desgraciadas aguas.
Pero aún así, no podemos dejar que eso vuelva a pasar, no podemos dejar que eso vuelva a suceder, estamos ante una oportunidad única de decirle al mundo que la cultura es vida, es educación, formación, la mejor aliada para desarrollar nuestros sentidos, nuestras emociones y que es la fuerza que mueve el planeta.
La cultura es necesaria siempre, en las bonanzas y en las desdichas, la cultura es el mejor arma contra los intolerantes, contra la ignorancia, la cultura enseña, forma, prepara, tiene capacidad de análisis, de crítica, se adapta, presenta innumerables formas, no es monolítica, es de una riqueza incalculable.
Y es que; la cultura genera progreso en todas sus manifestaciones.
Ahora en tiempos de la COVID19 y ante el nuevo rebrote que vivimos, la cultura puede ser refugio para aquellos que pierden esperanza, para los que necesitamos ver una salida, y es luz también para aquellos que viven de la misma, a los que no podemos abandonar, multitud de autónomos y microempresas, artistas, representantes, etc etc.
El esfuerzo por digitalizar el acceso a la cultura se tiene que desarrollar aún en las administraciones públicas, afortunadamente en el ámbito privado esto ya es un hecho. Por ello, y para garantizar el acceso hay que articular nuevas fórmulas de entrada desde toda institución.
El estado debe atender las reclamaciones del manifiesto que se leerá hoy en la manifestación de Alerta Roja, donde se incluye la necesidad de reconocer al sector del espectáculo y los eventos por parte de instituciones y administraciones públicas como un sector “especialmente perjudicado” por el coronavirus y “prioritario”, cosa con la que este concejal está totalmente de acuerdo. Además, piden la creación “inmediata” de una mesa sectorial. Asimismo, piden una “reactivación inmediata” de las agendas culturales y de eventos de las administraciones públicas, “bajo el estricto cumplimiento” de todos los protocolos. Y secundo esta reivindicación, estando totalmente a favor de reactivar la cultura en nuestro municipio, con todas las medidas de seguridad y el cumplimiento estricto de los protocolos sanitarios.
Desde el Ayuntamiento de Yaiza, con el ánimo de seguir generando valor añadido cultural a nuestro pueblo, a nuestros vecinos y vecinas, estamos trabajando en herramientas que acerquen la cultura a cada uno de los hogares porque para nosotros, incluso en estos tiempos, la cultura no se confina.
Afrontamos otro primer jueves de mes en el que el Foro contra la Violencia de Género de Lanzarote deberá permanecer en casa con su pancarta plegada, su reivindicación enmudecida y la frustración y la impotencia cobrando protagonismo.
No es para menos. La seguridad del confinamiento en el hogar, proclamada como la mejor fórmula frente al virus de la Covid, se ha revelado letal contra una de las más graves enfermedades de nuestros tiempos: el machismo violento y asesino.
Según los datos del Boletín Estadístico Mensual de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género del mes de mayo, en las Palmas se efectuaron 901.647 llamadas de denuncia de situaciones de peligro; en los primeros cinco meses del año las peticiones de auxilio a través de esta herramienta aumentaron en un 25 por ciento con respecto al mismo período de 2019.
Las viviendas que para la mayoría eran sinónimo de seguridad y antídoto contra el miedo se han convertido en cárceles para muchas mujeres en nuestro país, en nuestra comunidad, en nuestra isla. La violencia de género ha trepado a los titulares en un nuevo intento de mostrarse en su enorme, infausta magnitud.
Pero mientras las denuncias y los gritos de socorro se multiplicaban, hemos visto impotentes los intentos de convertir las manifestaciones del 8 de marzo en responsables de la crisis y vehículos de la enfermedad. El patriarcado no descansa, el machismo se cuela por cada rendija de oportunidad para mantener a la población femenina sojuzgada, en posiciones secundarias, en funciones domésticas, en tareas reproductoras y de cuidados, sin opinión, sin lamentos, sin criterio.
No debemos permitir que la violencia contra las mujeres y la discriminación de género se hagan fuertes en una sociedad debilitada por el impacto del virus y la crisis económica. Y aunque la anómala situación nos impida salir a la calle, desplegar nuestra pancarta y llamar la atención contra el machismo, mantengamos nuestro rechazo vivo en las conversaciones en casa, en las primeras salidas al trabajo o a la calle, en nuestras redes sociales. Para que la desigualdad y la furia no ganen la batalla.
El Registro Especial de Buques de Canarias, conocido como REBECA, está en claro retroceso, incapaz de captar nuevas inscripciones. El REBECA nace en el año 1992 en el seno del REF para atraer el abanderamiento de buques y empresas navieras nacionales e internacionales. Sin embargo, a pesar de que en los primeros años tuvo cierto atractivo, la inexistente comercialización de esta herramienta de dinamización económica ha hecho que deje de ser una opción. Existe un importante desconocimiento de las ventajas que conlleva.
El impacto económico, social y geopolítico del sector marítimo es innegable. En la medida en que un país aumenta su flota mercante, crece su economía. Pero parece que esto se nos ha olvidado y no somos conscientes del potencial que representa y cómo podría dar un impulso serio a nuestra economía. La cuestión es que este registro está gestionado por las Capitanías Marítimas existentes en los puertos de las islas capitalinas y, hasta la fecha, a pesar del enorme atractivo fiscal que supone su figura, no ha conseguido la implantación y el desarrollo deseado. Una de las claves es la falta de comercialización.
REBECA ofrece una serie de desgravaciones y ventajas fiscales que son muy competitivas para el sector, si bien es cierto que estas ventajas han quedado muy limitadas frente a algunos incentivos puestos en marcha por otros países. Y aunque los armadores pueden bonificar en el Impuesto de Sociedades y en las cuotas de la Seguridad Social para los buques inscritos en el REBECA, existen países que garantizan menores costes laborales y sociales a costa de la tripulación.
Sea como fuere, todavía se pueden hacer muchas cosas para que esta herramienta no se pierda y vuelva a ser atractiva como un elemento más que nos ayude en la diversificación económica hacia la que debemos caminar. Por eso, la labor de comercialización debe ser contundente y aquí las Cámaras de Comercio Canarias pueden realizar un trabajo que conocen bien.
Las Cámaras de Comercio, corporaciones de Derecho Público, promotoras del desarrollo económico de sus demarcaciones, representantes del conjunto de la actividad económica y expresamente de la navegación, pueden asumir la tarea de gestión y promoción de este registro de buques con mucho éxito. La Red Cameral nacional, con 85 cámaras en el territorio español, junto a la Red Internacional de Cámaras, presente en todo el mundo, pueden ejercer de transmisoras hacia el resto de los territorios y dar difusión a esta valiosa herramienta para nuestra economía. Las Cámaras ya gestionan otros registros mercantiles y tienen avalada experiencia en ello.
Las Cámaras de Comercio Canarias podemos ser unas grandes embajadoras en la comercialización de este instrumento mientras la Capitanía Marítima continúe con su labor de inspección. Y es que no se trata solo de lo que nos aportaría económicamente a las islas, ni siquiera de los incentivos fiscales u otras ventajas que podemos mejorar, se trata también de hacer valer este registro con sus garantías de seguridad, en un marco que respete los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y ahí no tenemos competencia.
Este año y por desgracia, España ha sentido el zarpazo de la muerte, fulminando la vida de 40.000 españoles, hundiendo sin piedad las esperanzas de familiares y amigos, mientras nuestros sanitarios arriesgan sus vidas sin medios de protección para salvar a la máxima cantidad de conciudadanos posibles en la vorágine de la pandemia y que ha tenido como resultado el deceso de mas de 6500 sanitarios.
«ESPAÑA VIVE CADA DÍA UN 11M»
De antemano, quiero expresar mi mas sentido pésame para todos ellos, tengo el corazón desgarrado por tan dantesca situación, me sumo a su dolor.
«SANCHEZ HUNDIRÁ EL TEJIDO EMPRESARIAL Y LA ESTABILIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL DE CANARIAS ”
Vivimos tiempos convulsos sumamente complicados a todos los niveles, España se encuentra en un estado de ingobernabilidad absoluto, los intereses políticos y los ejercidos por los poderes fáctico, nos arrastran a una situación insostenible con un pueblo que, displicente, se encuentra en un absoluto estado de indefensión.
Es la unión un factor importante no cabe duda, pero es la eficacia en la gestión la que salva vidas y la que nos estabiliza en términos económicos y sociales.
Un gobierno socialista que necesitó pactar con la extrema izquierda, con separatistas y terroristas, nunca podrá tener una eficacia de gestión por los intereses implícitos de las partes. Es un gobierno inestable , frágil , un barco ingobernable que ahuyenta la inversión extranjera y por lo tanto, la estabilidad económica del país y de Canarias en el peor momento, provocando el peor escenario, llevando irremediablemente al 40% de la población de Canarias y a sus familias al paro, al hambre, a la pobreza, y a la miseria.
La violación incontrolada de las libertades fundamentales, por parte de un gobierno social comunista en convivencia con la extrema izquierda, que cada día se acerca mas a sus propósitos mas propios de 1936 que del 2020.
«TENEMOS QUE CENTRARNOS EN LOS PROBLEMAS DE HOY DEFENDIENDO NUESTROS DERECHOS PARA TENER UN FUTURO»
Personas haciendo colas para recibir comida, recortes a la libertad de expresión, de culto, reunión y huelga, violaciones sistemáticas en contra del derecho a la propiedad privada, limitación de la libre circulación, ciudadanos a los que se les solicita la documentación por el simple hecho de llevar una bandera de España, símbolo de nuestra nación, nuestra historia, nuestra identidad.
Intentando silenciar al pueblo español con ayudas y paguitas, para lavar su imagen, un gobierno, que siguiendo la estrategia del NUEVO SOCIALISMO DEL SIGLO XXI busca el enfrentamiento entre españoles, para que de forma sibilina, ruin e inmoral, ocultar las barbaridades de su nefasta gestión, alrededor de 40.000 fallecidos entre cifras y porcentajes, evitar que se vean nuestros muertos, que los velemos y que no nos podamos despedir de ellos o les rindamos honores como corresponde, dejando que que mueran solos, esconder la realidad con mentiras para quitarle hierro al asunto y que esto pase como si nada. Simplemente vergonzoso.
Acciones para conseguir sus fines en el menor tiempo posible, para preservar sus intereses personales a costa de el dolor y el sufrimiento de los españoles. Un autentico escándalo.
Un ejecutivo insostenible por el cual Europa no esta llamando la atención, un presidente, cuatro vicepresidencias, 18 ministerios, 29 secretarías de Estado, 48 subsecretarías o cargos con dicho rango, 130 direcciones generales o asimilados, 21 secretarías generales técnicas, más de 200 asesores, que engordan sus carteras y terminan con pensiones vitalicias, un gasto irrefrenable y bajo mi punto de vista inmoral, teniendo en cuenta la cantidad de personas que se encuentran en exclusión social y familias canarias que no llegan a fin de mes.
El saqueo incontrolado y absolutamente obsceno a la población con políticas económicas mas propias del absolutismo del siglo XIX, con una administración asfixiante, que machaca sistemáticamente a pequeñas y medianas empresas, donde los ciudadanos se ven en la incapacidad absoluta de ahorrar por encontrarse inmersos en un nivel impositivo que roza el 60% y que nos mantiene indefectiblemente en la cuerda floja, amordazados por miedo a la inestabilidad para ellos y sus familias.
España y especialmente Canarias tiene una estrategia de desarrollo que limita y mucho sus posibilidades de crecimiento y expansión, ya que los sectores productivos de la economía española se caracterizan por un peso muy alto en el sector de los servicios.
Políticas absolutamente fuera de la realidad de Canarias, donde la inversión sobre el sector primario es insuficiente, la del sector secundario esta limitada por su baja productividad y donde el terciario, el 50% de su producción se basa en el turismo, un sector que se va a ver gravemente impactado por las políticas del gobierno central y del gobierno social-comunista de Canarias.
Ya se espera un nivel de paro aproximado del 40%, lo que significa que aproximadamente mas del 67% de la población canaria se va a ver en una situación sumamente complicada, por no decir algo mas grave.
Si alguien piensa que esto no va a afectar a Canarias, se equivoca y mucho. El servilismo de algunos partidos políticos de Canarias para con este gobierno destructivo de las libertades, de nuestra economía y por lo tanto de nuestro modelo social de vida son tan responsables como el mismísimo Sánchez.
Se avecina un Tsunami la Nueva Anormalidad, LA ESPAÑA BOLIVARIANA DE SÁNCHEZ personalmente, pienso luchar por España, Canarias, nuestras familias, valores, sistema productivo, nuestras libertades, costumbres y todo aquello que nos define como españoles y como canarios.
El pasado 14 de mayo publiqué un artículo haciendo referencia al concepto de doble frontera frente a la Covid 19, que consistía no solo testar los vuelos nacionales e internacionales, sino incluso la realización de los mismos controles en viajes interinsulares, y que en cierta medida ha sido comentado tanto dentro como fuera de las redes.
Hasta hoy mismo sigue generando controversia entre distintos colectivos sociales y lógicamente empresariales, el cómo realizar la “escalada” en el turismo. Yo creo que es un tema sobre el que no cabe el excesivo análisis, pues como dijo alguien, induce a la parálisis.
Entendemos desde nuestro grupo que la realidad en lo relativo a seguridad sanitaria en el turismo en una situación, además de sobrevenida, desconcertante por los continuos cambios en la normativa aplicada a este sector, unas veces dictadas desde Europa y otras con inmenso desatino por parte del Gobierno de España en las que hoy a mediodía se dice una cosa y a las pocas horas se ordena justo lo contrario, planificar en cualquier materia se convierte complicado.
Sin dejar de lado esa realidad creemos que debemos ser inflexibles en lo que a nosotros nos compete como Gobierno de Canarias a lo que está en nuestra mano…, ya tomamos medidas como gobierno en el 2104 con el Ébola y por motivos estrictamente razonables nunca se puso en discusión.
Seguimos estando, y no por mucho tiempo, en un momento clave que bien gestionado podría tener inmejorables condiciones para el futuro desarrollo de un sector que mueve la economía de todos los canarios, un momento en el que planificar con cabeza, se convierte en necesario pues nos va el bienestar de todos en ello.
Pensamos que Canarias se debe convertir de facto en un SANTUARIO COVID FREE. Es la oportunidad que tiene Canarias para capear los próximos meses de debacle económica.
Si Canarias consigue la reputación de estar libre de Covid, te aseguro que a los turistas no les importará cumplimentar los requisitos sanitarios, por exigentes que sean, para volar con su familia y disfrutar de nuestro clima en un ambiente social que a lo mejor no será posible en el continente europeo por muchos meses.
Nuestra insularidad, por ser fragmentada, se convierte en un enorme activo para lograr esa situación de control. Extremar las precauciones realizando incluso controles en los vuelos interinsulares además de los que llegan de fuera de Canarias permitirá disponer de certificados responsables de estar libre del virus. Incluso con controles a las tripulaciones de los barcos mercantes y que estos para atracar en nuestros puertos han de estar certificados como COVID FREE.
Necesitamos gestionar nuestro turismo nosotros. Y a hemos visto como los asesores iluminados del Gobierno de España en esta materia hacen las cosas, y créanme que no me tranquiliza en absoluto ni a mí ni a la gran mayoría de los canarios.
Exigir el triple control, de entrada con la realización del primer test necesario para la compra del paquete vacacional, el segundo en nuestro aeropuerto, pues en las siguientes 48 horas del primer test pudo haberse contagiado el turista, permitirán con seguridad diagnosticar la salud de los visitantes y certificar que entran limpios en Canarias. La realización de un test a la salida de sus vacaciones certificará que del mismo modo salen limpios del Covid. Un procedimiento lógico con el que dotar de seguridad a los que nos visitan. Al mismo tiempo, realizar test masivos a la población permitirá acotar más si cabe la propagación de esta pandemia. Entran limpios y salen limpios de Canarias.
Entre más estrictas sean las condiciones para entrar en el Santuario, más seguros y contentos se sentirán los turista de entrar en él. Necesitamos con urgencia una mayor autonomía de Madrid para la toma de decisiones y la adopción de las medidas necesarias en lo que se refiere a planificación y promoción turística y entre otras condiciones pasa por que algún canario esté en el núcleo de la toma de decisiones en materia de turismo y consiga que prevalezca el propósito de establecer una clara desconexión de la marca turística España. Ya lo comentaba en mi artículo “Sí, somos diferentes” (14 de mayo), y copio literal: “Canarias, conjuntamente con Baleares, tienen que tener una estrategia diferenciada que ponga de manifiesto, que son de las regiones menos afectadas por la pandemia de España y del mundo”. Y para variar, aún estamos a tiempo, pero cada día que pasa se complica un poco por la adopción de medidas restrictivas de los diferentes gobiernos de la unión emisores de turismo, como el publicado hoy en Inglaterra que aclara que el Reino Unido excluye a España del corredor para el turismo, o lo que es lo mismo, se recomienda no viajar a España.
Ya lo fue en 2014, con las tomas de temperatura en nuestros puertos y aeropuertos por parte del Gobierno de Canarias, cuando llegó el Ébola. El marco jurídico por tanto existe, la cuestión es la voluntad política con la que nos planteemos y acometamos esos planes de contingencia necesarios que permitan posicionar a Canarias en el marco turístico internacional como un destino seguro en el mundo. La cuarentena que se propuso del aislamiento de los turistas que llegaran a nuestro destino, les aseguro, que no apunta en la misma dirección que lo que le propongo hoy. Dejemos trabajar a los que saben de esto en Canarias, que a buen seguro contemplarán nuestra realidad de diferente manera que en Madrid.
Echando la vista atrás, sería difícil imaginar hace tres meses, que estaría hoy redactando un artículo de opinión de estas características. Una emergencia sanitaria de esta índole no entraba en el esquema mental de cada uno de nosotros. Lamentablemente, el presente nos indica que esta adversidad se ha hecho real y que, por tanto, debemos asumirlo desde la responsabilidad individual, desde el esfuerzo científico y sanitario, y por supuesto desde el compromiso institucional.
Una crisis sanitaria internacional de esta envergadura se puede concebir en dos términos; por un lado, desviar la atención y pensar que las cosas vuelven a su cauce de forma natural e inventando una realidad paralela (léase Administración Trump), o, por otro lado, asumiendo la administración pública el papel que le corresponde por responsabilidad.
He aquí donde se enmarca el objetivo del Pacto para la Reactivación Social y Económica de Canarias, donde aúna a todos los agentes políticos, sociales y económicos de Canarias en un acuerdo excepcional y extraordinario ante la mayor adversidad que ha tenido nuestra tierra a consecuencia de la emergencia sanitaria; el COVID-19, con repercusión sin precedentes en nuestra economía y estructura social.
El Pacto que tendrá que aprobarse en sede parlamentaria, incorpora compromisos y líneas estratégicas, e incluye la tarea imprescindible de establecer un marco presupuestario adecuado para que la Comunidad Autónoma de Canarias pueda implementar un conjunto de medidas para atender todas las necesidades sociales y reactivar su economía. Este Pacto basa su legitimidad de acción en cinco prioridades estratégicas, que pivotan sobre el mantenimiento de los servicios públicos fundamentales (sanidad, educación, derechos sociales), el refuerzo de nuestra capacidad sanitaria y sociosanitaria, la atención y apoyo a las personas vulnerables, recuperación del empleo, e impulso de la actividad económica.
Todas estas prioridades estratégicas son clave para el nuevo escenario al que tenemos que hacer frente. Pero permitirme que ponga en valor el refuerzo de la capacidad sanitaria que en este documento aparece en primer lugar (siendo todas sumamente importantes), y que me resulta todo un acierto en la manera que se concibe.
Si queremos minimizar el impacto de un nuevo episodio epidémico, tenemos que fortalecer una serie de capacidades sanitarias que nos brinde la oportunidad de actuar de manera precoz y eficiente, sin que ello suponga una merma de la actividad asistencial ordinaria, estableciendo los medios necesarios a través de indicadores y protocolos de vigilancia, para que podamos realizar la monitorización de los nuevos casos sospechosos y de los confirmados.
Este eje vertebrador en materia sanitaria viene presidido por el compromiso de los recursos presupuestarios necesarios para que desde nuestra comunidad autónoma podamos; entre otras cosas, incrementar la capacidad de los laboratorios canarios de realización de pruebas diarias (PCR), y su procesamiento para poder confirmar o descartar lo antes posible los posibles casos.
Un compromiso presupuestario para impulsar las inversiones necesarias en los espacios hospitalarios que garantice la implantación de medidas de prevención y control de la infección en todas sus áreas, contando con el stock suficiente de equipos de protección individual para el personal sanitario y los pacientes. Paralelamente destaca el Pacto, el acometer las inversiones necesarias para garantizar que se cuenta en los centros hospitalarios con un incremento adicional de camas para pacientes de agudos y críticos. En el caso de los críticos, se busca duplicar el número de recursos que se pueden activar en menos de 48 horas respecto a la situación habitual.
El refuerzo de la red de Atención Primaria es otra pieza angular en la estrategia, y a buen seguro que muchos profesionales de la medicina convendrán conmigo que esta parte a veces tan olvidada, se nos antoja imprescindible para abordar en su conjunto y de forma más eficiente las estrategias sanitarias, incluida esta del Covid-19. Una Atención Primaria reforzada lleva aparejada una calidad asistencial a los usuarios. Enhorabuena por plasmarse de forma tan clara en el documento.
Son muchos los aspectos que podría seguir abordando, pero ante todo y como portavoz en materia sanitaria del Grupo Parlamentario Socialista, quiero expresar que hago mío desde ya este documento, y que colma el compromiso de aquellos que apostamos por una sanidad pública y de calidad como garante de la equidad entre canarios.
Sobrevivir con los ingresos de un fin de semana.
Cualquiera podría pensar que nos referimos a alguien que trabaja en la hostelería o una familia que tiene un pequeño negocio, pero no.
Nos referimos a Canarias entera.
Así lo publicaba el Instituto Canario de Estadística (ISTAC) esta misma semana, con sorprendente indiferencia por parte de la sociedad canaria, medios de comunicación incluidos.
¿Qué nos cuenta el estudio? Si el Archipiélago reanuda su actividad turística después del verano, tendríamos un millón de pernoctaciones hasta diciembre. Dicho de otra manera y para entendernos mejor: vendrían a Canarias en lo que queda de año (8 meses) los mismos turistas que vinieron el año paado solo en un fin de semana.
Sí, sí, están leyendo bien, en ocho meses el mismo número de turistas que un fin de semana cualquiera del año pasado. Esto supondría una caída del PIB del 32 por ciento. En el escenario más ‘optimista’ de llegada de turistas, el PIB caería un 24 por ciento.
Repito, en el escenario más optimista.
Para que nos hagamos una idea de la magnitud del terremoto, la caída del PIB en 2008-2009 en las islas con la anterior crisis fue del 4,8%. Ahora caería un 24 por ciento, en el ‘mejor’ de los casos.
Me cuesta comprender por qué estas perspectivas no son el tema central de debate en las Islas y síi lo es el detalle de la ‘desescalada’; semana arriba, semana abajo.
Sobre todo porque el reinicio de la actividad turística no depende de cuando Canarias lo decida, depende de cuando la gente quiera volver a visitarnos, si es que tienen ganas y recursos económicos para hacerlo, y de cuando sus respectivos gobiernos lo permitan.
Realmente si que es fácil de comprender, para que engañarnos. El virus nos pone desnudas frente al espejo y algunos poderes irresponsablemente prefieren pasar página lo antes posible.
Con el actual modelo económico no tenemos ninguna influencia sobre nuestro destino como pueblo y echar las culpas de esto únicamente a influencias externas sería hacernos trampas al solitario.
Nuestro sector productivo tiene características típicamente coloniales:
Monocultivo, con todos los huevos en la misma cesta, la turística. Huevos que además los disfrutan fuera, de cada 140 euros que gasta un turista al día en Canarias, más de 100 euros vuelan a manos extranjeras (touroperación, todo incluido, etc..) y dependencia gigantesca del exterior para todo, tanto es así que hasta el gofio que consumimos lo hacemos, salvo heroicas excepciones, con cereal traído de fuera.
De energía mejor ni hablar, expertos llevan décadas aconsejando y alentando que nuestra tierra debía ser un ejemplo de generación renovable a nivel mundial. ¿Y qué nos encontramos hoy en día? Que estamos por debajo del 20 por ciento de generación eléctrica con renovables.
En la tierra del sol, alisios, volcanes y Atlántico seguimos comprando energía carísima al exterior, con lo que eso supone para nuestra salud, medio ambiente, balanza comercial y para los bolsillos de canarios y canarias, debido al elevado y absurdo coste de esa factura.
Y por supuesto, encima, presumiendo de baja fiscalidad y bajos salarios para atraer inversiones. Ofrecemos nuestra tierra para pagar pocos impuestos y salarios de miseria y después nos extrañamos de liderar los rankings de pobreza, exclusión y peores servicios públicos.
La responsabilidad de esta situación es tan evidente que no voy a gastar ni un renglón en señalarla, solo basta con pasarse por Wikipedia y consultar quien ha gobernado las islas los últimos 30 años.
La pandemia llegó y evidenció la fragilidad del modelo. Ya era insostenible cuando ‘funcionaba’: destrucción del medioambiente, fuga de capitales y grandes bolsas de exclusión y pobreza en la población, pero es que ahora demuestra su inviabilidad con toda la crudeza.
Mira que los movimientos sociales, el tejido productivo local y una parte importante del mundo académico llevan avisándolo tiempo. Mira que nos llamaron locos un millón de veces cuando lo planteamos en sede parlamentaria. Mira que nos criticaron cuando votamos en contra de las reformas del Estatuto y el REF precisamente por haber excluido todas las propuestas de cambio de modelo económico en las islas.
Que sensación más amarga la de tener razón pero no ser escuchados.
Ahora toca, ahora nadie puede mirar para otro lado. O cambiamos el modelo o muchos miles de canarios y canarias tendrán que coger la maleta, no hay más opción.
Asumamos que el consumo externo se desploma y protejamos el consumo interno mediante un ingreso suficiente y estable para la población o tendremos neveras vacías, emigración y destrucción del tejido económico de autónomos y pequeñas empresas.
Desde el guachinche, pasando por la floristería familiar que le vendía a los hoteles, hasta la diseñadora gráfica que trabajaba desde su casa por encargo. Nadie quedará a salvo si cae aún más el poder adquisitivo de las clases populares.
Si no ponemos en valor los cuidados y los servicios públicos es que no hemos aprendido nada de la terrible pandemia. Poner en valor no significa solo aplaudir (que es un gesto muy bonito), significa dotar de recursos a Sanidad, Educación, Investigación, Servicios Sociales.
Ya tenemos claro que el dinero destinado a lo público no es un gasto, son inversiones en salud y vida, son inversiones que nos hacen grandes como pueblo. Significa aflorar muchos empleos que hoy en día ni se reconocen ni se remuneran y que son principalmente realizados por mujeres.
Cuidar de personas mayores, dependientes o de las chinijas de la casa es un trabajo enorme, pues ya es hora de que sea también un empleo. Con dignidad y con derechos, ganaremos todos y todas.
¿Qué mejor momento que ahora para rehabilitar y modernizar la planta hotelera? Para hacerlos más eficientes energéticamente, adaptarlos a las renovables y mejorar la calidad del destino turístico. Para adaptarnos a un turismo cada vez más especializado, para distribuir la riqueza producida generando empleo en nuestra tierra.
Con el aumento del desempleo en el sector de la construcción seguro que hay miles de profesionales que están pensando exactamente lo mismo.
Canarias debe aumentar el peso de la industria en la generación de riqueza, por motivos desgraciadamente obvios estamos a años luz del 20 por ciento sobre el total del PIB que marcaba la Unión Europea para este mismo año 2020.
Cojamos el tren de la digitalización y robotización sin complejos. Apoyemos decididamente desde la colaboración público-privada la industria del software, videojuegos, gestión de datos, destinos inteligentes, etcétera. ¿Por qué no? Tenemos talento de sobra, infraestructuras y seguridad jurídica para hacerlo.
Y por supuesto el sector primario, ya nunca más se usará mago o maúro de manera despectiva, ya sabemos que cuando las cosas se ponen feas cada finca plantada es un tesoro.
Cada persona que trabaja en el campo, en el empaquetado, en la manufactura, o en un mercado canario es esencial para nuestro pueblo.
Apostemos por acercarnos a la soberanía alimentaria de las islas, a la producción y consumo local, modifiquemos las ayudas a la importación de productos para que nuestro campo no se muera.
Para todo esto hacen falta recursos y los tenemos, los que más riqueza acumulan deben pagar impuestos de forma progresiva como todo hijo de vecino.
Las herramientas de evasión fiscal legal, demostraron que no traen nada bueno a nuestra tierra, que solo generan paro, precariedad y un modelo económico muy frágil, extremadamente dependiente del exterior. Y ahí hay mucho dinero, muchísimo.
El presidente de Canarias declaró hace unas semanas que solo en el último año, una de estas herramientas de evasión fiscal legal para los más ricos, la RIC, dejó sin materializar 1.200 millones de euros. Esto es a todas luces absurdo; injusto por supuesto, pero absurdo económicamente hablando, también. Nunca se debió permitir, pero ahora menos todavía.
En definitiva, hay salida.
Pero requiere valentía y entender que las instituciones públicas y el conjunto de sectores de la sociedad canaria debemos responder con contundencia histórica a la nueva realidad. Es cuestión de vida y futuro o de pasado y penurias. Si triunfan la cobardía, la inercia o la salvaguarda de determinados intereses particulares, Canarias estará condenada, una vez más, a la insular miseria y la emigración.
La diferencia con anteriores ocasiones, es que puede que no haya a donde ir con la maleta.
Todos los espacios culturales de la isla, teatros, museos, salas de exposiciones, cines y otros escenarios, hemos bajado el telón y entre bambalinas nos hemos quedado todas las personas que trabajamos en el sector.
Después de cuarenta días de confinamiento, sin certezas de cuando la actividad cultural volverá a trabajar a pleno rendimiento como venía haciéndolo, en el Cabildo vamos dando pasos, sin perder de vista las dificultades que se avecinan.
Somos conscientes de que la prioridad en estos momentos es salvar vidas e ir saliendo de casa con la meridiana tranquilidad de estar y sentirnos seguros.
En el momento en el que salgamos de nuestros hogares y nos reencontremos, empezaremos a escuchar casos dramáticos, cercanos, de nuestros vecinos, compañeros, amigos, casos para los que el Cabildo de Lanzarote se está preparando para atender, para prestarles todo su apoyo, recursos y medios que contribuyan a minimizar los daños.
Luego vendremos nosotros, gestores culturales, compañías de teatro, de danza, de música, diseñadores, fotógrafos, promotores culturales, empresarios y autónomos del sector, artistas y público, en definitiva, todos los que conformamos el tejido cultural, esperando con ansias nuestra salida a escena.
Como Consejero de Cultura del Cabildo de Lanzarote, desde la primera semana de confinamiento me he reunido cada lunes con todos los consejeros y consejeras de Cultura de los Cabildos, con el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, así como con los concejales y concejalas de la isla; a diario con los técnicos; con asociaciones culturales; con empresas del sector, tanto a nivel insular como regional; con profesionales que desde el primer momento se han posicionado del lado de las soluciones y han dado un paso al frente con propuestas serias, innovadoras y comprometidas, que nos sirve para tomar conciencia del momento en el que nos encontramos.
De estos encuentros de entusiastas posibilistas, han surgido cuatro propuestas:
En primer lugar, la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, en colaboración con todos los Cabildos, ha convocado varias líneas de apoyo al sector, algunas de ella ya abiertas, a través de las cuales, han puesto en el mercado 2,6 millones de euros. Por supuesto que la cantidad nos gustaría que fuese mayor, también nos gustaría que la realidad fuese otra, pero sí que contribuye a amortiguar el duro impacto que están suponiendo las cancelaciones de actividades.
Ayudas para proyectos de investigación y creación artística; y apoyo a empresas, entidades y particulares, conforman el primer paquete de medidas para la cultura canaria.
Como segunda medida, tenemos la necesidad de consumir lo que hemos denominado Kilómetro Cero Cultural, es decir, la cultura cercana, la que se produce en la isla. Consumamos a nuestros creadores y creadoras. Contemporáneos o tradicionales; innovadores o clásicos; noveles o veteranos. Consumámoslos. En este sentido, en la web culturalanzarote.com, la cual estamos potenciando, hemos querido dar espacio a nuestros artistas más destacados para que nos cuenten su proceso creativo, y nos ayuden a comprender, primer paso para querer, la creación local.
Como tercera iniciativa, hemos valorado más que nunca la necesidad de estar unidos, juntos, de apoyarnos todos los que conformamos el tejido cultural. Y aquí no sobra nadie. Ya he comentado de los encuentros que hemos tenido con los distintos colectivos ( y seguiremos teniendo), con todos los que trabajamos en el ámbito cultural y no puedo sino agradecer el paso al frente que han dado todos, dejando a un lado sus diferencias para poner su energía en sus fortalezas.
Y por último, estás tú, nos conozcamos o no, espectador que alguna vez has ido a alguno de nuestros teatros; o consumidor de nuestros conciertos; o visitante de nuestros museos; a ti te necesitamos para que nos aportes tus ideas, tu sabiduría, tus experiencias como consumidor de cultura antes y después de la crisis. Para ello, hemos mejorado y habilitado un espacio en la web culturalanzarote.com donde queremos recibir tus propuestas.
Entre todos y todas, volveremos a subir el telón.
Es difícil recrear un escenario peor a día de hoy para el turismo en España y en Canarias. Cuando arrancaba la temporada de invierno hace escasos meses, nos despertamos una mañana con la noticia de la quiebra de la segunda empresa más importante en el mundo en turoperación, Thomas Cook. Casi al mismo tiempo, y aprovechando que el Pisuerga pasaba por allí, la compañía aérea Ryanair decidió cerrar sus bases en Canarias, basándose en la escasa rentabilidad de las mismas. Como no hay dos sin tres -y por si todo esto no hubiera sido suficiente-, rondaba en el aire la amenaza del Brexit y la incertidumbre que generaba y genera, aún hoy, al no haberse formalizado estrictamente el acuerdo.
Tres tormentas casi perfectas, en un espacio corto de tiempo, habían azotado nuestra principal actividad económica, el motor de nuestra economía, el turismo.
Pero llegó la COVID-19 y mandó parar. El sector turístico a nivel mundial se ha detenido en seco, no ha quedado otra. Los aviones, los barcos, los rent a car, las agencias de viajes, los restaurantes, los comercios, los apartamentos, los hoteles y muchas más actividades no han tenido más opción que cerrar para evitar la propagación de la pandemia y las muertes que lamentablemente siguen produciéndose.
Este cierre, que no por obligado deja de ser necesario, ha dejado en el recuerdo aquellos primeros momentos en los que un hotel en el sur de Tenerife estuvo en cuarentena para evitar la propagación del virus. Muchos pensaron que aquella medida había sido excesiva, y se anunció incluso que se revisarían los protocolos para evitar situaciones si acontecía futuros casos. ¡Qué equivocados estábamos todos! No sabíamos que lo peor estaba por venir.
Ahora es el momento de ir pensando en como reactivar la economía. Ya se escuchan voces que anuncian que se debe evitar la dependencia del monocultivo del turismo, pero lo cierto es que, siendo deseable, la realidad es la que es y del turismo dependen muchos, muchísimos puestos de trabajo, y eso no se cambia así como así. El Gobierno de España y el de Canarias deben replantearse muchas cosas. Las medidas de urgencia son parches momentáneos para evitar un mal mayor, pero este virus pasará y el día después las empresas deberán reactivarse y volver a una actividad, aunque dicho retorno será lento y escalonado. No existe una única medida, un único remedio, nunca existe. Son muchas acciones y medidas de distinto calado las que harán que esto lo superemos. Pero se necesitarán medidas claras y concisas, sin letra pequeña, como en casos excepcionales después de una guerra han sido puestas sobre la mesa. Porque estamos en una guerra, no debemos tener ninguna duda de ello.
El FMI ha anunciado una caída del 8% del PIB para España este año y una tasa de desempleo del 20,8%. Mal pronóstico para nuestra economía. Lamentablemente, este es un año perdido para el turismo y, por lo tanto, para la economía canaria. Todos los informes, opiniones y estudios que han salido estos últimos días coinciden en afirmar que tal situación no se revertirá antes de finales de año, es decir en la temporada de invierno 2020 – 2021. Antes parece complicado, pero no debemos perder la esperanza de que así sea, pues de ello dependen muchas personas.
Parece que, por bien que vayan las cosas, es casi imposible una recuperación razonable del sector antes de que termine el año. Es el momento para plantearle al Gobierno de España financiar un ambicioso Plan de Renovación y Modernización del Turismo que España y Canarias necesitan. En estos años pasados se han hecho varias actuaciones por la renovación, pero es necesario una apuesta más decidida. De esta forma se daría al mismo tiempo un impulso al sector de la construcción y sectores vinculados a ella.
La pregunta es, ¿cuándo se reactivará el turismo? Parece que esto va para largo, dependiendo como depende de otros factores, no solo de la voluntad de los empresarios. Se deberán volver a abrir las fronteras y necesitaremos un transporte aéreo plenamente operativo en Europa, para que nuestros fieles turistas puedan venir. Si bien varios operadores empiezan a anunciar vuelos y paquetes para mediados de junio, no tiene dicha promesa más certeza que la del buen deseo de volver a normalizar la situación.
Nuestro fiel turista europeo volverá: Canarias ofrece no solo unas condiciones climáticas inmejorables, sino también una oferta variada de alojamientos para todos los gustos, y una siempre mal llamada oferta complementaria, que en nuestro caso es una oferta principal, que nos diferencia de otros destinos competidores en otras partes del mundo. No es el precio, es la relación calidad – precio lo que nos hace un destino líder en el contexto turístico, y si a eso le añadimos la profesionalidad y dedicación de todos los empleados que día a día hacen que el turista disfrute de sus vacaciones, tenemos el secreto del éxito de Islas Canarias.
Nuestro fiel turista europeo volverá, pero es imperioso dotar a las empresas y a los emprendedores de los estímulos y ayudas necesarias, para poder revertir en el menor tiempo posible esta situación, que ha cambiado la realidad del turismo y de la economía mundial.
Hoy que abandonamos la Semana Santa y justo cuando casi se ha cumplido un mes del inicio del decreto que nos obliga a permanecer en casa y que restringe nuestras libertades por el nada despreciable precio de salvar vidas humanas, me asaltan reflexiones y pensamientos en voz alta que ¿por qué no? Me gustaría compartir en estas líneas.
La bula, una antigua tradición católica, que marcaba diferencias entre unos católicos y otros para acceder al privilegio de comer carne en el viernes santo debe haber mutado de alguna forma, en esta situación excepcional, a algunos políticos locales.
Es curioso que aquellas mismas formaciones políticas que gobiernan en determinas instituciones pidan a la oposición responsabilidad y sumar esfuerzos en esta época mientras que en aquellas donde la ciudadanía (o la política de pactos) los ha colocado en la oposición, no aplican aquello que demandan.
Es bastante habitual para quienes paseamos por las redes en estos días para ocupar el tiempo, ver publicaciones de miembros del PP con duras críticas (seguramente muchas razonables) a la gestión socialista en Canarias o España o, por el contrario, ver a destacados socialistas pedir responsabilidad de Estado y sumar a los mismos.
Pero, más curioso aún, es ver a esos mismos que critican la acción de la izquierda pedir responsabilidad (esta no de Estado) para aquellas políticas de iniciativas que llevan a cabo en aquellos lugares en los que gobiernan, como es el caso de Arrecife. O, más curioso todavía, ver a dirigentes de uno y otro partido lanzarse a la yugular de las políticas de los alcaldes y concejales en el Gobierno.
DEBEN HABER PAGADO LA BULA, concluyó en mi reflexión. Deben ser ellos los pocos privilegiados que, en esta difícil situación, pueden decir una cosa y la contraria tan solo cambiándose la chaqueta.
Había distintos tipos de Bula y de distinto precio y eso mismo debe pasar aquí. Incluso he visto y oído a algunos pedir respeto a sus propuestas y decisiones para, acto seguido y en la misma intervención descalificar, por decirlo bonito, las de la oposición sin más argumento lógico que el de “no estamos dispuestos”.
Otra bula mutada ha sido la de promocionar (por aquellos partidos que piden no hacer política del Covid) las acciones de las instituciones desde los perfiles de sus organizaciones.
Ver a alcaldesas de derecha criticando a presidente de izquierda mientras piden responsabilidad a su oposición, concejales de izquierdas criticando acciones del gobierno de municipios nacionalistas a la vez que piden responsabilidad para sus compañeros de los distintos gobiernos o concejales de derecha criticando a la izquierda es, cuanto menos curioso. “Malempleaítas perras las de estas bulas” me lleva a pensar.
Bulas para unos y para otros pero, como con la tradición católica, yo me pregunto: ¿se deja de “pecar” por pagar para hacerlo?
Pero bueno, la Semana Santa ya pasó, la bula ya la disfrutó quien quiso y pudo pagarla y ahora espero que TODOS, unos y otros, se sumen a la responsabilidad.
Piensen en lo mejor que podemos hacer cada uno de nosotros desde nuestras responsabilidades para salir de esta, y abandonen la política de escaparate y críticas para hacer POLÍTICA de la de verdad, de la que se escribe con mayúsculas y soluciona los problemas de la gente.
Nosotros, mis compañeros y yo seguiremos en esa. Siendo responsables, tratando de aportar nuestro granito de arena para que esto pase y vigilando que las instituciones y sus representantes hagan lo que toca, HACER SU TRABAJO. Ya habrá tiempo para el análisis y la crítica si las cosas no se han hecho bien. AHORA TOCA AUNAR ESFUERZOS Y TRABAJAR PARA QUE LAS COSAS MEJOREN.
La vida nos ha puesto ante una situación inédita en nuestro país y a escala planetaria, imposible de prever ni en la peor de las pesadillas. El Gobierno de coalición formado por el PSOE y UP afronta con determinación la emergencia sanitaria que nos asola apoyándose en el conocimiento científico, pero somos plenamente conscientes de que para doblegar la pandemia estamos transitando un camino desconocido hasta ahora. Por eso, porque no somos infalibles, con seguridad hemos cometido errores, y probablemente cometamos otros hasta someter el coronavirus.
Después de varias semanas de confinamiento en nuestros hogares, empezamos a ver la luz al final del túnel, pero aún nos quedan por delante semanas muy duras, meses muy difíciles. Por esa razón, no es momento de reproches, sino de evitar el colapso de nuestra sanidad pública y de salvar vidas. Y, por supuesto, sobran por repugnantes las campañas de desprestigio y desgaste muñidas sobre la muerte y el dolor. Es el tiempo de proteger la salud y la vida de las personas, e ir pensando en cómo proteger la salud de nuestra economía. El desafío es de tal magnitud que sólo puede hacerse si estamos juntos, si lo abordamos unidos.
La sociedad espera lo mejor de cada uno de nosotros. Creo que no me equivoco si digo que la población exige a los partidos políticos y a los representantes públicos que dejemos de lado los enfrentamientos para aunar los esfuerzos en defensa del interés general. Que, sin renunciar a la crítica, pospongamos durante este tiempo el legítimo ejercicio de la confrontación política, para arrimar el hombro todos a una con el fin de superar la pandemia y recuperar la economía, la actividad de las empresas y el empleo. Ya habrá tiempo de exigir responsabilidades al Gobierno. Ahora toca todos a una.
Green New Deal, Plan Marshall para la Europa del siglo XXI, reedición de los Pactos de la Moncloa… Pongámosle el nombre que queramos a la ingente tarea que nos queda por delante, a todas y a todos sin excepción, para que la actividad económica recobre la energía cuando todo esto pase. Pero, antes, habremos de sellar un pacto sólido y de largo recorrido por las empresas y el empleo, y, antes aún, tendremos que ser capaces de vencer, también juntos, al coronavirus.
Este es un tiempo de lealtad institucional; no a Pedro Sánchez, ni al Gobierno de España, sino al país y a la ciudadanía. Es tiempo de desenterrar el verdadero sentido de Estado, una alta responsabilidad que atañe también a los agentes económicos y sociales y a cada uno de los ciudadanos y ciudadanas. Ahora mismo estamos en el preciso momento en el que la historia saca su vara de medir para conocer la talla de cada cual. Estemos todos a la altura. Pienso que Gobierno lo está; espero y deseo que la oposición también.
La crisis que está sufriendo prácticamente toda la humanidad y, particularmente nuestro país y Canarias por el Covid-19, no tiene parangón. A pesar de las sombras, que no son pocas, en la gestión estatal de la crisis sanitaria, lo cierto es que la impresiónate labor que se está llevando a cabo por nuestros Sanitarios, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y, en general, por todas esas personas que sostienen los servicios esenciales, es un rayo de esperanza para poder levantarnos con más fuerza y determinación.
Mi intención ahora no es tanto hacer balance sobre la batalla sanitaria que estamos librando sino reflexionar sobre el día después del Covid-19. Como responsables públicos tenemos la obligación y el deber de planificar y prepararnos para un escenario complejo a nivel económico.
En este sentido, estoy plenamente convencido de que si se adoptan las medidas necesarias, con cabeza y arrimando todos el hombro, al igual que ya hicieron nuestros mayores, vamos a salir reforzados.
Cierto es que nos vemos avocados a un escenario donde tendremos que renunciar a determinados objetivos o proyectos por cambio de prioridades. Sin duda tendremos menor capacidad recaudatoria porque es necesario rebajar la presión fiscal para favorecer la reactivación. Pero también es necesario apostar por impulsar la economía creando “efecto palanca”.
El objetivo es que cada inversión pública suponga un efecto multiplicador, se trata de inyectar liquidez en el circuito económico para que se genere economía.
No podemos caer en el dualismo empresa-trabajador como intereses antagónicos. El futuro de ambos está unido inexorablemente. Al igual que es necesario el rescate a los autónomos. Por ello las medidas a adoptar tienen que tener carácter transversal, reforzando tanto la atención social como facilitando la pervivencia de empresas para mantener el empleo existente.
Somos un Estado descentralizado y ello tiene su lógica. Por ello es necesario diseñar las medidas económicas en consonancia con los sectores implicados desde la proximidad de su conocimiento. No tiene sentido ninguno obligar por Decreto a las empresas turísticas a abrir antes de tiempo. Lo lógico sería flexibilizar dicha medida hasta la apertura del espacio aéreo al turismo. De lo contrario, y por ir en contra del sentido común, se puede poner en riesgo la viabilidad de gran parte del sector, que con medidas adaptadas a su realidad, facilitarían mejor su recuperación.
Y en cuanto a las inversiones también. Sabemos que debemos priorizar los proyectos u obras que tengan efecto en el empleo y generen economía o “efecto palanca”. Pero necesitamos mantener nuestra capacidad de decisión para poder atender mejor a aquellas actuaciones que por cercanía conocemos mejor. De ahí que muestre mi enérgico rechazo a retirar la importantísima herramienta a disposición de las entidades locales que supone la propia gestión de su superávit.
Acabo ya, simplemente recordando la importancia clave, ahora reconocida por todo el espectro ideológico de nuestro país, de la importancia que tuvo en su momento en la última crisis el plan de pago a proveedores. La situación ahora obliga a volver a innovar, y en eso estamos.
Durante tres semanas, quienes apoyamos al Gobierno desde los grupos parlamentarios del PSOE en el Congreso y en el Senado, por responsabilidad, hemos asistido en silencio y confinados en nuestras casas a la propagación del virus del odio, la mentira y la manipulación. Este mal es un viejo conocido de las democracias. Sabemos cómo ataca, cómo trata de inocularse en el tejido social y cómo, envuelto en la nada patriótica bandera del cuanto peor mejor, dice al mismo tiempo una cosa y su contraria para llegar al poder. Para usurparlo si fuera preciso.
Sabemos por experiencia que, en efecto, son capaces de todo con tal de erosionar al Gobierno, aunque con esa actitud desmoralicen a la población y provoquen un injusto descrédito de las instituciones y los servidores públicos. Lo que sea en vez de empujar juntos en la misma dirección. Durante casi tres semanas, en medio de un escenario inimaginable y casi apocalíptico ocasionado por la pandemia del COVID-19, hemos visto la cruel campaña desestabilización que diariamente está llevando a cabo la derecha política y mediática en todos los foros públicos.
Ante esta situación nunca vista hasta ahora, el presidente Pedro Sánchez les ha invitado a una unidad de acción, a remar en la misma dirección, como se hizo tras la crisis del petróleo al comienzo de la transición política española. Su respuesta consiste en tergiversar la historia —qué raro— para hacernos creer que se suman a un pacto de Estado cuando, en realidad, desearían gobiernos de concentración y otras ocurrencias por el estilo. Su respuesta es una nueva intentona de derribar este Gobierno surgido de las urnas y formado por el PSOE y UP.
No importa. Seguiremos tendiendo la mano y reclamando lealtad institucional en este tiempo extraordinario, a pesar de que nos topemos una y otra vez con su mezquino afán de auparse en el poder a cualquier precio. Lo haremos aunque no les importe hacer política de bajo vuelo con el dolor y el sufrimiento de todo un país, casi del mundo entero a medida que pasan los días. Continuaremos haciéndolo aunque sigamos escuchando sus mentiras y asistiendo a sus deslealtades hacia esta España diversa y todos sus habitantes.
¿Reeditar unos Pactos de la Moncloa en 2020? ¡Claro que sí! ¿Un gran acuerdo, un gran pacto de Estado suscrito entre Gobierno, oposición, patronal y sindicatos en una situación de emergencia española, europea y planetaria? ¡Por supuesto! Es lo que se espera de todos nosotros. Ahora bien, cada uno desde el lugar que ocupa en el entramado político-institucional, económico y social. El Gobierno, desde el Gobierno; los partidos de la oposición, desde la oposición; y los agentes económicos y sociales desde su legítimo lugar. Y con el respaldo de todos los mecanismos establecidos en el contrato de constitución de la Unión Europea, claro está.
Mi más sincera gratitud a esas personas que una a una se enfrentan en primera línea desde sus ámbitos laborales, asumiendo responsabilidades y ejecutando acciones que en la mayoría de las ocasiones excede a sus propias competencias y de manera anónima, a esos héroes, a los sanitarios de cualquier índole a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, a las limpiadoras y los limpiadores de esos centros sanitarios, de esos espacios públicos, al personal comercial que permiten con su entrega y poniendo su vida en peligro que tengamos comida en nuestras mesas… a esos que hacen patentes sociales de medios mecánicos, con los que poner algún que otro traspiés al virus, a los chóferes de los medios de transportes, en fin, a tantos y a tantas personas… Gracias.
A un heroísmo de tal magnitud y con la misma intensidad le corresponde un pueblo vibrante que reconozca la gesta, que dé ánimos y ofrezca esperanza mediante muestras de cariño y de afecto, o mejor llamarlo de humanidad, que en repetidas y múltiples ocasiones invaden tanto los informativos televisivos, la prensa escrita, la prensa digital, las radios y las redes sociales de manera muy creativa, estamos sacando lo mejor de nosotros mismos como sociedad, como personas y como pueblo haciendo gala de que la unión es lo mejor que funciona cuando el tiempo arrecia.
Oscuras nubes en el horizonte se mantienen, la infección según dicen va empezando a replegarse en los países infectados bajo la atenta mirada de miles de ojos que escudriñan cada paso que da, para adelante y para atrás, en cierta medida consuela, consuela que estén realizando test clínicos con diferentes fármacos, ya comercializados para otros fines, pero que apuntan como tratamiento de primera frontera al maldito COVID19.
A mí además de esto, me esperanza la inmensa cantidad de llamadas y mensajes que recibo a diario, con el único objetivo de poner a disposición lo que cada uno puede aportar, por el mero hecho de ayudar. Cuento de manera anecdótica que me llamó un motorista para ofrecerme su traje de agua, que al ser impermeable, podría servir como protección para nuestros sanitarios, “si hace falta lo pongo a su disposición”, fueron sus palabras.
Además de esas llamadas, como cabe entender, recibo otras muchas en el sentido contrario, demandas de atención domiciliaria, ayudas económicas, pañales, “me pasa esto ¿a dónde voy?, ¿qué hago?, alguien que regale ropa para un niño de diez meses, ¿sabe cómo puedo arreglar el paro?, necesito que me haga un recado, soy mayor y no puedo salir de casa…”. Estamos intentando por todos los medios disponibles poner nuestro grano de arena en todas las situaciones que se nos van presentando y lo seguiremos haciendo en la medida de nuestras posibilidades y las posibilidades del que conocemos aquí o allá. No deja de ser cierto que los que estamos recibiendo esas demandas somos seres humanos y tenemos limitaciones físico-temporales… pero les aseguro que lo hacemos sin tregua ni descanso, cada uno desde su puesto que trasciende en estos momentos a una determinada ubicación física.
Somos humanos y como tales podemos experimentar diferentes sensaciones al mismo tiempo y ante determinadas situaciones que transcurren al unísono, y sin que sea el momento como digo de echar más leña al fuego, no puedo pasar por alto equivocadas decisiones, a mi juicio, que interfieren directamente e injustamente sobre la población. Debe existir alguna manera de revertir lo cobrado a través de la cuota de autónomos de manera inmediata y no valen soluciones como futuras compensaciones y otras ocurrencias sin sentido. La gente tiene lo que tiene para lo que se avecina y creo que no es de rigor que mes a mes vean sus ahorros menguar por un “impuesto” a todas luces injusto. Me prohíbes trabajar y por eso pago, es evidente que este tema no puede esperar resolución a cuando esto pase.
Para el resto de decisiones, habrá tiempo. Ahora y para esto lo que no hay es tiempo.
No dejar a nadie atrás. Una consigna que desde los gobiernos, tanto estatal como el de Canarias, no se deja de repetir y que en estos días de crisis sanitaria y social, por solidaridad, pero también por pura supervivencia, nos obliga a tomar medidas contundentes para que sea una realidad.
Sabemos de dónde venimos, nuestra historia reciente de más de una década de recortes en el ámbito sanitario y social nos ha dejado este panorama de enormes dificultades para abordar con las respuestas adecuadas -recursos materiales y humanos suficientes- una crisis en la que literalmente nos va la vida.
Junto a los colectivos profesionales que, a pesar de la precariedad y falta de recursos, se están dejando la piel por atendernos desde la primera línea (personal sanitario en hospitales y centros de Salud, personal socio sanitario en residencias de mayores, menores, o de personas dependientes, trabajadoras y trabajadores de las tiendas de alimentación, farmacias y otros servicios esenciales) hay otro, históricamente invisibilizado, al que aún desarrollando un trabajo imprescindible para el sostenimiento de la vida y de los cuidados en el ámbito doméstico, de forma incomprensible y tremendamente injusta, se le siguen negando derechos básicos reconocidos al resto de la clase trabajadora, un colectivo que en su mayoría está formado por mujeres, añadiendo así más discriminaciones a las que ya sufren por el hecho de serlo.
Hoy justamente es el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, desgraciadamente nada que celebrar y sí mucho que reivindicar hasta conseguir lo mínimo, la igualdad de derechos de estas trabajadoras en esta coyuntura y para siempre: derecho a protocolos y equipos de protección frente al COVID-19, derecho, igual que el resto de trabajadoras y trabajadores, a no ser despedidas por la crisis del coronavirus, derecho a prestaciones mínimas al margen de la situación administrativa, y derecho al paro para todas las trabajadoras que cotizan a la Seguridad Social, ahora y siempre.
No podemos decir que no vamos a dejar a nadie atrás mientras en nuestro sistema haya grietas por donde se cuelan vergonzosamente excepciones que permiten, legalmente, la exclusión de colectivos y personas especialmente vulnerables.
Hace años que venimos reflexionando sobre esas grietas, sobre cómo los derechos mínimos, los más básicos, siguen sin estar garantizados para todo el mundo, ni siquiera las prestaciones destinadas a combatir la exclusión social llegan a todas las personas que lo necesitan.
Y es que la “exclusión social”, incluso “la pobreza”, a los efectos de derechos sociales, son categorías en las que no todo el mundo, ni todos los supuestos, están incluidos, dejan fuera numerosas excepciones, grupos de personas situadas en las periferias de las periferias, en los márgenes de los márgenes, espacios cuya existencia se consiente y perpetúa de forma legal o alegal, pero en cualquier caso inmoral, y que refleja lo más sórdido e hipócrita de nuestras sociedades, el lado más oscuro al que no queremos mirar, porque implicaría tomar medidas que tal vez nos obligarían a recaudar y redistribuir de otra manera nuestros impuestos.
No dejar a nadie atrás sin tocar nuestros bolsillos, los de todas y todos, es imposible.
Tenemos que dar respuestas urgentes, y tenemos que darlas ya, por eso, mientras se pone en marcha la Ley de Renta Ciudadana Canaria, nos parece absolutamente necesario tomar medidas como la reciente propuesta de la Consejera de Derechos Sociales de una renta ciudadana de emergencia coyuntural que cubra a muchas familias de las que están en las periferias de las periferias y que actualmente en Canarias no perciben ningún ingreso.
Nos sobran razones, y tenemos herramientas, solo nos falta la voluntad que nos permita dar el viraje necesario en cómo y en qué invertimos nuestros recursos y el dinero público, y si de verdad creemos en nuestras consignas, y consideramos que de esta crisis solo saldremos todas juntas, no nos queda otra que, aunque sea por puro egoísmo, ser solidarios.
No dejar a nadie atrás.
Por tí, por mí, por ellas, por ustedes.
Porque como dijo recientemente José Mujica “ustedes no son nosotros, pero nosotros somos ustedes”.
Después de unos días muy complicados que han requerido de todos nuestros esfuerzos para poder organizar el retorno de nuestros turistas a sus lugares de origen, podemos decir que a día de hoy Lanzarote está cerrado turísticamente.
Puedo decir que en términos generales la operación retorno ha sido un éxito pues, hasta el pasado viernes día 27 y en un plazo de 10 días, pudieron salir de la isla más de 45.000 turistas. Estimamos que en Lanzarote puedan quedar apenas entre 400 y 800 turistas, la mayoría de los cuales son clientes de larga temporada que se encuentran alojados en los denominados “alojamientos de guardia” de la isla (4 establecimientos turísticos: Apartamentos El Guarapo, Bungalows Famara, Nautilus y Villas Rubicón, además de 3 Viviendas Vacacionales: La Bahía Azul, Villa Victoria y Playa Alhambra II); si bien, tras la última aclaración del gobierno, podrán también permanecer abiertos aquellos pocos establecimientos en los que aún puedan quedar turistas alojados, a la espera de su salida. Dentro de esa cifra, calculamos que un número apenas representativo de turistas, que tenían previsto disfrutar de toda la temporada de invierno entre nosotros, se encuentran dispersados en casas rurales o vacacionales.
No cabe duda que ha sido crucial el trabajo, la implicación y la coordinación de todos. En este sentido, tengo que agradecer y destacar el estrecho contacto y la fluida coordinación entre el Cabildo y las entidades turísticas de Lanzarote y de Canarias con el fin de identificar a los clientes alojados y sus nacionalidades para concentrar y trasladar esa información a las compañías aéreas y turoperadores a fin de que programaran sus operaciones, habiéndose así conseguido realizar una salida escalonada, no exenta de dificultades, en tan poco tiempo. Desde estas líneas quiero dar las gracias a la Federación Turística de Lanzarote y ASOLAN, a AENA Lanzarote, a las empresas de handling Swissport y Aviapartner; al ISTAC, Promotur, la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias y, por supuesto, al equipo de profesionales de Turismo Lanzarote que desde el minuto cero se han puesto en primera línea para afrontar esta crisis sin precedentes.
También destacar el papel desempeñado por los Gobiernos de nuestros principales mercados emisores que han organizado en poco tiempo vuelos charter, especialmente el alemán, británico, italiano, francés y de los Países Bajos. Ha sido un gran trabajo de las embajadas y consulados, cuyo personal ha atendido diligentemente a sus ciudadanos, ofreciendo constante y continua información de las operaciones de rescate que se iban programando.
Vaya además mi reconocimiento a todos los trabajadores del Aeropuerto y de todos los establecimientos alojativos de la isla, magníficos profesionales que han dado la talla hasta el último día en que se ha mantenido operativa la Terminal 1 y hasta el último momento del cierre de los hoteles, atendiendo a sus clientes en todo lo que podían necesitar, les aseguro que a veces en momentos muy complicados.
Y cómo no, también tengo que agradecer el trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de las Policías Locales, de los efectivos de Seguridad y Emergencias, de Protección Civil y otras ONGs que han estado ahí siempre, colaborando y garantizando la seguridad de todos.
Ha sido un gran trabajo y entre todos han demostrado que Lanzarote sigue siendo un destino maduro y de primer nivel. Esta pandemia nos requiere cerrar nuestras puertas al tráfico aéreo (de momento únicamente tenemos 3 conexiones semanales con Madrid y 2 con Barcelona, e incluso se podría restringir aún más), y nos obliga a confinarnos en nuestras casas, pero lo hacemos con la esperanza y el deseo de que más pronto que tarde podamos superar cuanto antes esta crisis que nadie esperábamos, sabiendo que todo este esfuerzo y este sacrificio habrá merecido la pena cuando la isla vuelva a llenarse de vida y dinamismo, y el turismo vuelva a ser el gran motor económico de nuestra isla.
Por parte de Turismo Lanzarote, la maquinaria no parará y ahora más que nunca toca rediseñar nuestras estrategias, proseguir con nuestra labor en estas circunstancias tan excepcionales y redoblar esfuerzos para mantener viva la llama de Lanzarote en los corazones de los cientos de miles de europeos que todos los años nos eligen para pasar sus vacaciones.
Desde aquí no quiero dejar pasar la ocasión para apelar a la responsabilidad y el buen hacer de los turoperadores europeos, grandes empresas que han demostrado siempre estar a la altura de las circunstancias más difíciles y que hoy más que nunca deben actuar con un comportamiento serio y ejemplar hacia nuestros hoteleros, demostrando así que, únicamente con el apoyo mutuo entre todos, la industria turística en su conjunto podrá salir adelante.
Solo me queda decirles a todos nuestros turistas que Lanzarote no les dice adiós, sino solo hasta luego. Y tengan por seguro que esta maravillosa isla, única en el mundo, cuando haya pasado todo esta situación de emergencia sanitaria, les volverá a recibir con los brazos abiertos y con la hospitalidad de la que siempre ha hecho gala toda la población lanzaroteña.
La unión es imprescindible para avanzar, siempre lo fue, pero ahora lo es más. Ante la situación excepcional que atravesamos en estos momentos, resulta inconcebible que cada uno vaya por su lado metiéndole el dedo en el ojo al de al lado. Así no. Ahora más que nunca es de vital importancia “hacer piña” porque lo que estamos viendo no es una crisis normal, es mucho más que una crisis de aquellas a las que estábamos acostumbrados y nuestro sistema productivo tardará mucho tiempo en recuperarse. Digo esto en alusión a las medidas anunciadas por Puertos del Estado. Unas medidas que se quedan demasiado cortas en los plazos y que no van a servir, ya que las medidas deberían ir más allá del medio plazo, más allá de los seis meses, para lograr sortear el gran problema que va a provocar la falta de actividad en los puertos. Una gran parte de la flota está amarrada y ya se empiezan a ver barcos de mercancías que van al cincuenta por ciento de su capacidad y esto es solo el principio.
Desde la Cámara de Comercio de Lanzarote y La Graciosa proponemos que se ponga en marcha un grupo de trabajo formado por toda la comunidad portuaria y coordinado por la Autoridad Portuaria de Las Palmas, que es el órgano director. Un órgano unido y sin fisuras donde se puedan sentar todas las partes para diseñar una estrategia consensuada capaz de abordar el problema que se presenta.
Y ya que estamos, ese órgano representativo de la comunidad portuaria tendría que aprovechar para poner en marcha una herramienta que se exige desde hace años: la estrategia de comercialización y promoción de TODOS los puertos de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. Una asignatura pendiente y muy necesaria.
Nuestros puertos necesitan ser competitivos ante el actual panorama y para ello, otra de las necesidades no menos importantes es garantizar la pluralidad de servicios.
Confío en que lo logremos porque nunca antes fue tan necesaria la unión.
JOSÉ TORRES FUENTES, PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE LANZAROTE Y LA GRACIOSA
Estamos viviendo una situación nueva, con desconcierto e incertidumbre. La aldea global en que se ha convertido el planeta, por el predominio de las relaciones comerciales sobre el resto de las relaciones, está afectada por la pandemia del coronavirus Covid-19.
La situación de emergencia sanitaria, la declaración del estado de alarma, nos traslada a un escenario extraordinario, con restricciones de movimientos, con cierres de fronteras, con exigencias de máxima colaboración ciudadana, para poner los medios imprescindibles que nos permitan cambiar la velocidad de contagio, disminuyendo el número y alargándolo en el tiempo para que el sistema sanitario pueda responder adecuadamente y no se colapse.
Si el problema es de todos, todos y cada uno tenemos que colaborar en la solución.
Y lo estamos haciendo, de forma responsable y solidaria, quedándonos en casa, haciendo caso omiso a los bulos, rumores y falsas noticias. Ahora es cuando tenemos que hacer un ejercicio responsable con la comunicación y con la información.
No divulguemos información no contrastada. Acudamos a informarnos en las fuentes oficiales, dadas por técnicos solventes y responsables públicos, que tienen el deber de velar por el interés general. Está en juego nuestra salud y la del resto, así como la vida de muchas personas.
Toda la sociedad está siendo consciente de la importancia de lo público, de la gran importancia de tener un sistema sanitario de todos, de que hay que destinar recursos públicos para garantizar el derecho a la salud de toda la población, de que las privatizaciones de los últimos años han hecho mella en el sistema, de que necesitamos más y mejores medios, humanos y materiales. Personal suficiente y dignamente remunerado. Más medios sanitarios, como instrumentos de paz y seguridad.
Necesitamos mucha más inversión en investigación y desarrollo. Todos miramos hacia el mundo de la ciencia a ver si aparece alguna vacuna que nos proteja.
Y mientras tanto, somos nosotros los responsables de las medidas para protegernos y proteger a los que nos rodean.
La política y la razón se tienen que imponer sobre la economía, que tiene que estar al servicio de la sociedad.
Algún dirigente irresponsable, como el británico Boris Johnson ha optado por defender la economía frente a la vida de sus conciudadanos, la selección natural de las especies frente a la ciencia y el imperio de las leyes del mercado frente a la justicia social.
Europa también ha demostrado su debilidad; cuando de asuntos de carácter social se trata nos falla a la ciudadanía, porque siempre ha primado los valores económicos sobre los sociales.
Está claro que durante las semanas, tal vez meses, que dure esta situación y estemos confinados en nuestros domicilios tenemos que reorganizarnos, disciplinarnos, establecer rutinas, redescubrirnos, proteger a los nuestros, cuidarnos mutuamente, incrementar la solidaridad con las personas que nos necesiten, cultivar la paciencia y la templanza.
En definitiva, de esta crisis vamos a salir fortalecidos y más convencidos de la defensa de lo público como parte de nuestros derechos.
Estoy seguro de que juntas vamos a conseguirlo.
La salud es lo primero, quédate en casa.
Este virus lo paramos unidos.
En 2016 y 2017, Canarias estaba por debajo de la media estatal en abandono escolar temprano. Sin embargo, en 2018 y 2019 se ha vuelto a disparar situándose, según la EPA del cuarto trimestre de 2019, en un 20.8 por ciento, tres puntos y medio más que la media estatal.
La estrategia Europea 2020 estableció entre sus objetivos reducir el abandono escolar temprano por debajo del 10 por ciento en la UE y del 15 por ciento en el Estado español. En una década, redujimos a la mitad los resultados (2008, 34.1% – 2017, 17.5%), y de haber seguido la senda de la década 2007-2017 estaríamos en 2020 en un 12.9 por ciento.
Pero, de nuevo, se ha truncado la tendencia.
Clara señal de que estas cifras ponen sobre la mesa un asunto que preocupa en nuestra sociedad, y del cual se han hecho eco estos días los medios de comunicación, es que el pleno del Parlamento de Canarias ha abordado esta semana en profundidad el problema al que nos enfrentamos como comunidad.
Del absentismo se suele pasar a la frustración y al abandono escolar. De un asunto socioeducativo pasamos a un grave problema social, donde a la falta de preparación académica, se le unen las escasas opciones de inserción en el mundo laboral, las pocas expectativas de recualificarse y todo ello conduce a una generación con escasas expectativas vitales.
Por ese motivo, en muchos de los casos de abandono y fracaso escolar se hace imprescindible subir la autoestima, que las personas se sientan valoradas y necesarias socialmente.
La formación es una carrera de fondo, que exige perseverancia, constancia, entusiasmo, sacrificio y apoyos, muchos apoyos familiares y sociales. Cuando esos apoyos son inexistentes y llegan los momentos de cansancio, de hastío, de frustración, y el adolescente los tiene que enfrentar en solitario, comienza la desafección hacia el sistema educativo, el absentismo, que concluye en el abandono escolar.
Y aquí tenemos en cuenta a la población canaria de 18 a 24 años que no ha completado la FP de grado medio o el bachillerato y no sigue ningún tipo de formación tras la secundaria obligatoria.
Nos superan Baleares, Murcia y Andalucía. En el otro extremo, Euskadi (6.7%), Madrid (11.9%), Asturias (12.4%) y Galicia (12.6%), Cantabria, Aragón, Navarra y Castilla y León (todas por debajo del 15%). Países como Austria, Bélgica, Chipre, Francia, Polonia, Grecia o Irlanda ya se encuentran por debajo del 10 por ciento.
Un problema de hoy, si no le ponemos solución, se prolonga en el tiempo y se enquista, convirtiéndose en un problema del mañana.
Las razones que podríamos aducir son múltiples y variadas, por tanto la solución no puede ser única.
Es evidente que no es indiferente a este asunto el lugar y la familia donde le ha correspondido nacer a cada persona. Los índices de pobreza en Canarias siguen siendo sonrojantes. Por tanto, el origen socioeconómico es otra variable importante.
El nivel de formación de los progenitores, el ambiente cultural en la familia, marcan también, en general, las expectativas de las familias y del propio alumnado. Así pues, el lastre generacional es otra variable a tener en cuenta.
El entorno es fundamental. Los barrios deprimidos, sin atención a sus necesidades, sin oferta cultural, deportiva, de ocio, que se sienten excluidos, son un caldo de cultivo para el absentismo y el abandono. El paro, la pobreza y la exclusión social forman parte del problema y de la baja autoestima de muchas de estas personas.
Nuestro sistema productivo, basado en el turismo y los servicios y en la construcción, ha planteado en general pocas exigencias de cualificación, lo que ha facilitado el trasvase desde los centros escolares hasta el andamio o el trabajo en la hostelería. Por tanto, ahí tenemos otra variable, la de construir un sistema productivo más diversificado, que a su vez exija una mayor especialización y cualificación.
El empleo precario y de escasa cualificación cotiza muy poco e influirá en la jubilación.
Por tanto, escaso pan para hoy y hambre para mañana.
La oferta de Formación Profesional no se ha caracterizado precisamente por ser impulsora de nuevas formas de producción y realizar estudios atractivos. Nos hemos limitado a repetir lo que hay.
Son múltiples, por tanto, las causas que están detrás del abandono escolar; poniendo remedio de forma transversal a las mismas, tal vez podríamos alcanzar mejores resultados para el futuro.
Por ello, hay que abordar de inmediato medidas dentro del sistema educativo para abordar el problema del abandono escolar con una serie de medidas incentivadoras destinadas a facilitar el acceso a las titulaciones a través de programas de segunda oportunidad o realizando adaptaciones curriculares.
Eso propuse en el último pleno del Parlamento a la consejera de Educación, incluyendo entre las propuestas de Podemos Canarias la adopción de medidas de tipo laboral, relacionando el regreso a los estudios con algunos niveles de inserción laboral en prácticas, e incluso medidas de tipo económico, con ayudas para los materiales escolares, el transporte o las prácticas.
Otras medidas podrían ser incrementar la oferta de plazas de titularidad pública de 0-3 años para comenzar una atención temprana, compensar desigualdades y socializar al alumnado; una atención individualizada en el alumnado con necesidades educativas o garantizar que los derechos sociales de la población, como la renta de ciudadanía son una prioridad de este gobierno en su lucha sin desmayo contra la pobreza y la exclusión social.
Junto a medidas educativas, al ser un problema poliédrico, es fundamental también garantizar una alimentación sana y suficiente para toda la población, mejorar las condiciones salariales y laborales de los trabajadores y trabajadoras para influir positivamente en el bienestar familiar y personal. Porque, a veces, el ser trabajador pobre obliga a que más miembros de la familia contribuyan al mantenimiento de la misma aún a costa del abandono de los estudios.
También el derecho a una vivienda digna favorece el enraizamiento de las familias en un entorno y genera estabilidad y tenemos que conseguir que los niños y niñas, la juventud de las 8 islas y los 88 municipios canarios, puedan acceder en igualdad de condiciones a actividades culturales, deportivas, de ocio y tiempo libre en horario de tarde.
Fomentar el asociacionismo, participar en circuitos culturales y deportivos, fomentar aprendizajes (así como refuerzos educativos), impulsar la lectura, todas ellas son medidas que favorecen la cohesión social y mejoran la autoestima. Y estas medidas precisan una enorme coordinación de ayuntamientos, cabildos, Gobierno de Canarias y la sociedad civil.
La oferta educativa y cultural a lo largo de toda la vida es fundamental, para que las personas vuelvan a engancharse con la necesidad y las ganas de aprender, de mejorar, de recualificarse.
Si la educación de una persona necesita de toda la tribu y no sólo de la institución escolar, la prevención contra el fracaso, el absentismo y el abandono escolar necesita también de toda la tribu, y, con las alarmas puestas, como emergencia social que es.
En definitiva, hay que atender a los problemas buscando las causas profundas y procurando las soluciones que no son coyunturales, sino generalmente, estructurales: pobreza, vivienda, lastre generacional, insuficiente respuesta del sistema educativo y de la estructura social y escasas expectativas sociales.
El sistema educativo es poco flexible y hace poco atractivo el regreso a los que lo han abandonado prematuramente, por lo que, en la línea de caminar por la senda que marca la Ley Canaria de Educación al respecto, se hace necesario establecer algunos itinerarios específicos más flexibles, adaptaciones curriculares y enseñanzas ligadas a la práctica laboral para este tipo de alumnado, para que su vuelta a retomar los estudios, aparte de una necesidad, se convierta en algo atractivo.
Nuestro país mantiene desde hace muchos años una relación de amistad con el Reino Unido. Los lazos que nos unen, especialmente en Canarias y Lanzarote en particular, podríamos decir que son, si cabe, todavía más intensos que en otras partes del territorio nacional.
Sin ir más lejos, en Lanzarote residen de forma permanente casi 6.000 ciudadanos británicos. Ello supone ser la primera comunidad de no nacionales superando casi en el doble a la segunda comunidad foránea más numerosa en Lanzarote. A efectos gráficos, el peso poblacional de la comunidad británica en Lanzarote es superior a los dos municipios menos poblados de la Isla, esto es, Haria y Tinajo.
Y en cuanto al peso del turismo más de lo mismo. El Reino Unido sigue suponiendo un poco menos de la mitad del volumen del negocio turístico en Lanzarote, con más de 100.000 visitantes en el pasado mes de noviembre de 2019, último sobre el que se tienen datos oficiales.
No estoy hablando solamente de economía y cifras de negocio, no. Me refiero a las personas, al intercambio cultural y al enriquecimiento que ello nos ha supuesto como multiculturalidad y apertura de miras. Pienso en todos aquellos ciudadanos británicos que ya hace muchos años eligieron Lanzarote como su lugar de residencia y se han hecho mayores entre nosotros, También en aquellos que con una fidelidad digna de agradecer, nos han visitado con una frecuencia inferior a la anual.
No hace falta pensar mucho para traer a la mente aquel amigo o amiga de procedencia británica o hijo de parejas mixtas con el que casi todos nos hemos criado en mi generación. Municipios como Tías o Teguise pueden dar buena cuenta de ello y de la participación activa de británicos en la vida pública. Una parte de la identidad del Lanzarote del siglo XXI es británica, al igual que otras culturas que conviven con nosotros y que tanto nos han enriquecido.
A nadie se le escapa que el Reino Unido sigue siendo y así continuará siéndolo, el principal país emisor de turistas para nuestra industria más importante, el turismo. Pero también es un importante socio comercial además de, y tampoco debemos olvidarlo, un destino top para nuestros jóvenes en la búsqueda de oportunidades y mejorar su formación.
Por todas estas razones y muchas más, y teniendo en cuenta que en una sociedad globalizada como la que nos ha tocado vivir las fronteras están cada vez más difuminadas, debemos hacer todos un esfuerzo por mantener y profundizar en los lazos que nos unen. Y en eso estamos, con la plena colaboración y disposición de las autoridades británicas.
Aunque a día de hoy el Brexit parece inevitable, sí que podemos dar un marco jurídico seguro a las relaciones que nos unen. Un aspecto que ya ha sido solventado a nivel diplomático por nuestros respectivos gobiernos.
También a nivel insular y municipal me consta que se están realizando esfuerzos y se pretende dar confianza y tranquilidad a los residentes británicos como a todos los que nos visitan y han ayudado a situar a Lanzarote como destino de primer orden. Hay que mandar un mensaje de tranquilidad a nuestro sector turístico y decir que se van a poner todos los medios a disposición para que los ciudadanos británicos y de otros destinos sigan confiando en nosotros como su lugar favorito de vacaciones.
Simplemente quiero decir que ejemplos como la visita institucional del Embajador del Reino Unido, Hugh Elliot, a quien he tenido la oportunidad de recibir en el Cabildo así como la gran labor desempeñada para paliar la caída de Thomas Cook, también por parte del gobierno insular, especialmente desde el área de Turismo y Promoción Exterior, son buena muestra del camino a seguir.
Estamos preparados para afrontar el reto que supone el Brexit con la plena convicción de que lo primero son las personas y sus necesidades.
Hace algunos años, cuando nuestros mayores miraban hacia el mar veían sustento y oportunidades. Luego el dinero comenzó a llegar por otras vías, quizá también relacionadas con el mar, pero ya de la mano del Turismo. Parece que fue entonces cuando nos olvidamos de ese gran azul generador de posibilidades que tantas alegrías nos había dado. Hoy en Canarias miramos de nuevo hacia el mar con esperanza, como la fuente de nuevos recursos y crecimiento económico. Como una ocasión única para lograr la tan cacareada diversificación económica que venimos persiguiendo durante mucho tiempo. Lo que llega del mar es la Economía Azul.
En Canarias el sector marítimo ya supone más del 7% del PIB regional y da empleo a más de 45.000 trabajadores. La posición estratégica de Lanzarote, a pocas millas de la ruta atlántica del corredor africano, la convierte en un lugar idóneo para servir de apoyo al Puerto de Las Palmas en sus operaciones de transbordo de mercancías, repostaje y aprovisionamiento o reparación naval. Sin embargo, durante años nuestro puerto no tenía capacidad para acoger toda esta actividad. De ahí las continuas reivindicaciones para conseguir las mejoras de las infraestructuras portuarias. Hoy, a punto de licitar las últimas obras, podemos afirmar que contamos con unas instalaciones muy competitivas. El Puerto de Arrecife está preparado para desarrollar un amplio abanico de actividades de la mano de empresas innovadoras que generarán nuevos empleos en el marco de la Economía Azul: la biotecnología marina, la reparación naval a flote, los servicios portuarios, el turismo náutico, la acuicultura, la desalación o las emergentes actividades vinculadas con la energía en el mar. Son precisamente estas, la energía eólica offshore, la energía de las olas o la biotecnología marina las que están colocando a Canarias a la vanguardia, al contar con proyectos pioneros que se podrían extrapolar a otras partes del mundo. Sin embargo, necesitamos integrar urgentemente en este planteamiento a la Formación Profesional, sin la cual no se consiguen profesionales para trabajar en las nuevas materias. Una apuesta de la que se obtiene doble beneficio por la oportunidad formativa que representa para nuestros jóvenes.
En este sentido, es imprescindible generar rutas de conexión entre actividades que han sido tradicionales en Lanzarote y las últimas innovaciones tecnológicas, de procedimientos y de gestión. Realizar un trabajo multidisciplinar, de manera que la industria agroalimentaria, la biotecnología, la gestión del agua y de la energía, la actividad pesquera y el Turismo puedan confluir para generar un escenario singular, propio e inimitable de Lanzarote.
2020 abre una década de crecimiento inteligente y sostenible en el que la Economía Azul va a ser vital. Lanzarote, dentro del marco de la Reserva de la Biosfera, debe defender un Ecopuerto que desarrolle toda esta actividad con total cuidado al medio y dentro de una estrategia de crecimiento consensuada entre la administración pública, el sector privado y la ciudadanía.
Lanzarote debe seguir mirando al mar como lo que siempre fue, una ventana abierta a las oportunidades, a la innovación y al futuro.
Llevamos días enfrascados en la polémica sobre el pin parental, una suerte de botón virtual que apaga la pantalla educativa cada vez que los padres y las madres deciden que el contenido de la materia a impartir en el aula no es de su gusto.
Al margen de lo distópico del término, -¿imaginan a una legión de menores recibiendo las clases en línea desde sus dormitorios, sin necesitar quitarse el pijama, dar un paso o relacionarse con otros?- la respuesta que me parece más adecuada de las cientos que ha generado esta exigencia de los de VOX es la reducción al absurdo.
Ya lo he leído por ahí: Si los progenitores son republicanos, día libre al niño el día en que se habla de las monarquías: si son comunistas, nada de enseñanzas sobre el capitalismo; si son veganos, cuando se trate de la condición omnívora del ser humano te quedas en casa; nada de clase de historia de las religiones para los escolares de hogares ateos y si en la familia se defiende la homofobia, fuera la lección sobre diversidad sexual.
Es evidente que la enseñanza no se imparte a la carta. En esto, como en todo, solo los más pudientes podrán elegir el centro que se adapte como un guante a sus ideologías y convicciones, en el afán de que los descendientes hereden y defiendan los valores familiares. La construcción del espíritu crítico y del criterio personal parece ser algo de importancia menor entre los defensores del pin parental.
Pero en lo tocante a la educación, como en todo lo público, es la ciudadanía quien decide de común acuerdo el diseño de los contenidos lectivos. Lo hace a través de las urnas, designando a quienes se responsabilizarán de la tarea enorme de formar a nuestros menores y jóvenes, pilares de la sociedad futura.
Una sociedad que es diversa y plural, que piensa distinto pero que alcanza consensos, que progresa a través del diálogo, veganos y carnívoros, agnósticos y religiosos, republicanos y monárquicos, heteros y LGTBI…
Soy diputada pero también soy profesora. Y considero que además de los conocimientos y de la oferta de contenidos, la escuela enseña al alumnado a ser independiente, a reflexionar, a tener pensamiento crítico, a elegir sus valores e inquietudes, a reaccionar ante la injusticia, a analizar la información que recibe a diario, a respetar, a creer en la igualdad a querer bien y a vivir en paz.
Confiemos en que los pactos alcanzados en los gobiernos de Murcia, Andalucía y Madrid no obliguen a instaurar una censura educativa que nos sitúe en el universo de Fahrenheit 451… Por cierto, en los institutos de Lanzarote se lee a Ray Bradbury desde los 16 años. Nada como la literatura para hacer frente a la represión de las ideas.
El posicionamiento de la Administración educativa y algunos sindicatos y la consiguiente firma, con la oposición del STEC-IC, de un acuerdo que modificará sustancialmente la actual normativa de Listas de Empleo, vaticina el despido de cientos de personas que ya pertenecen al cuerpo docente.
Frente a ello, el STEC-IC siempre ha apostado por la desvinculación de las listas de empleo del proceso de oposiciones. Una lucha histórica que supuso en los años 80 y 90 el establecimiento de acuerdos que ofrecían estabilidad para el profesorado interino y sustituto, trasladando sosiego laboral al colectivo y tranquilidad a las aulas, al tiempo que la experiencia y formación adquirida con los años se convertía en un capital que el sistema educativo rentabilizaba positivamente.
Ya en el 2003 con la derogación del último Pacto de Estabilidad y su sustitución por el Primer y, posteriormente, Segundo Protocolo de Gestión de Recursos Humanos comenzó la deriva en cuanto a la estabilidad laboral del colectivo se refiere, hasta culminar en 2010 con la firma del todavía vigente Decreto 74/2010. El STEC-IC nunca firmó ninguno de los dos protocolos ni apoyó el Decreto 74/2010 por considerarlos lesivos para la estabilidad laboral del profesorado interino.
El reciente acuerdo firmado por diversas organizaciones sindicales y la Consejería de Educación hace algunas semanas y “refrendado” a hurtadillas en la Ley de Presupuestos de la Comunidad Autónoma para 2020, proyecta unas previsibles y acusadas consecuencias para el actual y futuro profesorado interino y sustituto, el cual representa, aproximadamente, el 25% de la plantilla docente. Así pues, el acuerdo generará un inevitable marco de inestabilidad laboral para miles de docentes y, consecuentemente, para miles de familias canarias.
La pregunta es: ¿Por qué se ha desaprovechado una oportunidad histórica para dotar de estabilidad al colectivo? ¿No se supone que la evolución social debe tender a la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores/as?
Ya en noviembre de 2016, se presentó por el conjunto de los sindicatos más representativos (STEC-IC, ANPE, CCOO, INSUCAN y UGT) una propuesta unitaria solicitando a la Consejería de Educación la desvinculación de las Listas de Empleo docentes de los procesos selectivos. Los motivos sostenidos en aquel entonces eran la inestabilidad laboral ofrecida al profesorado interino, la existencia de numerosos nombramientos fallidos, el abuso de las ofertas extraordinarias por encima de lo razonable, unas listas que se agotaban o sin personas disponibles; la inexistencia de normativa que reconociera y protegiera el trabajo e implicación del personal docente interino (muchos con más de 20 años de servicios) así como, un sistema de acceso a la función pública docente que no valora adecuadamente la capacidad didáctica y pedagógica de los aspirantes, etc. Estos motivos, perpetuados en el tiempo, fundamentaban las propuestas unitarias que se realizaban en el documento presentado a la Administración y que englobaban a todo el colectivo sin distinciones, así como a los futuros integrantes de las Listas de Empleo.
Tres años más tarde, en noviembre de 2019, firmando el nuevo acuerdo que divide al colectivo en dos listas en función de su antigüedad, se concreta en el seno de éste sector, el hecho de dejar fuera de la primera lista a los docentes interinos con menos de tres años de servicios, los cuales si en un proceso selectivo obtienen un mal resultado, podrían ver gravemente perjudicada su posición en lista, perdiendo toda opción de volver a trabajar en muchos años. En la misma situación se encontrarán los aprobados sin plaza de una oposición que, cuando se convoque la siguiente, dos años más tarde, tampoco habrán acumulado los tres años de experiencia para entrar en la primera lista.
Por tanto cabe volver a preguntarse: ¿Cómo se justifica un cambio de dirección administrativa con tanta trascendencia negativa para miles de personas? ¿Cuál es el futuro actual de las miles de familias afectadas y de los futuros integrantes de las crecientes listas de empleo?…Son incógnitas sin responder.
Es necesario dar sosiego al actual y futuro profesorado interino y sustituto de Canarias, apuntalando un marco normativo vinculado a la necesaria estabilidad laboral y, no supeditado a un proyecto de vida que navegue con una continua incertidumbre e incansables horas de formación y preparación de oposiciones; añadido a un quehacer diario que requiere la defensa de un puesto de trabajo con un alto grado de implicación, que dé respuesta a la demanda de aprendizaje y valores sociales que requiere nuestro alumnado.
Indudablemente desde el STEC-IC, apostaremos por mejorar en lo posible este lesivo acuerdo durante la negociación de su desarrollo normativo.
Por Cristina Rivero. Miembro del Secretariado Nacional del STEC-IC
Se confirmó, al menos en primera instancia, el sorprendente por inesperado voto de Ana Oramas en contra de la investidura de Pedro Sánchez y de la coalición progresista (UP, Más País, Compromís, NC,…) que lo apoya. Mucho se debatirá y especulará en los próximos días sobre el mismo. Aquí les dejo, en todo caso, mis propias meditaciones. Quizá animen un debate que sin duda tendrá notorias repercusiones para Canarias, para el nacionalismo canario y para el sistema canario de partidos.
Y quizá deba comenzar estas notas indicando que, en mi opinión, la intervención de Oramas en el Pleno del Congreso no solo evidenció un cambio de acentos y modos con respecto al tradicional pragmatismo y oportunismo que durante varias décadas había caracterizado a CC. Reveló también la apuesta por (en realidad la vuelta a) un rancio conservadurismo centralista aderezado con no poca crispación y rechazo hacia otras opciones políticas progresistas, así como su evidente sintonía con otras opciones de la derecha y la extrema derecha. Su crispada intervención, sus desmedidas acusaciones al PSOE y a la coalición progresista, sus acusaciones hacia otras organizaciones nacionalistas, así como las vergonzantes alabanzas que posteriormente ha recibido por parte del PP, de Ciudadanos y de Vox hablan por sí solas.
Creo así mismo que su posición en este lance no solo ha sido una enorme falta de respeto y consideración para con el Consejo Político de CC que debatió la posición adoptar ante la investidura de Sánchez. Ha sido también una auténtica tomadura de pelo a las personas que, al parecer de forma «unánime», adoptaron la decisión de abstenerse. Les ha dicho, a su modo y sin contemplaciones: reúnanse ustedes y decidan lo que quieran que ya haré yo lo que me dé la gana.
Pero quizá su voto en contra no haya sido tan sorprendente e inesperado como parece. Cuesta aceptar, incluso para un observador externo, que su posición y decisión no fuese conocida por otros miembros de CC, especialmente por sus íntimos y allegados. Cuesta creer que se deba a algunas dudas «morales» pues, si fuese así, tan exigente conciencia moral debería haberle advertido que, como mínimo, estas cosas no se le hacen a nadie, y menos a tus compañeros de viaje. Y cuesta, por último, creer que su posición se deba a una ocurrencia improvisada y de última hora. En fin, lo razonable es pensar, más bien, que la decisión de Oramas forma parte de una estrategia bien meditada y compartida con otros, aunque al margen de los órganos de CC.
Y quizá la primera piedra de esa estrategia resida en el preocupante cambio de posición política que subyace a la soflama de Ana Oramas en el Congreso de los Diputados, esto es, en el radical alejamiento de aquella actitud pragmática –basada en la supuesta defensa de «lo nuestro»- de la que tanto había alardeado ella y CC en las últimas décadas. Incluso su campaña electoral estuvo plagada de ese recurso a través de un ataque constante al gobierno central.
No está de más señalar que quizá fuera por esta actitud por la que unos pocos han caído en la ingenuidad de confundir este constante ataque a Madrid con una posición política nacionalista, al tiempo que han creído –vana ilusión- que con tales mimbres era posible una unificación en clave progresista del nacionalismo canario. En realidad, el discurso de Oramas nada tuvo que ver con la defensa de los fueros canarios. Ni tampoco con la exigencia de cumplir con la denominada «agenda canaria». Es más, en su intervención en el Congreso de los Diputados Ana Oramas ni siquiera mencionó aquella disparatada exigencia de última hora que no era más que una excusa para justificar el NO al gobierno de colación progresista. Me refiero obviamente a la petición de una bonificación -sin ninguna discriminación según niveles de renta- de un 60% de la cuota líquida a pagar por cada uno de los contribuyentes canarios en el IRPF, así como de una igual bonificación en el impuesto de sociedades. No. Nada de eso estuvo en su intervención. De hecho, Ana Oramas realizó un discurso puramente ideológico y plenamente alineado con las posiciones de la derecha y la ultraderecha española. Hasta tal punto es así que en nada se diferencian sus posiciones de las esgrimidas por el PP, Vox o Ciudadanos.
Sin embargo, y quizá esta sea otra pieza de la estrategia de Oramas y sus allegados, en el debate de investidura la diputada de CC ha ido mucho más allá. En realidad, tras su discurso se esconde otra opción de fondo que –es fundamental retenerlo- no se discutía en Madrid o en el Congreso. De hecho se ventilará en unos meses en la propia CC. Se trata, como sabemos, del próximo congreso de CC y, en resumen, del momento en que se decidirá quién y qué línea política regirá en CC (o lo que quede de ella) en los próximos años.
Ana Oramas, y con ella Alonso, Clavijo, Bermúdez, Linares,…, son perfectamente conscientes de que detrás de las actuales tensiones en CC está una corriente de opinión interna que pretende disputarles el liderazgo y mantener la línea política de CC. Y saben también que ha sido y es esa corriente interna -en ocasiones tildada de progresista- la que prefiere una actitud más pragmática y un entendimiento con el gobierno español, sea cual sea su signo político. Saben, en fin, que ha sido esa corriente de opinión la que –en contra de sus tesis- ha apostado por la abstención en el debate de investidura de Sánchez. Pero, así las cosas, lo que esa disputa interna está evidenciando es otra cuestión sumamente importante: está poniendo en discusión quién manda en CC o, en otros términos, está poniendo en cuestión la hegemonía de ATI en CC.
Aaaah, pero eso sí que no. Hasta ahí podíamos llegar. Como reza el dicho tradicional, «con las cosas de comer no se juega». ¡De ahí la posición y el desafío de Oramas!
De la hegemonía ática en CC, de sus sibilinos modos y arteras maneras saben muchos quienes la han soportado desde hace tiempo, aunque nunca hayan querido reconocerlo públicamente. Pero de pronto se han percatado de que ahora pueden desafiarla. Pueden y parece que algunos quieren hacerlo porque hay una diferencia fundamental con respecto al pasado. Hasta hace unos meses ATI, como fuerza hegemónica en CC, repartía prebendas y canonjías aquí o acullá con tal contentar a unos u otros y preservar el control y la cabeza de CC. Pero ya no puede hacerlo. Ha sido desalojada del poder en muchos municipios, en el Cabildo de Tenerife y en el propio gobierno de Canarias. ATI ya no tiene quien le escriba pidiendo favores, ni tampoco tiene con qué responder a esas cartas y ni con qué contentar a las partes hasta ahora condescendientes. Es más, algunos se han dado cuenta de que su radical giro a la derecha y su desalojo del poder les han perjudicado seriamente. Y eso también tiene su peso y sus consecuencias.
Con todo, el problema de la CC de hoy es cómo repartir lo poco que les queda y cómo mantener o derruir la hegemonía ática, además de cómo retornar al poder. Oramas y sus aliados se equivocan si creen que la manera de mantener su dominio es imponer -incluso contra las decisiones de los órganos- su orientación ideológica y su hegemonía política y orgánica. Esa es mala medicina. Ya se ha probado y se sabe que genera reacciones adversas.
De cualquier modo, veremos cómo termina esta terapia, aunque me temo que mal pues no falta ya quien aventure que esto terminará en la fractura de CC. De hecho, hay no pocos que están a la espera de que alguno dé el primer paso para luego ellos dar los propios en esa misma dirección.
Es posible que API y CC-GC, y más aún su nuevo socio en Gran Canaria (Unidos por Gran Canaria), quieran seguir aceptando la hegemonía de ATI y acompañarla en este intenso giro a la derecha. Pero parece poco probable que lo hagan las organizaciones de Fuerteventura, Lanzarote o incluso la de El Hierro. Veremos si finalmente tienen coraje para avanzar hacia una ruptura con CC, si deciden retornar a sus organizaciones insulares iniciales o, en fin, si deciden ir cada uno por su lado aunque mantengan la cáscara de CC.
Me apresuro a aventurar sin embargo que en CC no se atreverán a sancionar como se merece a Ana Oramas. Creen que si lo hacen está asegurada la ruptura por parte de ATI. Y hasta puede –creen otros- que quizá sea precisamente esto lo que persigue la propia Oramas y sus íntimos. Por eso quizá a lo más que se atreva el Consejo Político de CC es a una sanción simbólica, o poco más para cubrir las apariencias. Tampoco creo que Ana Oramas dimita y deje su acta de diputada. Ya ha dicho que esté o no en su partido, querrá negociar con el gobierno. Es paradójico y sorprendente que más adelante quiera negociar con el gobierno de Sánchez mientras ahora no quiera apoyar su investidura. Ella sabrá cómo se gestionan tales contradicciones. En cualquier caso, como decíamos, aceptar la insubordinación de Oramas supondrá aceptar públicamente que quien decide en CC es ATI y que sus órganos colectivos no pintan nada. Si cabe, una vergüenza y despropósito aún mayor. Así pues, las cosas están que arden y están difíciles en CC.
Estas mismas tensiones y derivas de CC han animado a alguno de sus competidores políticos a manifestar su propensión a abrirle sus puertas a los disidentes coalicioneros, aunque quizá lo promuevan bajo el ropaje de aquella apuesta por la unidad del nacionalismo canario. No obstante, parece claro que tras el episodio de Oramas esa apuesta ha perdido gran parte de su aliento y recorrido. Veremos cómo evoluciona en los próximos meses.
Pero si bien es posible que algo de esto ocurra, lo cierto es que lo que ya ha ocurrido (aunque no lo parezca) es otro movimiento sumamente importante por parte de ATI: la vuelta a sus esencias conservadoras e insularistas. Desalojada del poder municipal, insular y autonómico, ATI ha percibido con toda claridad que mantener sus actuales porcentajes electorales será muy difícil, y que más difícil aún será recuperar el poder en muchas de las instituciones de las que ha sido desalojada. Sus más relevantes portavoces lo saben. De hecho, están ya buscando un nuevo discurso con el que afrontar el frio de la oposición y volver al calorcito del poder. Pero ese discurso no será ni nuevo ni tampoco estará vinculado a un nacionalismo progresista con el que en modo alguno empatizan. Está por ver cómo se expresa organizativamente y hasta puede que en breve veamos la creación de un nuevo/viejo partido. Pero ya hay indicios de sobra para pensar que se tratará de un retorno al insularismo y a un rancio conservadurismo disfrazado de defensa de Tenerife. En suma, es muy probable que, por unas y otras razones, la apuesta que subyazca al discurso y los modos de Oramas en la investidura de Sánchez no signifique otra cosa que el deseo de «una vuelta a casa», al insularismo y la derecha que siempre han defendido ella y ATI. Estaríamos pues ante una nueva vuelta a casa por Navidad, esto es, ante el retorno a una derecha insularista.
Con la constitución de las Cortes generales, esta mañana en el Congreso y el Senado, hemos dado los primeros pasos para arrancar la XIV legislatura, después del intento fallido de conformar gobierno que nos llevó a la celebración de nuevas Elecciones. El Partido Socialista ya pidió entonces disculpas por la imposibilidad de alcanzar respaldos suficientes para dotar a España de una dirección política que afronte los enormes retos del siglo XXI. Ahora, en esta nueva oportunidad que se abre, confiamos en dejar los bloqueos atrás e investir al ganador de los últimos Comicios, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.
Presidente de un gobierno justo, solidario, igualitario y sensible respecto a la crisis ambiental planetaria. Las primeras señales no dejan lugar a la duda: el acuerdo inmediato con Unidas Podemos ha mostrado una nueva flexibilidad y capacidad de diálogo que coloca el interés general por encima de la lícita ambición partidista.
La presurosa oferta de acoger la Cumbre del Clima es prueba evidente de la preocupación del todavía Ejecutivo en funciones sobre el impacto del calentamiento global para las vidas de las personas presentes y futuras. Y la designación de dos mujeres al frente de las Mesas del Congreso y del Senado no puede sino interpretarse como la apuesta decidida por la Igualdad en todos los ámbitos, también en el espacio de poder donde menos representación alcanzan las mujeres, el politico.
Quienes se llenan la boca de España deben entender el daño que ocasiona la interinidad del Gobierno. Hay que tomar decisiones urgentes ante un mercado laboral que empieza a ofrecer síntomas de debilidad, ante una realidad migratoria que exige atención permanente, ante los nuevos datos del informe PISA que confirman que la educación de nuestros jóvenes no marcha como debiera, ante la cifra de feminicidios, que sigue escalando cada día.
Señores y señoras representantes electos del bloque de la Derecha: Hagamos la política donde corresponde, en las Cámaras del Congreso y el Senado, hagámoslo con responsabilidad hacia la comunidad que nos ha delegado el compromiso de trabajar para atender sus demandas y paliar sus dificultades. Respeten el resultado electoral y trabajen para darle un vuelco en la próxima cita con las urnas. Y mientras tanto, no estrangulen las oportunidades de nuestra joven Democracia ni la coloquen en manos de quienes solo quieren una independencia retrógrada e insolidaria, que nos satura y nos impide prestar atención a los problemas generales de la ciudadanía.
La actualidad de Arrecife estos días pasa por el reconocimiento extrajudicial de crédito aprobado en el pleno municipal con los únicos votos a favor del grupo de gobierno y los votos en contra de los partidos de la oposición, en este caso CC y Podemos, bajo el argumento de las prisas y del volumen económico de la operación. Y sí, tienen razón. El gobierno liderado por la alcaldesa Ástrid Pérez ha puesto en evidencia (no ha querido esconder) que, efectivamente, es urgente que el Ayuntamiento de Arrecife pague lo que debe, como es su obligación legal.
Y es urgente y necesario porque además no estamos hablando de una cuantía menor, y ahí también tiene razón la oposición. Estamos hablando del pago de 2.466 facturas por valor de 6.451.422, 58 euros. Casi seis millones y medio de euros, de 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019, que se debían por suministro de productos o por prestación de servicios y que en cuestión de apenas un mes podrán estar en manos de los proveedores que llevan años y años esperando. Y es ahí donde la oposición nacionalista de CC calla, se esconde, y mira para otro lado para intentar que pase por alto ante la ciudadanía que ellos son responsables de parte de esta deuda millonaria fruto de sus años de cogobierno con los socialistas en Arrecife.
Por eso sorprende, y mucho, el papel que están adoptando los nacionalistas de CC. Porque más y mejor que ellos nadie sabe de su dejadez a la hora de pagar lo que se debía por mucho que ahora se cuestione incluso el trabajo de los técnicos que han fiscalizado cada factura.
Por eso creo, con total sinceridad, que si de algo hay que acusar al gobierno liderado por Ástrid Pérez es de coraje, de valentía política y de no dudar a la hora de coger el toro por los cuernos, sabedores de que solo así se podrá ir sacando a la ciudad del pozo en el que la ha encontrado. Hasta el propio responsable de Intervención señalaba que “estamos ante una operación quirúrgica de riesgo” pero poco menos que toca “hacer una cicatriz”. Y esa es la responsabilidad que, con todas sus consecuencias, está asumiendo el actual gobierno pese a todas las dificultades y las piedras que se está encontrando por el camino.
Nadie dijo que iba a ser fácil. Todo lo contrario. Pero lo que no se le puede achacar a los actuales responsables municipales es que no estén poniendo toda la carne en el asador para que este ayuntamiento remonte y donde el ir pagando parte de lo que se debe, y que otros dejaron, forma parte del majo y limpio necesario para poder a avanzar.
Hace unos días, como todos los años, el 20 de noviembre celebramos el Día Internacional de los Derechos de la Infancia, un día dedicado a recordar y reivindicar los derechos de todas las niñas, niños y adolescentes del planeta, sin exclusión.
Ninguna causa, etnia, cultura, creencia, religión, país de origen, clase social, identidad de género u orientación sexual puede condicionar o mermar estos derechos que con la misma legitimidad de Derechos Humanos, son universales para todas y todos.
En estos días, muchas instituciones, ciudades y pueblos de nuestras islas han conmemorado la fecha con celebraciones solidarias, seguro que la mayoría de ellas diseñadas con las mejores intenciones, nacidas del corazón y ejecutadas con la generosidad y respeto de quienes, de forma coherente, entienden y aplican los principios de el “bien superior del menor” que deben de regir todas las acciones cuando de Infancia, niñas y niños se trata.
Pero hay también autoridades que, escondidas entre buenas palabras y lugares comunes, trufan sus discursos con pequeñas perlas tales como “no somos racistas ni xenófobos, pero”… y en ese ‘pero’ encierran toda la carga de prejuicios y rechazo que llevan dentro, basada, precisamente, en la xenofobia que sienten y alimentan con respecto a un colectivo de criaturas -que no individualizan para no humanizarlas- que han llegado solas a nuestra tierra, jugándose la vida en miserables pateras, en embarcaciones de mala muerte -nunca mejor dicho- con el sueño de llegar tener un futuro, una vida mínimamente digna. A veces, solo una vida.
Les llaman MENA para no nombrarles, para ocultar que detrás de esas cuatro letras, lo que hay son niñas y niños, adolescentes en su mayoría, que se encuentran solos y perdidos, sin sus familias, sin su gente. Con todo el miedo que da lo desconocido, en una tierra extraña, con una cultura e idioma diferentes, y a todo esto, desde su vulnerabilidad, se tienen que enfrentar.
Les llaman MENA y así, sin ningún pudor, algunos alcaldes y alcaldesas, responsables públicos, representantes de partidos políticos -cuyas siglas preferimos ignorar- propagan, desde su infamia, toda clase de mentiras y bulos que lo único cierto que expresan es la verdad de su odio y desprecio.
Se permiten la bajeza moral de jalear a sus pueblos, invitarles a promover manifestaciones xenófobas, a que salgan a la calle para que las casas o centros donde son acogidos o acogidas, no estén en sus pueblos, en sus barrios o ciudades.
A toda esta gente queremos recordarles que los derechos de la infancia están plenamente estipulados en la Convención sobre los Derechos del Niño, elaborada durante 10 años con las aportaciones de representantes de diversas sociedades, culturas y religiones, que fue aprobada como tratado internacional de derechos humanos el 20 de noviembre de 1989, que todos los países firmantes, entre ellos España -sí, esa España de la que tanto se les llena la boca a algunos- se comprometieron a su obligado cumplimiento
Que si les da mucha pereza, se lean solo el Artículo 2:
- “Los Estados Partes respetarán los derechos enunciados en la presente Convención y asegurarán su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna, independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus representantes legales.”
- “Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar que el niño se vea protegido contra toda forma de discriminación o castigo por causa de la condición, las actividades, las opiniones expresadas o las creencias de sus padres, o sus tutores o de sus familiares.”
Y una vez más, estas “podemitas radicales” que somos, invitamos a todas las autoridades de nuestro país a que den ejemplo y se comprometan, en serio, con el cumplimiento de las leyes autonómicas, estatales y acuerdos internacionales que hemos suscrito.
Que no tengan la poca vergüenza de justificar o legitimar el racismo, la xenofobia y aporofobia que subyace en sus discursos, menos aún en sus acciones. Y que tampoco lo hagan, porque serían cómplices, quienes de forma indirecta apoyan y blanquean a organizaciones y partidos que niegan y no respetan los Derechos Humanos, que se esconden tras discursos patriotas, fomentando el miedo y el odio, dispuestos a ignorar las leyes, hasta las más sagradas, como las que tratan los derechos de las niñas, niños y adolescentes más vulnerables.
Porque, tal como se recoge en el Plan de Acción de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, de 1990: “No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana”
Los resultados de las recientes elecciones generales nos han dejado un panorama que, pese a que presenta ciertos elementos de continuidad con respecto a las anteriores, aporta también algunos cambios significativos en el sistema de partidos del Estado español. No obstante, pocas dudas caben de que forman parte de un convulso ciclo político-electoral iniciado en 2015, en el que se han convocado nada menos que cuatro elecciones generales y que quizá pueda culminar en esta legislatura.
Del lado de la continuidad se encuentra sin duda el nuevo “empate” entre los bloques de las izquierdas y las derechas estatales, aunque se han dado importantes cambios en el interior de cada bloque, en especial en el de las derechas. Así, en las izquierdas asistimos a otra victoria del PSOE con 120 escaños que aumenta ligeramente su ventaja respecto a UP, si bien pierde tres escaños y se queda de nuevo muy lejos de la mayoría absoluta. Podría decirse así que la estrategia electoral del PSOE guiada por el deseo de aumentar su mayoría ha fracasado estrepitosamente. Asistimos igualmente a un nuevo descenso de UP que retrocede y se queda con 35 escaños (antes 42) y a la muy débil emergencia de Más País-Equo con tan solo 3 escaños, aunque –frente a lo que se sugiere- parece que poco afectó al descenso de UP. Por su parte, en el bloque de las derechas cabe reseñar que el PP se mantiene como segunda fuerza política y recupera terreno con una significativa subida de 22 escaños (88, antes 66). Destaca también el fuerte crecimiento de la ultraderecha con los 52 escaños de VOX (28 más que en las elecciones anteriores), consolidando el fin de «la excepción española» y convirtiéndose en un partido homologado con sus socios de la ultraderecha europea. Y sobresale finalmente la imponente debacle de Ciudadanos que, tras su errática y polarizadora estrategia política así como tras su decidido giro a la derecha, desciende nada menos que 47 escaños que, probablemente, haya perdido a causa de un importante y mayoritario trasvase de votos desde Ciudadanos al PP y a Vox.
De todo estos resultados se desprende, sin embargo, que la suma de PSOE, Unidas Podemos y Más País-Equo (158 escaños) en poco se diferencia actualmente de la suma entre PP, Vox y Ciudadanos (152, añadiendo los dos obtenidos por Navarra Suma). Parece pues que en estas elecciones el empate entre ambos bloques ha sido más real que en las pasadas elecciones, pues mientras ahora el bloque de las izquierdas ha descendido 7 escaños, el bloque de las derechas ha crecido 5. Pero más allá de estos cambios internos, el empate de abril y el nuevo empate de noviembre (al igual que los empates de diciembre de 2015 y de junio de 2016) significan simple y llanamente que, dado que ambos bloques han quedado respectivamente lejos de la mayoría absoluta, ni uno ni otro podía o puede conformar gobierno por sí solo y necesitan del concurso de otras fuerzas para ello. De manera similar y como consecuencia de lo anterior, este nuevo empate entre los dos bloques sugiere la doble hipótesis, por un lado, de que el bipartidismo ha sido sustituido por el bibloquismo y, por otro, de que -grosso modo- la movilidad electoral (el cambio de preferencias electorales de la ciudadanía) ha ocurrido –aunque no solo- entre las fuerzas políticas de cada uno de los bloques más que entre fuerzas de uno y otro bloque. La tercera de las continuidades residiría a su vez en que, una vez más, parece abrirse la posibilidad de un nuevo bloqueo para la formación de gobierno y hasta el peligro de una nueva repetición de las elecciones. Finalmente, parece que también persiste una situación en la que, de nuevo, corre a cargo de las fuerzas nacionalistas/regionalistas deshacer ese empate entre los bloques de las derechas y las izquierdas estatales.
Hay una última continuidad que creo igualmente significativa: una vez más parece que –cerrada la posibilidad de la “gran coalición” a raíz de los mutuos vetos que se han interpuesto y, por el momento, mantienen el PP y el PSOE- sigue descartada la posibilidad de que el bloque de las derechas pueda formar gobierno mientras ocurre lo mismo con el bloque de las izquierdas que, al igual que tras las generales de abril, sí puede lograrlo, aunque para ello debe contar con diferentes formas de colaboración (coalición, acuerdo de legislatura, acuerdo de investidura) por parte de las fuerzas regionalistas/nacionalistas. Esta circunstancia, que insistimos también se dio tras las generales del pasado abril, debería llevar -tanto al PP como a Ciudadanos- a repensar en alguna medida su estrategia política basada, de una parte, en la polarización, confrontación y hasta crispación tanto con las izquierdas como con los partidos nacionalistas en especial a través del problema territorial y la cuestión catalana y, de otra, en la complicidad, blanqueo y colaboración con la ultraderecha representada por VOX asumiendo de hecho buena parte de su excluyente discurso político. De no ser así, no solo ocasionarán graves daños a la convivencia política y al propio sistema democrático. También tendrán –salvo circunstancias excepcionales o cambios importantes en las preferencias electorales de la ciudadanía- serias dificultades para acceder al poder y gobernar. Sin duda, parecía que una estrategia de este tipo era más fácil para Ciudadanos que, de hecho, nació con vocación de centro liberal y partido bisagra entre uno y otro bloque. Pero la deriva polarizadora, derechista y recentralizadora a que Albert Ribera condujo al partido (y la actual persistencia de Arrimadas y Villegas en esta estrategia) parece que cierran definitivamente la puerta a tal cambio de estrategia.
No obstante, como decíamos al principio, estas elecciones también han aportado unos cuantos e importantes cambios políticos. Uno de ellos es sin duda la realidad de un sistema de partidos mucho más plural, rico y complejo. Tanto es así que, considerando por separado las coaliciones conformadas por Podemos-IU y sus confluencias (ECP y Podemos-EU) así como por el PP y Ciudadanos (Navarra Suma) y Más País (Compromís), mientras en las elecciones del pasado abril fueron 13 las fuerzas políticas que obtuvieron representación parlamentaria, ahora nos encontramos con nada menos que 19. La novedad reside en que, junto a las fuerzas nacionalistas/regionalistas que ya tenían representación (ERC, JxC, PNV, EH-Bildu, CC/NC, Navarra Suma, PRC, a las que podríamos añadir ECP y Podemos-EU), emergen ahora no solo una nueva fuerza política de carácter estatal (Más País-Equo) sino varias de ámbito regional o nacionalista (CUP, BNG, Compromís, Teruel Existe). En todo caso, nuestro sistema de partidos queda ahora conformado por 6 fuerzas políticas de ámbito estatal (tres en el bloque de la izquierda y tres en el de la derecha) y 13 de carácter nacionalista/regionalista. Este hecho alude, por una parte, a la realidad de una rica pluralidad ideológica basada en los polos izquierda/derecha-centralismo/nacionalismo, y en sus complejas combinaciones y modulaciones en la España actual. Alude también a la diversidad existente en el interior de cada uno de estos polos. De hecho, sugieren que convendría reconocer abiertamente esta pluralidad y tomar buena nota de la configuración multipolar de nuestro sistema de partidos en el que conviven derechas estatalistas y nacionalistas con izquierdas estatalistas y nacionalistas. Y todo ello no refleja más que la realidad y persistencia del sano pluralismo ideológico inherente a toda sociedad democrática, al que en nuestro caso habría que añadir la igual permanencia de la cuestión territorial o del carácter plurinacional del Estado español.
Otro cambio significativo de estas elecciones es que han supuesto un avance en el número de escaños y en el peso político de las fuerzas nacionalistas. Esto sugiere que es posible que la estrategia recentralizadora de las derechas haya tenido como consecuencia su efecto contrario, el reforzamiento de las opciones nacionalistas/regionalistas. Pero sea como sea, sin incluir entre ellas a ECP, Podemos-EU y Navarra Suma, la realidad es que mientras en las elecciones de abril las fuerzas nacionalistas/regionalistas obtuvieron en conjunto 33 escaños, tras las recientes elecciones han alcanzado los 40. Ello ha sido posible por la emergencia de “nuevas” fuerzas (Teruel Existe, BNG, CUP, Compromís), por la mejora de las posiciones de otras (JxC, HB-Bildu), por el mantenimiento de otras (PNV, CC/NC, PRC) o por el ligero descenso de ERC que con sus 13 escaños sigue siendo, con diferencia, la mayor de las fuerzas nacionalistas.
Esta diversidad de fuerzas estatalistas y nacionalistas nos sitúa igualmente ante la rica complejidad del sistema de partidos y sugiere que, si bien en momentos anteriores a 2015 estábamos ante de un sistema pluripartidista, tras estas elecciones parece que avanzamos decididamente hacia la consolidación de un modelo multipartidista, o incluso hacia un multipartidismo atomizado. No deja de sorprender, frente a periodos previos, que este multipartidismo esté hoy basado tanto en la diversidad de fuerzas en los bloques de la derecha y la izquierda estatales como, sobre todo, en la emergencia de fuerzas nacionalistas/regionalistas de uno u otro signo ideopolítico. Es cierto que la fuerte polarización e incluso crispación que, en su particular batalla por la hegemonía del bloque de la derecha y por el acceso al gobierno, han alentado el PP, Vox y Ciudadanos durante los últimos años pudiera llevar a algunos a creer que este multipartidismo conduce inherentemente a la inestabilidad y el conflicto. Creen en este sentido que es hora ya de acabar con este convulso ciclo político a través de una restauración del bipartidismo gubernamental, de la recuperación de la vieja fórmula de la «gran coalición», del cambio hacia sistemas electorales mayoritarios reforzados o, en fin, de una vuelta a un nuevo y conservador «consenso en el centro».
Frente a tales deseos acaso sea mejor abrir la posibilidad de cerrar este ciclo político dando muestras de que el presente multipartidismo no solo constituye una expresión del normal pluralismo ideopolítico de nuestra sociedad. También de que puede poner fin al bloqueo y la inestabilidad institucional a través de la formación de gobiernos. Es precisamente en este sentido en el que, como ya sabemos, acaso resida la novedad más significativa tras los recientes resultados electorales.
El tan sorprendente como rápido preacuerdo al que han llegado el PSOE y UP para la formación de un gobierno progresista de coalición merece –al menos eso creo- ser saludado con ilusión y esperanza. Sin duda, de culminar con éxito puede poner fin –como ya hemos sugerido- al peligro de un nuevo bloqueo e inestabilidad institucional, así como al riesgo de una nueva convocatoria de elecciones anticipadas que no haría más que aumentar el razonable hartazgo y hasta el cabreo de la ciudadanía con unos partidos y líderes políticos incapaces de adoptar una cultura del diálogo, el compromiso y el acuerdo en pro de los intereses de las mayorías sociales. Pero merece también alguna que otra explicación -que todavía no se ha dado- acerca de por qué tras las elecciones de abril y en mejores condiciones (165 escaños frente a los 155 actuales) no llegaron a tal acuerdo y ahora, en peores condiciones, sí lo hacen.
En todo caso, de concluir con éxito, el reciente preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos significaría no solo la posibilidad de articular un gobierno progresista dispuesto cuando menos a afrontar algunos de los enormes y profundos malestares sociales que aquejan a nuestra sociedad. Supondría igualmente la confirmación de que, en un sistema multipartidista como el nuestro, es posible preservar nuestra rica pluralidad ideopolítica y mantener la estabilidad político-institucional, si bien cabe recordar que la crisis de algunas de las instituciones fundamentales del Estado nada ha tenido que ver con el multipartidismo sino por el contrario con otras prácticas tan poco edificantes como la corrupción, etc. Pero significaría finalmente el reconocimiento de que –al igual que ocurre ya en muchas de nuestras comunidades autónomas y en otros Estados de nuestro entorno- necesitamos y debemos dejar atrás el viejo bipartidismo gubernamental, la práctica de que solo uno de los dos grandes partidos (PSOE, PP) accede al gobierno y conforma gobiernos de un solo partido, aunque en ocasiones necesite el apoyo de otros partidos. De ser así se habría dado un importante paso para la consolidación del multipartidismo en el Estado español. Pero también se daría un primer movimiento en pro de la sustitución del bipartidismo gubernamental por el pluripartidismo gubernamental.
El gobierno de coalición que, a día de hoy, promueven PSOE y UP tropieza sin duda con serias dificultades que no solo derivan de la aritmética parlamentaria o de las reticencias de algunos poderes fácticos y hasta de algunos viejos o nuevos barones del PSOE. Provienen además del contexto de polarización y crispación alentado por las derechas, de la realidad del conflicto catalán, de los graves problemas sociales que soporta nuestra ciudadanía o, en fin, de la amenaza de una nueva crisis o recesión económica. Son problemas que sin duda tendrá que procurar superar, si bien deberá hacerlo sin renuncias sociales ni complicidades neoliberales. Pero creo por mi parte que una buena manera de fortalecer esta posibilidad quizá sea comenzar por ampliar la propia coalición que debe sustentar el gobierno de progreso que se quiere articular. Todo aconseja que esa coalición de gobierno sea, bajo formas diversas, lo más amplia posible y tenga la mayor cantidad de apoyos que se pueda. Es mucho lo que nos jugamos y no parece que la cuestión sea arriesgar esta posibilidad por uno u otro sillón. Los obstáculos son serios y queda mucho por hacer por parte de todas las fuerzas progresistas para culminar con éxito esta iniciativa. Pero seguro que vale la pena intentarlo pues, entre otras muchas cosas, quizá así podamos dar por culminado este convulso ciclo político-electoral y dar adecuado acomodo a la diversidad ideopolítica y a la pluralidad nacional que caracteriza a la sociedad y el Estado español.
La Formación Profesional en Canarias sufre un grave abandono que le impide desarrollarse al mismo nivel que lo está haciendo en otras comunidades autónomas y en el resto de Europa. Y dirán ustedes, ¿por qué tanto empeño en la Formación Profesional? Pues bien, la FP es fundamental para cualificar a nuestros jóvenes, generar emprendimiento eficaz y novedoso y conseguir mayores índices de empleabilidad.
La Formación Profesional es una vía que discurre en paralelo a la Universidad, en lo que al momento educativo se refiere, y por tanto debiera contar con su propio espacio diferenciado. No puede seguir transitando la misma autopista que utiliza la educación obligatoria (Primaria y Secundaria), puesto que ahí compite en desventaja, ya que siempre pesará más esta etapa obligatoria, dejando en último lugar a la FP.
No separar la Formación Profesional de la Primaria y la Secundaria supone estrangular el futuro y las posibilidades de miles de jóvenes canarios que no eligen la universidad. Jóvenes que quieren profesionalizarse y aprender un oficio para salir adelante y buscarse un hueco en el mercado laboral. Esta vía de formación, que ya están desarrollando otras comunidades autónomas, multiplica los beneficios para la economía local porque propicia la creación de empresas innovadoras y tecnológicas, capaces de crecer y salir al exterior.
La FP y la FP DUAL requieren de un espacio propio y diferenciado para que se le preste la atención que merecen y una Dirección General es insuficiente. En Canarias se debe abrir el debate para que la FP cuente con una Viceconsejería propia, siguiendo la pauta del Gobierno Central que le ha concedido mayor rango dentro del Ministerio, para darle visibilidad y reconocimiento. No es necesario inventar nada nuevo, basta con fijarse en modelos que funcionan y ofrecen excelentes resultados, como el que desarrolla el País Vasco o Alemania. Todo es cuestión de atención.