Gestionar la luz en todas sus dimensiones es un reto complejo. Implica reconocer tanto los riesgos derivados de un uso inadecuado como las oportunidades de mejora que se abren en las ciudades y territorios.
Por ello, el abordaje de esta cuestión no puede quedar en manos de una única disciplina: la interdisciplinaridad de las ciencias y los saberes se revela como la única vía para construir respuestas integrales, eficientes y adaptadas a la magnitud global del desafío.
En palabras del consejero de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, Samuel Martín, “en estos tiempos, marcados por la urgencia de repensar nuestra relación con el entorno, este llamamiento busca sumar voces y perspectivas para iluminar un futuro en el que el respeto a los ciclos naturales sea también un compromiso con el bienestar humano y ambiental”.
La Reserva de la Biosfera de Lanzarote, a través de la declaración emitida desde el congreso EQUINOX, propone una reflexión colectiva e interdisciplinar sobre la luz, un marco normativo más sensibilizado con la gestión lumínica y un esfuerzo pedagógico y de divulgación en torno a sus impactos positivos y negativos.
Las conclusiones del encuentro, celebrado los días 18 y 19 de septiembre, inciden en construir una cultura de relación con la luz sensata, sostenible y sana, que permita a los usuarios mejores elecciones y demandas más informadas; y ello, con el refuerzo de una regulación completa, más sensato y también más flexible, que esté presente en todos los niveles de nuestra administración.
La declaración recoge también la importancia de alinearse con las transiciones lumínicas y los ciclos de luz y oscuridad, pues durante el día, la exposición cotidiana y controlada a la luz natural aporta beneficios ampliamente demostrados para la salud física, mental y social; y durante la noche, en cambio, respetar el ambiente natural nocturno contribuye a preservar el descanso, la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas.