“Nos encontramos con una isla con ciertos galardones en peligro por una gestión anterior irresponsable y un discurso político vacío de contenido y ejecución”, lamenta el presidente del Cabildo en referencia a la pérdida económica y medioambiental que supuso la inacción del partido socialista.
El presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort, acompañado por el consejero de Energía Eólica, Domingo Cejas, ofreció este jueves una rueda de prensa para retratar el estado actual de la red de parques eólicos de Lanzarote y las consecuencias de la inacción, la falta de gestión y voluntad del anterior grupo de Gobierno que, como en otros tantos asuntos prioritarios para la isla, “se dejó ir sin calcular el impacto negativo de una procrastinación continuada con sello socialista”.
El presidente inició su intervención mostrando cifras objetivas del declive en los niveles de producción y el estado de los parques eólicos de Arrecife, Teguise I, Los Valles, Punta Grande y la Subestación Eléctrica del Consorcio del Agua de Lanzarote. “Los datos hablan por sí solos”, -apuntó Betancort-, señalando la caída sufrida en la producción desde 2019, pasando de 22.735 a 9.482 MWh en el caso del parque de Los Valles, y alertando sobre la drástica reducción de ingresos generados por la principal fuente de energía limpia de Lanzarote.
“El potencial ideal que podríamos alcanzar Lanzarote es de 85 mil megavatios-hora al año entre los 4 parques eólicos, sin embargo, solo se generan 55 mil, y eso ha sido motivado por no cumplir con las directrices de la institución marcada por los técnicos: garantizar el suministro, la instalación y el mantenimiento durante 5 años”, lamentó el presidente del Cabildo, denunciando que, salvo el parque de Arrecife, el resto no tiene contrato de mantenimiento desde abril de 2020, en el caso de la subestación del Consorcio; desde enero del 2022, en el caso de Punta Grande; desde septiembre del 2022 (Los Valles), o desde junio del 23 (Teguise I).
“Las causas del decrecimiento en la producción y en la actividad han significado también pérdidas económicas para la isla, que se calculan del orden de casi 2 millones de euros, que bien se podían haber invertido en nuevas infraestructuras que nos conviertan en una isla sostenible de verdad y no de boquilla”, criticó el actual presidente del Cabildo, que puso como ejemplo la falta de instalación de cargadores eléctricos.
“En definitiva, las infraestructuras están en total estado de abandono, y este desastre hay que analizarlo en su conjunto, porque afecta a toda la población y a su futuro”, añadió. “Lanzarote ha perdido dinero y puede perder más, no ha producido la energía eólica que potencialmente podría y la inacción ha provocado no solo más contaminación sino una situación más que cuestionable en la gestión pública”.
Objetivos del actual grupo de Gobierno
Tras el esbozo de la situación de las eólicas de la isla realizado por el presidente, el consejero del Área, Domingo Cejas, apuntó que “el objetivo más inmediato es lanzar los pliegos de contratación que permitan que todos los parques eólicos tengan servicios de mantenimiento óptimos para poder llevar la producción al 100%, además de bajar la contaminación atmosférica”.
Domingo Cejas recordó que “las cuentas de Consorcio y de Inalsa suman un total de 40 millones en su haber, lo que harán posible una inversión inmediata para desbloquear una situación adversa en materia medioambiental”.
“Al principio de este nuevo mandato político, y una vez que conocimos el diagnóstico en esta materia, nos afanamos en redactar los pliegos técnicos que nos van a permitir desbloquear cuanto antes contratos como el proyecto del parque de San Bartolomé y llegar a un acuerdo para cumplir con los criterios impuestos por la consejería de Biodiversidad del Gobierno de Canarias, respetando los periodos de anidación y todo aquello subsanable para ponerlo en marcha en un tiempo récord”, añadió el consejero.
El presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, finalizó la rueda de prensa asegurando que “a partir de ahora afianzará un modelo de isla sin miedo a perder o no estar a la altura de un galardón como el de la Reserva de la Biosfera, llevar a cabo una gestión responsable y económicamente rentable y fructífera para los habitantes de la isla de Lanzarote y La Graciosa, y aplicando políticas medioambientales reales que impulsen las energías limpias”. “Tenemos los recursos, la voluntad y el equipo”, concluyó.