“Hacíamos las tierras para poder vivir. Trabajábamos de la mañana a la noche”, explica tímidamente María Jorge Cruz, natural de Conil y elegida Mujer Rural del municipio de Tías 2025. El Ayuntamiento de Tías celebró esta mañana el Día Internacional de las Mujeres Rurales con un acto de reconocimiento a María como representante del sector primario.
Durante el acto, presidido por el alcalde, José Juan Cruz, el teniente de alcalde, Nicolás Saavedra, y la concejala de Cultura, Pepa González, se entregaron varios detalles a la homenajeada y se visualizó un vídeo en el que cuenta su experiencia como mujer de pueblo “nacida y vivida en Conil”. “Nací el 4 de abril de 1950, soy de Conil y de aquí no me he movido desde que nací”, dijo María con una sonrisa.
José Juan Cruz explicó que este reconocimiento “va también para nuestros ancestros, para todos los que han cultivado el suelo que nos sostiene y se han dedicado al sector primario, y para las mujeres de nuestro entorno que, como columna vertebral, sujetan nuestros recursos naturales y nuestro patrimonio histórico y cultural”.
Nicolás Saavedra añadió que “María representa la fuerza callada de tantas mujeres rurales que, sin pedir nada a cambio, han mantenido vivo el corazón de nuestros pueblos. Su historia nos recuerda que nuestra sociedad también se construye con las manos que siembran, con la paciencia del cuidado y con la dignidad del trabajo diario”.
María Jorge Cruz, hija de Prudencia Cruz López y Antonio Jorge Mosegue, muestra una relación muy cercana con la tierra. Su vida ha estado vinculada al campo, acompañando primero a sus abuelos Eufracina López Cabrera y Cristóbal Cruz Umpiérrez, y después a sus padres, Prudencia Cruz López y Antonio Jorge Mosegue.
Además de las tareas de plantar y recoger cebollas y tomates, se trasladaban hasta Playa Blanca con la burra y el camello “para vender lo que había” y en casa, aclara, no se paraba recogiendo hierba o atendiendo a los animales, a las cabras, gallinas y cochinos. “Recuerdo que mi abuelo mataba un cochino y lo metía en una barraca con sal para que durara meses. Eran otros tiempos”.
María, que también trabajó en el servicio de limpieza del Ayuntamiento de Tías, recuerda con nostalgia las fiestas antiguas cuando no había iglesia en Conil y disfrutaban de las celebraciones en Entre Montañas o Masdache, o las del Sagrado Corazón de Jesús, en Tegoyo.
Se casó con Emiliano González Rodríguez y tuvo cinco hijos: Rosario, Pedro Emilio, María Lourdes, Nieves María y Carmen Teresa, quienes le alegran la vida junto a sus nietos Nerea, Mateo, Carla, Iria, Ainhoa, Gabriel, Aday y Famara.