El Cabildo de Lanzarote conmemoró este jueves el décimo aniversario del Proyecto Imago, iniciativa gestionada por la Asociación Trib-Arte que acompaña a jóvenes en su transición a la vida adulta. El acto, celebrado en el salón de actos de la Corporación insular, reunió a decenas de personas y subrayó el impacto del programa en la inserción social y laboral de sus participantes.
La celebración estuvo presidida por el consejero de Bienestar Social e Inclusión, Marci Acuña; la presidenta de Trib-Arte, Lidia Pla; y el coordinador del proyecto, Silverio Campos. También asistieron el director general de Juventud del Gobierno de Canarias, Daniel Morales; la consejera de Juventud del Cabildo, Aroa Revelo; y el concejal de Juventud del Ayuntamiento de Arrecife, Rosmen Quevedo.
Acuña agradeció el trabajo del equipo profesional de la entidad, que atiende a más de un centenar de jóvenes en la isla, especialmente menores extranjeros no acompañados: “La sociedad de Lanzarote está en deuda con proyectos como este, que ayudan a nuestra juventud a alcanzar sus sueños”.
Por su parte, Pla destacó el enfoque comunitario de la iniciativa: “El Proyecto Imago nace de la pregunta ‘¿en qué sociedad queremos vivir?’ y de cómo aportamos para enriquecerla”. Silverio Campos subrayó que, para algunos adolescentes, Imago supone el único piso tutelado de emancipación en Lanzarote, que hoy dispone de 16 plazas gracias al apoyo institucional y al trabajo de un equipo humano “que está dando buenos resultados”.
Durante el acto se proyectaron vídeos con testimonios de participantes y se presentó un estudio final que constata la buena inserción en el mercado laboral de quienes han pasado por el programa. La jornada concluyó con la entrega de placas de reconocimiento a representantes de la entidad por su labor dentro de la Estrategia Insular de Inclusión.
Sobre el Proyecto Imago. Dirigido por Trib-Arte y financiado por el Cabildo de Lanzarote y el Gobierno de Canarias, Imago nació hace diez años para acompañar a jóvenes de 18 a 21 años que alcanzan la mayoría de edad en centros de acogimiento residencial o con medidas de protección, sin redes de apoyo sociales, familiares o económicas. Su desarrollo ha sido posible gracias a la implicación de profesionales, colaboradores, voluntariado, entidades y los propios jóvenes participantes.