El Colegio de Enfermería de Las Palmas ha defendido este lunes en el Parlamento de Canarias la implantación de un Servicio de Salud Escolar en todos los centros educativos del archipiélago, desde Infantil hasta Bachillerato, liderado por profesionales de enfermería.

La presidenta del Colegio de Enfermería de Las Palmas y del Consejo Canario de Colegios de Enfermería, Rita Mendoza, intervino en la Comisión de Educación, Formación Profesional y Deportes para pedir a las consejerías de Educación y de Sanidad del Gobierno de Canarias que asuman la implantación de la enfermera escolar en colegios e institutos. El objetivo, subrayó, es “proporcionar mayor seguridad a la comunidad educativa, fomentar entornos saludables para el aprendizaje y promover hábitos de vida sanos desde la primera escolarización hasta la vida adulta”.
Mendoza aclaró que no se plantea necesariamente contar con una enfermera en cada uno de los 770 centros educativos públicos no universitarios de las islas, sino organizar un Servicio de Salud Escolar estructurado y compartido, capaz de atender a todos los centros mediante la optimización de recursos. El coste, insistió, sería “anecdótico y perfectamente asumible” para las dos consejerías con mayor presupuesto del Ejecutivo autonómico, que suman más de 7.100 millones de euros, casi el 60% del gasto total previsto por la Comunidad Autónoma para 2025.
La presidenta recordó que la implantación de la salud escolar es una de las estrategias de salud pública más eficaces y coste-efectivas en las sociedades avanzadas. En la mayoría de países europeos, la figura de la enfermera escolar está plenamente integrada en el sistema educativo. Reino Unido dispone de una por cada 1.155 alumnos, Finlandia de una por cada 600 y Suecia de una por cada 451, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo internacional recomienda a sus Estados miembros desarrollar servicios de salud escolar liderados por enfermeras por los beneficios duraderos que aportan al alumnado y a la comunidad.
En España, sin embargo, la enfermera escolar apenas está integrada en los sistemas educativos autonómicos, salvo experiencias puntuales en comunidades como Madrid, Valencia o Andalucía. En Canarias existen actualmente dos iniciativas piloto: una, impulsada en 2021 por el Colegio de Enfermería de Las Palmas junto a los cabildos de Lanzarote y Gran Canaria, centrada en la promoción de la salud en centros educativos de Tías, Tinajo, San Bartolomé, Gáldar, Agüimes y Santa Brígida; y otra, promovida por el Servicio Canario de la Salud, orientada a la atención sanitaria directa del alumnado con necesidades especiales, administración de tratamientos y cuidados de enfermedades y lesiones.
Rita Mendoza defendió la coexistencia de ambos modelos —asistencial y de promoción y educación para la salud—, si bien pidió priorizar el enfoque preventivo y educativo. “La principal función de la enfermera escolar debe ser enseñar a la población en edad escolar a gestionar su propia salud física y mental y a adoptar estilos de vida más saludables y positivos”, señaló, apuntando a los beneficios a medio y largo plazo en términos de salud pública.
Tras tres cursos de experiencia piloto en Gran Canaria y Lanzarote, el Colegio de Enfermería ha evaluado el programa con una alta satisfacción por parte de alumnado, profesorado y familias. El éxito de la iniciativa ha generado un “efecto llamada”, con una demanda creciente de centros educativos que solicitan formalmente su implantación. Para la organización colegial, el futuro del Servicio de Salud Escolar “no puede seguir limitado a programas piloto”, sino que debe pasar a su institucionalización y extensión a todos los centros de Canarias.
Entre las líneas de trabajo prioritarias del Servicio de Salud Escolar, Mendoza citó la promoción del autocuidado y de los hábitos de vida saludables en todo el ciclo educativo, abordando contenidos como alimentación sana, actividad física, higiene, bienestar emocional, actuación ante accidentes, salud ambiental o prevención de adicciones. Estas actuaciones permitirían intervenir de forma temprana en problemas en los que Canarias lidera estadísticas estatales, como la obesidad y el sobrepeso infantil, o la prevalencia de problemas de salud mental en niños y adolescentes (depresión, ansiedad, trastornos del sueño).
El impacto positivo, subrayó, no se limitaría al alumnado: las familias se verían favorecidas por el papel prescriptor de los escolares en casa, mientras que profesorado y personal no docente podrían adquirir formación en salud escolar, prevención de accidentes y primeros auxilios, aumentando la seguridad ante cualquier contingencia sanitaria.
Rita Mendoza concluyó su intervención reiterando su llamamiento a que Canarias “dé un salto cualitativo y cuantitativo” en salud escolar, alineándose con los estándares europeos mediante un modelo preventivo y educativo. La inversión necesaria, recalcó, es “relativamente pequeña” frente a los enormes beneficios en salud, bienestar y también en rentabilidad económica para el sistema público: “Una población escolar más saludable se convertirá en una población adulta también más sana y con menos demandas de atención sanitaria en el futuro”.